LOS SECUNDARIOS: Su presencia cuenta
He tratado en entradas anteriores sobre los protagonistas, los antagonistas, creo que es respetuoso hacerlo ahora hacia el personaje secundario, ese personaje que no está bajo los reflectores en una obra de teatro, o apenas tiene líneas en una película. Pero en literatura no debe porqué pasar desapercibido.
Los autores noveles actuales, o guionistas profesionales, han hecho del secundario, un personaje de relleno o con un propósito muy corto.
Si nos basamos en películas, una y otra vez, vemos al personaje secundario (o terciario o de relleno), como ese personaje que se sienta al lado del protagonista y le explica porque se enroló en el ejercito, le muestra la foto de su amada y ese personaje muere en esa cruenta batalla. Es el personaje que NOS muestra la frágilidad de la vida, el disparador emocional de esa escena: pero no nos acordamos de su nombre.
El secundario también es usado como el personaje que sólo sirve para marcar un punto de humor en la escena, el amigo torpe, o mujeriego, o bebedor, o lo que sea, que saca del contexto la problemática del protagonista.
Pero siempre he sido enemiga de ese tipo de personajes, influenciada quizá por la literatura, o mi propio racionamiento. Los escritores actuales, con más trayectoria que un novel, también están de acuerdo que un personaje secundario, no es un relleno y no debe ser un personaje sin sentido o plano.
Pero ¿qué cuales son los personajes secundarios? Se refiere a aquelos que no tengan una historia principal como protagónico, sin embargo su presencia es necesaria para el desarrollo o desenvolvimiento de la trama. Los personajes secundarios son necesarios, porque sin la ayuda de ellos, el protagonista no puede desvelar una historia por si mismo.
No puedo imaginarme a El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, sin Sancho Panza. Personaje que sirvió como una especie de balanza en la personalidad del quijote, en donde fue el incitador de la cordura del caballero, y Cervantes lo hizo crecer, modificando su personalidad a través de la novela, dándole hasta cierto protagonismo, pasando de secundario a coprotagonista en algunas escenas. Porque el hidalgo, necesitaba de su escudero.
Un personaje secundario, no es un mero relleno literario. Yo prefiero pensar que existen esos personajes de relleno que no aportan nada a la historia, y por ende, no deberíamos preocuparnos tanto de ellos, porque sólo están en un determinado momento, y su presencia o ausencia no afecta el desarrollo de la columna de la historia.
Sin embargo, el personaje secundario no debe ser tomado a la ligera. Hay pautas que debemos considerar acerca de ellos. Sobre todo aquellos personajes “extra” que tienen una misión dentro de la historia. Recordemos lo que el personaje secundario aporta a la historia: Tal como Sancho, es, o casi es, un protagonico, en muchos casosÑ o la presencia momentanea sí tiene una verdadera validez para el desarrollo de la trama. El personaje secundario revela la personalidad de los protagónicos, revela puntos claves en la historia, motiva/frena al protagonista, ayuda a definir la historia, ya sea con sus acciones o los diálogos que tenga con los protagonistas u otro personaje secundario.
Cada autor desarrolla sus personajes de una forma única y peculiar, toma tiempo para buscarles un nombre, un físico y crearles una personalidad. Pero cuando de secundarios se trata, pareciera que esperamos que ellos aparezcan solos, y todo su conjunto, se vaya desarrollando acorde a la trama: Error.
Lo que hace importante a tu rosa, es el tiempo que has invertido en ella. - El zorro - El Principito de Antoine de Saint-Exupéry
El zorro es un personaje secundario en la historia de El Principito. Pero fue un apoyo a la historia, tiene también un peso en la misma, motivó, desafió, e hizo crecer al personaje con sus enseñanzas (y debo confesar que su diálogo tiene muchas frases que me han conmovido).
Al personaje secundiario debemos tratarlos con el mismo respeto que lo hacemos al protagonista. Recordemos que el aporte que ellos le brindan a la credibilidad de la historia, o los personajes principales, es importante. Si tenemos personajes secundarios débiles, es muy poco probable que los protagonistas tengan el impacto que pretendemos darles, y una buena historia puede fracasar por culpa de esos personajes “no memorables”.
Por ello, debemos tomar en cuenta algunos aspectos:
1- Construir personajes secundarios con responsabilidad: Así como tomamos tiempo para hacerlo con los protagónicos, es necesario pensar es los secundarios que tienen relevancia en la historia. Debemos tomar cuanto están “en escena” para que mantengan su rol de secundarios y no se apoderen de la historia. Aunque no escribamos mucho de ellos, sí debemos estar conscientes que tienen un pasado, un físico, carácter y el rol que pretendemos que tengan en la historia, aún sin haber escrito nada acerca de ellos en la historia. Mucha de esa información no está obligada a ser parte de tus escritos, pero conocer el “backstory” de tus personajes, te hace comprender mejor porque actúan como lo hacen.
