NARRATIVA: cuando su inicio no es el principio de la historia
Hola, queridos compañeros. ¿Cómo se encuentran? Hoy vamos a ver un tema al que he llamado...
En esta entrada vamos a ver diferentes formas de iniciar una historia, y algunos detalles a tener en cuenta, cuales errores evitar cuando iniciamos nuestros relatos. Es una de las decisiones más importantes que debemos tomar como escritores, y puede comenzar por el principio de la misma, por el medio e incluso por el final. Así, verás que hay distintas formas de comenzar la historia.
Entonces, ¿cómo podemos comenzar la historia?
Con una particularidad de un personaje, en su modo de ser o de actuar: «Lucas no toleraba la luz del sol.»
Con un hecho general que servirá de marco para las acciones de tus personajes: «La huelga general se había desatado, el caos se había desatado en la ciudad. Pablo buscó el yesquero, la turba lo llevó consigo.»
Con un hecho sorpresivo, inesperado o lo suficientemente potente o importante que marque un antes y un después en la vida del personaje, algo que genere interés por lo que ocurrirá a continuación: «Marcos entró a la fonda. Luciana lo miró, un terremoto sacudió su cómoda vida de esposa de próspero comerciante.»
Un hecho cotidiano y común: «Sazona la carne y consérvala cubierta de especias y hierbas, macerando hasta el día siguiente.»
Con un narrador en segunda persona, que despierte la curiosidad del lector : «En un lugar de La Mancha, cuyo nombre no quiero acordarme...» -- Las aventuras del Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Cervantes.
Con una referencia especial al lugar y tiempo, breve pero concisa, que haga directa referencia a la historia: «En el tiempo de los señores del Dragón…»
Con una acción referida a futuro: «Juan acudió a la cita. No era la primera vez, sería la última, pero no lo supo hasta que ya fue demasiado tarde.»
Un recuerdo de un personaje: «Anoche soñé que volvía a Manderley.» Rebeca, Daphne du Maurier.
Una característica especial de uno o varios de los personajes : «Los Dalton siempre tuvieron un especial interés por los asuntos del pueblo. Nadie entraba sin que ellos se enteraran antes.»
Una verdad universal, puede ser basada en la sabiduría popular: «Es bien sabido que en pueblo chico, infierno grande...»
Un hecho simple pero poderoso: «Vivo oculto por mi fealdad.»
Un brusco contraste en el primer párrafo entre una situación de paz y un suceso que modifica la vida de los protagonistas: «Aquellos buenos tiempos en los que todos prometían y uno les creía… ¡Qué pronto cayó la máscara!»
Una frase poética, un juego de palabras, una frase de otro autor, un fragmento de un poema o las líneas de una canción: «Todo tiempo pasado fue mejor.»
El diario personal del protagonista: «Querido diario, ayer fue mi peor día».
Un diálogo, un pensamiento, una sensación, un recuerdo: «—Yo no fui, jamás podría haberlo hecho.»
Una pista y una anticipación a futuro: «Cuando vi la pequeña estatuilla azul, simplemente la dejé de lado.»
Estos son algunos de los inicios de historias. Lee con ojos de escritor los inicios de tus libros favoritos. Seguramente encontrarás más ejemplos, éstos son solo algunos modos de comenzar historias.
Algunos errores a evitar
Comenzar por una descripción detallada del personaje o del lugar. No es necesario. De a poco se irán dando los detalles, pertinentes a la trama.
Realizar un resumen de lo previo. No es necesario, incluyes lo que necesitas a medida que la historia lo pida.
Tu personaje no está definido desde el principio. El lector elabora sus personajes a medida que avanza en la trama, y si los indicios son poco claros y cuando se devela su género y/o naturaleza, puede sentirse molesto si de pronto no coincide con el que elaboró.
Ahora es tu turno. Cuenta, ¿cómo inicias tus historias? ¿Has empleado alguno de estos comienzos? ¿Te animas a emplear alguno de los que no empleas?
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En lo personal, me gusta iniciar con alguna frase que invite al lector a continuar leyendo, dejando al final la respuesta a la interrogante. Como ejemplo, dejo el inicio de mi última participación en El Club de Escritura Fuentetajá:
” El día que conocí el Santuario de la Mariposa Monarca en Michoacán, algo dentro de mí despertó.”
Para saber qué fue lo que despertó, es necesario leer el relato hasta el final.
Es solo una pequeña artimaña que se me ocurrió. Un abrazo.
Sí, he tratado de comenzar de diferentes maneras, y creo que es lo mejor.
Dejo algunos ejemplos:
"El taxi se detuvo frente a la casa con césped de la calle Andrade esquina Murguía. Descendió un hombre de estatura regular y ropa oscura, en una mano las llaves tintineantes, , en la otra maletín y portafolio."
"Todo el mundo era feliz hasta que el padre de Mariana se derrumbó en medio del salón mientras bailaba con ella."
"Cansada de buscar el libro perdido, Josefina resolvió encender la estufa y sentarse a indagar en su memoria algún indicio que le mantuviera la esperanza de encontrarlo."
No voy a hablar de comienzos que yo uso, sino de uno que me parece el más genial entre todas las obras que he leído. Es el de Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez, que dice, palabra más, palabra menos...
Mucho tiempo después, frente al pelotón de fusilamiento, el Coronel Aureliano Buendía recordaría la tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo...