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NARRACIÓN EN SEGUNDA PERSONA- Más que simples pronombres

Hola, queridos compañeros. Espero que se encuentren bien. En esta nueva entrada vamos a tratar el narrador en segunda persona, y vamos a conocer las diferentes formas de mostrarlo.



Veamos un ejemplo para comenzar a entrar en calor, un fragmento de ‘Sorry‘ de Drvenkar Zoran:


«Su zapato izquierdo se le cae del pie cuando la pegas a la pared. Al hacerlo, te le acercas tanto que sientes náuseas. Su cuerpo inerte es blando, resulta difícil mantenerlo en posición vertical. Todas las horas de gimnasio encuentran por fin su recompensa. Tu fuerza te otorga tranquilidad. Estáis allí, pecho con pecho. Su respiración huele a humo frío. Le alzas los brazos, y su cuerpo se separa algunos centímetros del suelo; tomas impulso con el martillo y golpeas.»


¿Y bien? ¿Qué opinas? ¿Te sientes en la piel del asesino? es dentro de las intenciones que tiene como característica este tipo de narrador, que el lector se sienta parte de la historia, efecto que no se logra con los otros narradores, ni siquiera con el narrador en primera persona protagonista.

Este tipo de narrador es especialmente interesante en terror psicológico, amor y misterio, donde tal vez te encuentres atrapado… y quizás sin salida.

Este tipo de narrador es mucho más que un simple cambio de pronombres para lograr el efecto deseado.


¿Por qué deberías escoger un narrador en segunda persona en lugar de otro tipo de voz?

La solución es muy sencilla: el destinatario de tu historia. Y es que, aunque tú no estés escribiendo tu novela o tu relato para una persona concreta, sino para un lector general, el narrador en segunda persona habla directamente a alguien. Este “destinatario interno” que encontramos es el lector que disfruta de la obra.


¿Cuándo lo podemos utilizar?
  1. Cuando queremos dar a nuestro relato una fuerte carga emocional y psicológica.

  2. Cuando queremos que el lector empatice con el personaje protagonista, no solo inquietándose por lo que le ocurre a ese personaje sino porque siente que le ocurre a él mismo.

Perspectivas para el narrador en segunda persona
  • 1.- Interno (homodiegético)

Cuenta la historia desde la voz de un personaje protagonista o un testigo, solo cuenta lo que está sucediendo quedando limitado a lo que él sabe y conoce; no puede hacer mención sobre los pensamientos de otros personajes o de elementos que desconoce.

Si usamos este narrador tenemos que escoger muy bien lo que podemos contar y lo que no.

Existen dos tipos de narradores Internos u homodiegéticos que son utilizados en segunda persona:

  • 1.1- El epistolar

Se presentan cartas en la narración, escritas por el lector o él las recibe. Se combina con la primera persona, pues es el protagonista quien escribe las cartas.

Ejemplo:

Te escribo para ponerte al tanto de la situación. Sé que estás ocupada, que la familia complica todo, pero no estoy bien. Hace cinco días que no como, y no es por falta de recursos. Mi cuerpo solo soporta el agua… No sé hasta cuándo pueda aguantar.

  • 1.2- El cómplice

El narrador cómplice cuenta de sí mismo, pero en segunda persona. De esta manera lleva al lector inconscientemente a una complicidad y lo incluye en la acción. Ejemplo:

Durante todo ese tiempo estuve tranquilo. Había solo dos opciones: morir o vivir, las mismas que tienen todos a cada rato. Yo no era alguien diferente. Pero sé que si te pasara a ti, no aguantarías. Tú no eres de esta estirpe, no soportarías ni un trozo de lo que yo he vivido.

  • 2.- Externo (heterodiegético)

No forma parte de la historia que estamos contando pero conoce todo lo que sucede; es un narrador omnisciente pero situado en segunda persona.

Hay dos tipos de estos narradores:

  • 2.1- El titiritero

Da dirección a los protagonistas, como si manejara un títere. Además, cuenta la historia del lector, quien es protagonista.

Ejemplo:

Sabes que ella irá por ti. Por eso te quedas allí sentado, sin culpas, sin temores. Pero ese dolor de barriga te empieza a incomodar, no han de pasar cinco minutos y correrás al baño. Y sí, quizá ella llegue y no te vea, pero es eso o hacerte encima…

  • 2.2 - El espejo-conciencia

Para este caso, quien cuenta la historia es la conciencia del protagonista, narrada en segunda persona. La trama se desarrolla mediante diálogos reflexivos dirigidos al protagonista, que a su vez es el lector.

Ejemplo:

— ¿¡Cómo pudo pasar esto!? No puede ser… todo estaba planeado… —se dijo.

—¿Y qué esperabas, Juan? Te lo dije, siempre te lo recordé, pero tú a mí no me paras mucho. Ve a ver si te haces caso de vez en cuando —se escuchó en su mente.

—¡Cállate! ¡No vuelvas a salir de allí, ¿me oíste!… —replicó.


Narración que involucra al lector

Es la mezcla de los dos tipos anteriores. En ella, el narrador se encuentra involucrado tanto interna como externamente. Se puede actuar directamente e indirectamente, sabiendo siempre en qué situación se encuentra y qué se debe hacer y sentir al respecto.

Ejemplo:

Es tu momento, lo sabes. No puedes dejar pasar esta oportunidad. Total, ¿qué es la vida sino un suspiro? Te veo, justo ahora, desde mi balcón. No, no voltees, no te desconcentres. Cuelga el teléfono y cumple tu función. Nos vemos luego.


Características de este narrador

1. El uso de los tiempos verbales

Los tiempos verbales más recomendables para el narrador en segunda persona son: presente y futuro, ya que la combinación de ambos contribuyen a crear una atmósfera inquietante, tan deseada en la narración en segunda persona.


El tiempo pasado se puede usar, siempre que se limite su aparición a pequeñas líneas de narración. Por un lado hace que se pierda el suspenso. Y por otro lado, debes tener en cuenta que el lector no tiene recuerdos por lo que puede resultar forzado generarlos.

«Te sentiste un poco decepcionado cuando entraste a ese piso por primera vez. Estaba sucio y abandonado, no quedaba en él nada de lo que había sido. Habías esperado algo más.»


Con el tiempo presente lograremos que el lector se horrorice, se haga preguntas, se sorprenda, sufra…o cualquier otro efecto que tú quieras conseguir, pero sintiendo que eso le ocurre en ese mismo instante.

«Te arrodillas sobre el suelo embaldosado y levantas la tapa del váter.»


Y con el tiempo futuro se produce en el lector una sensación de misterio.

«Ella te dirá que amanece; se despedirá diciendo que te espera esa noche en su recámara.»


2. La descripción al detalle

Describe emociones, acciones, pensamientos, sensaciones al detalle para lograr que el lector se implique en la narración.

«Ella te sonríe. Ahora, en su mirada, no sólo hay curiosidad, sino cierto atisbo de deseo. Te esfuerzas para no mirar la escultura, te esfuerzas para corresponder a su sonrisa. Pero algo se desgarra en ti, y lo hace en silencio, como el hilo de una telaraña. Su deseo es demasiado para ti. Y tú que pensabas que podrías dominarte. Tú que pensabas que podrías hacerlo.»


3. La importancia de la ambientación y la atmósfera

La atmósfera es un conjunto de elementos (lugares, lenguaje, tono, ritmo), sirve de trampolín para las emociones que queremos transmitir. Una buena ambientación ayudará a envolver al lector y producir un mayor impacto sobre sus emociones.

«Os sentáis en el salón. Desde tu asiento puedes ver el balcón. Una mesa sin sillas. Junto a la mesa, una escultura. Un adolescente que baja la cabeza y junta las manos para orar. Te han llamado la atención esas esculturas en las tiendas de bricolaje. Algunas sostienen un libro; otros tienen alas en la espalda. Apartas la vista rápidamente, te ciega la luz, aunque ese día el sol muestra un brillo pálido y mustio.»


4. Los diálogos

Es un aspecto en el que hay que poner especial cuidado para no contaminarlo con un exceso de y te.

—Hola, hacía mucho que no coincidíamos —te dice.

Tú le miras boquiabierta, paralizada, y sientes que te estás poniendo roja como un tomate hasta la punta de las pestañas.

—La última vez que nos vimos estaban secuestrando a tu hermana ―continúa él con cierta guasa.

—Sí… no —te contradices cuando por fin respondes.


5. El lector es el protagonista.

Este narrador consigue una sensación mágica: que los acontecimientos de la historia los protagonice directamente el lector.


6. Identidad y relación con el receptor

Es importante para hacer un texto con un narrador en segunda persona que dejes bien claro desde el primer momento quién está narrando. ¿Es protagonista? ¿Secundario? ¿Es su madre muerta?

El narrador puede ser quien tú quieras, pero que el lector lo sepa lo antes posible.


RECOMENDACIONES FINALES

  • Este narrador puede resultar «pesado» o cansino para el lector; por lo que es recomendable que cuando se trate de narraciones largas, como una novela, se intercalen capítulos empleando otro narrador.

  • Trata en lo posible de prescindir de los: "tú", "ti", "te".

Novelas y cuentos en segunda persona

  • Narrador homodiegético

Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, En algunos casos, el “tú” al que se dirige no es el lector, sino Mario.

[…] ¿Desconfiada? Llámalo como quieras, pero lo cierto es que los que presumís de justos sois de cuidado, que el año de la playa bien se te iban las vistillas, querido, […] el mejor hombre debería estar atado, a ver.


  • Narrador heterodiegético

Aura, de Carlos Fuentes, cuenta las vivencias del protagonista conociendo todo lo que sucede. Según avanza la acción, se va transformando en una novela de misterio en la que nada es lo que parece. Como lector, te sientes atrapado en ese ambiente extraño y claustrofóbico que genera el narrador en segunda, gracias a las descripciones en presente:

“Caminas, esta vez con asco, hacia ese arcón alrededor del cual pululan las ratas, asoman sus ojillos brillantes entre las tablas podridas del piso, corretean hacia los hoyos abiertos en el muro escarapelado. Abres el arcón y retiras la segunda colección de papeles. Regresas al pie de la cama; la señora Consuelo acaricia a su conejo blanco.”


Diario de Invierno de Paul Auster

Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.


Carta a una señorita en París de Julio Cortázar

“Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires.”


Bien, queridos compañeros, hasta aquí todo sobre el narrador en segunda persona. Es un narrador bastante complejo para utilizar, pero no imposible.


Cuenta, ¿lo has utilizado? No te olvides de comentar, tu respuesta nos da fuerza para continuar.


Hasta la próxima entrada.

Laura


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