2-Tan creíbles como el protagonista: Esto es necesario para no caer en la problemática de la inconsistencia del personaje. No debemos olvidar cómo y quienes son. No hay nada más penoso que cometer el error de desconocimiento de nuestros personajes, porque no hemos reparado en ellos lo suficiente. Describirla como pelirroja al inicio, para terminar de decir que es castaña al final de la historia, u otros errores por el estilo. Esto nos desacredita como buenos planificadores de historias. Esto incluye también el balance entre cuán bueno y cuán malo es el personaje.
3-Definir su papel desde el inicio (o mucho mejor, desde antes): Esto es con cualquier personaje secundario. Yo siempre utilizo el método, si tiene nombre es porque tendrá importancia en la historia. Si un personaje aparece eventualmente en la historia, pero su papel no afectara ni positiva o negativamente la acción, nunca le daré un nombre, lo llamo personaje de relleno. Siempre se le identificará como “la secretaria del Sr. López”, “la encargada de la cafetería escolar”, “el portero”, etc. Si un “personaje secundario” aparece una sola vez, no debemos darle un nombre: No vamos a escribir que el mecánico se llamaba “Roy” por la etiqueta en su mono, es un detalle que al lector realmente no le interesa y lo olvidará porque no tiene importancia. No llenemos de información innecesaria o superflua sobre los secundarios, si su papel es de “relleno”. Los secundarios que sí tienen su espacio de importancia, a estos debemos darle el trato que hablamos en el inciso 1.
4-También evolucionan: El personaje secundario está presente en la historia, el mismo debe evolucionar con la misma. Sus acciones pueden afectar al protagonista, y a su vez, lo que le ocurre al protagonista le afecta a él. Muchos personajes secundarios, sólo están ahí para marcar al protagonista. Como mencionábamos, ese soldado enamorado que muere en batalla. Si su muerte no afecta al protagonista de alguna manera, no deberíamos escribir una escena previa de su historia. Su muerte debería afectar al protagonista de alguna manera. ¿Le infunde coraje, sucumbe al miedo? ¿Busca a la novia del fallecido? ¿Decide por fin declararse a su mejor amiga? Si sólo deseamos mostrar la crueldad de la guerra, debemos ser más innovadores a los clichés emocionales tantas veces usados.
Uno de los secundarios que podemos ver que sí marcaron a una protagonista es Beth con Jo, las dos hermanas de Mujercitas. Beth es tímida, callada y caritativa; un personaje que es tan “plano” que podría haber pasado desapercibido ante la personalidad más llamativa de sus otras hermanas. Pero Jo, le dedica su libro, mostrando la enorme influencia que la chica tuvo en su hermana mayor, que aún después de muerta, es amada y honrada.
5-El secundario no es invisible: Debemos dotarlos de su propia personalidad. Dotarlo de cualidades o defectos que “en conjunto” afectan la historia. Por ejemplo, tenemos a la chica que es chismosa, le gusta exagerar todo. Y es por un rumor que ese personaje expande, que el protagonista tiene una pelea catastrófica con su novia. Si el personaje es chismoso, pero no afecta a la historia, esa parte de la personalidad no importa si es quitada porque no influye en nada a la trama. La invisibilidad de un personaje es hacerlo tan plano como una hoja en blanco. Los secundarios deben tener carácter, el que sea, pero deben distinguirse del resto por algo. Eso incluye no solo su personalidad, puede ser su forma de pensar, idiologia, o físico. 6-Revela lo que importa: El personaje secundario, no solo revelara aquello importante en la historia. Como testigo, conocedor de algo relevante, apoyo moral o piedra de tropiezo en la meta de los protagonistas. Es importante saber qué tanto puede aportar. Tener una idea clara de qué rol tienen en la trama. Todas las historias tienen una trama principal, y se dividen en subtramas para descargar la tensión; esas subhistorias pueden recaer en los secundarios, pero ¡ojo! no podemos llenar de información esos subtramas, sobre todo si esta será una distracción de la esencia principal de lo que se escribe.
7-Un secundario importante: En todas las historias se necesitan los personajes extras; sin embargo, hay personajes secundarios que tienen un rol más importante que otros. Aprende a diferenciarlos. Eso ayudará a que el lector también le sea más fácil identificarlos. Como mencioné, en mi caso les doy un nombre, y ese tendrá tanta importancia a la hora de seleccionarlo como el de los protagonistas. Si tienes varios personajes secundarios recurrentes, evita darles nombres similares: Mario y María, Jean y Jim, etc. Recuerda que en tu cabeza ellos tienen un físico completo, un lugar especifico, mas no así para el lector. Si los secundarios se mezclan entre ellos, procura que sea muy clara la diferencia entre unos y otros, sobre todo con sus nombres.
8-El secundario anónimo o de relleno: He mencionado al inicio a este personaje que carece de nombre; sin embargo si aparece en el texto, es porque ha de manifestar algo. Los secundarios anónimos pueden ser una persona, un grupo y hasta una sociedad. Puedes usarlos para crear el ambiente de ese mundo en donde se mueve tu historia. No aplica únicamente para las novelas medievales o de fantasía, son la sociedad actual que también puede reflejar lo que se vive como el día a día.
9-El secundario que marca un lugar: Tal como mencioné, existen esos personajes que no tienen nombre, si no únicamente como “el portero”. Pero, si se convierte en un lugar recurrente, debe existir también una razón para ello. Debes considerar que tus personajes no vagan por un universo sin razón. Piensa en la importancia de ese Lobby o ese restaurante. Si usas el recurso de ese secundario-lugar, debe existir una razón concreta que ayude a la trama o desarrolle ese “mundo”; de lo contrario estás llenando espacios de relleno con información que no conduce a nada.
10-“Ese es mi puesto”: Es la frase icónica de Sheldon Cooper de The Big Bang Theory. También la presencia de un secundario debe estar justificada en determinada escena. He leído libros en donde hay cinco o seis personajes en una escena, en donde dos hablan y el resto pasa desapercibido. Los notas cuando comienzas la lectura, para luego desaparecer del escenario, y reaparecer cuando se “salen” de la escena. Si un personaje secundario no ofrece una frase clave, o ayuda a crear un ambiente creíble, es mucho mejor que lo borres de la escena. En muchas ocasiones no es necesario que ellos tengan diálogo, pero mostrarlos en alguna “acción o actitud” quitará esa sensación de espacio vacío que mencionamos en el inciso anterior. Si están en su puesto, éste se debe a un propósito que sólo puede ser cumplido por ellos.
11-Cuando menos es más: Tiendo a escribir muchos personajes tantos principales, como secundarios. Sin embargo trato de seguir los incisos que les he recomendado. Pero, a veces una historia no necesita de muchos personajes secundarios. Una historia puede ser presentada con un mínimo, y no por ello no tener un gran impacto. Si un determinado personaje puede suplir las acciones de otro, es mejor tener uno y no cuatro haciendo lo mismo. Por ejemplo, tenemos el amigo que siempre desafía al protagonista a no rendirse. Podemos dejar que un solo personaje tome diferentes facetas: El que orienta, el que lo escucha, el que da ánimo y el que reprende. No necesitas a Mateo, Marcos, Lucas y Juan para que lo hagan. Debemos equilibrar nuestros secundarios con la trama. Un libro como El Señor de los Anillos, no sería lo mismo si sólo hablaramos de los siete personajes principales en el volumen de “La Comunidad del Anillo”, la novela cuenta con más de cien personajes con mayor y menor relevancia dentro de los secundarios. Pero, no somos Tolkien. Manejar tanta cantidad de personajes, sin una estructura sólida de creación, puede causar mucho más mal que bien a una historia compleja. Si crees que tu historia sí necesita de un enorme número de personajes secundarios, debes ser ordenado, metódico y tener todos los detalles de cada uno. Confundir a los personajes, sólo demostrará la poca planificación, cuidado y preparación del autor.
12-Sea sensato: Esto no es una cualidad del personaje secundario, sino de nosotros quienes les damos vida. Debemos ser conscientes de nuestra historia. Por ello es tan importante, contar con la idea básica, los subtramas que deseamos adicionar y como se desarrolla y concluye esa idea. Escribir sobre la marcha le puede resultar a muchos una libertad de expresión, sin ataduras. Sin embargo, la rienda se puede salir de las manos con personajes adicionados por emoción sin planificación. Repito, si un personaje no aporta nada, sólo es un relleno decorativo, no gastemos nuestras neuronas, esfuerzo y tiempo dándole espacio en páginas y páginas. Invirtamos esto en aquellos que sí producen algo relevante a la historia.
Escribir sobre los personajes secundarios es divertido, podemos permitirnos un poco más ligerezas que con uno principal, pero recordemos que al final todo queda plasmado en una hoja, su influencia es como la luna, cambia las mareas. Que su presencia en nuestros textos, sea al final una experiencia grata, que ellos también hagan resplandecer esa historia que nos apasionó tanto que fue imposible no escribir.
Cuéntanos cómo desarrollas tus personajes secundarios, ¿cuales crees qué es tu debilidad a la hora de hacerlo? ¿Tienes un personaje secundario favorito?
El mío es el Coronel Brandon de Sensatez y Sentimientos.
Espero que este aporte te sea de utilidad, si crees que le puede servir a otra persona, compartelo. Escribe tus comentarios, cuéntanos tu experiencia. Siempre es grato saber de tí.
¡Nos leemos!
K. Marce
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