NO SEAS TU PROTAGONISTA. 7 FORMAS PARA EVITARLO
Muchos escritores nóveles, se ven tentados a escribir una historia que conmueva a las masas… hablando de ellos mismos. Escribir una autobiografía no está etiquetada a "No lo hagas jamás", pero si no eres famoso o si no has hecho algo extraordinario, ese libro puede ser pensado y dirigido a un público muy reducido: familia y amigos. Entonces, te dedicarás a escribir tus "memorias". (Quizá a futuro hablemos de este tema).
Pero aquí no hablamos de ello puntualmente, sino a la tendencia y limitación de escritores con poco experiencia: basar sus personajes casi en exclusiva en ellos mismos. Ya sea que planifiques escribir una novela, larga o corta, o participes en concursos o Retos de Escritura Creativa como el de Café Literautas... es mucho mejor alejarnos un poco de nosotros mismos a la hora de crear personajes.
Cuando escribimos muchas de las experiencias de los personajes son basadas en las nuestras. Ya sea a través del dolor, el amor, el rechazo, la aceptación, etc. Y es completamente sano hacerlo. Porque no podemos exteriorizar efectivamente experiencias que personas cercanas o las vivencias propias.
Sin embargo, cuando tomamos todo aquello, sea nuestro físico, moralidad, creencias, etc, para hacer de los personajes de igual manera, estamos cometiendo un gran error.
Quienes me conocen físicamente, saben que soy de cabello y ojos oscuros. Tengo la tendencia de usar ese físico (en mis proyectos personales) para las protagonistas principales. Cuando noté esa "tendencia", medité la razón. No, no estaba describiéndome a mi misma, sino a la enorme mayoría de mujeres (y hombres) en el mundo. Ya que tener cabello y ojos oscuros pertenece al 55% de la población mundial, versus al 8% de la población que los tiene azules y/o son rubios.
Por eso, quiero que mis personajes femeninos tengan esas características, sin importar el color de su piel o nacionalidad. (Y no todas las guapas o "arias" son rubias: ya que eso puede pasar en cualquier etnia: Lucy Liu, Natalie Portman, Priyanka Chopra, Anne Hathaway, etc). Mis personajes aunque pueden ser cabello oscuro natural, pueden teñirlo a otro color, como lo hacen miles de mujeres. Así que ese personaje no es un reflejo mío, sino a un enorme porcentaje de personas similares.
Pero más que el aspecto físico del personaje, es impregnarlo con la esencia de lo que somos. La mayoría de las personas, tenemos un buen concepto de quienes somos. Nos gustamos. Pero no por ello vamos a tomar todo lo que nos representa y volcarlo a que nuestro héroe o heroína sea de esa manera.
Tomar aquello que nos gusta o disgusta y transferirlo con puntos y comas a nuestro personaje, no sólo es aburrido, si no que corta el verdadero material del autor: Crear.
«El éxito es peligroso. Uno empieza a copiar a si mismo, y copiar a si mismo, es más peligroso que copiar a otros. Esto conduce a la esterilidad». Pablo Picasso
Me gusta mucho leer o ver reseñas de libros. Los hay de todo. Aquellos que adulan un libro exageradamente y otros que odian todo lo que leen. Así que eso me hace equilibrar lo que un autor ha creado. En una de esas reseñas comprendí el consejo de Picasso: un autor, de fama y renombre (hasta han hecho películas basadas en sus novelas) comete ese error: se copia a si mismo. Nunca leí sus novelas, pero he leído las sinopsis de las mismas, y alguna que otra reseña, (tampoco he visto sus películas) pero siempre pensé: "esto se parece a su otra novela". No me llamaba la atención, el primer lugar porque no leo novela romántica... y pensaba que al leer una, sería como leer todos sus libros.
Retornando a no usarnos como inspiración cruda, es usar nuestras creencias y moralidad para escribir todo. Leí un libro de una autora a la que se le ha criticado esto. No solo ha basado su personaje principal en ella misma, en todo. La describe como "normalita, sin atractivo... fea". Cuando vi la foto de la autora pensé: "es común, pero NO ES FEA". A lo largo de mi lectura, unas sesenta y cinco páginas, noté que ella no deja de usar adjetivos que denotan esa fealdad, ya sea el narrador, el propio personaje u otros. En una entrevista la autora dijo (parafraseando):
"La literatura no tiene personajes feos como principales. Los estándares de belleza son demasiados altos, y las personas encajan mejor en el prototipo de mi personaje, ya que la mayoría de las personas no son atractivas."
Lo curioso, es que su "personaje" principal es el feo de la historia, pero describe como "guapo, hermoso, bella, o al menos atractivos a otros, ya sea la reina madre, la reina enemiga o los soldados de la reina". Lo cual, me parece que la autora carece de un poco de autoestima. Pero también su novela está basada en sus creencias políticas y sociales. Es una crítica a todo un sistema, sin embargo, la protagonista no sabe nada de política y toma decisiones absurdas para resolver conflictos, volviendo al personaje muy ingenuo o con mucha autocracia. Su inspiración, confesado por ella misma, fue un discurso del antepasado presidente de los EEUU. Así que se sintió inspirada a sacar dentro de si misma, todo lo que ella ve mal como sociedad. (Preparé hace algunos días una reseña para "Libros y Autores" en nuestro FORO sobre esta novela).
Entonces, ¿cómo podemos alejarnos de nuestro ego, para crear personajes más creíbles y variados?
«Robar la idea de una persona, es plagio. Robarlas de muchas es investigación». Ley de Felson.
7 PUNTOS PARA QUE NO SEAS TU PERSONAJE
1- Observa a tu alrededor: Y no digo a limitarse a estudiar a tus familiares y amigos. Hay millones de personas en el mundo, cada una con su propia personalidad y manera de enfrentar la vida. Los expertos recomiendan que imaginemos la vida de las personas que vemos. Ya sea en el autobús camino al trabajo, a otros en la mesa del restaurante de comida rápida o el transeúnte que atraviesa la acera frente a nuestra ventana. Como la ley de Felson, si buscas inspirarte de muchos, lo que haces es recopilar información.
2-Muestra empatía: No podemos tener respeto por los personajes si no mostramos empatía por la diversidad de personas. Yo no tengo hábitos como beber alcohol o fumar. Pero el ponerme en los zapatos de un un bebedor social o un alcohólico me hará comprender aquello que yo nunca he experimentado. No puedo ser creíble si en mi novela, lo único que hago es criticar, directa o indirectamente, a ese personaje que bebe mucho y su carencia de dominio propio y adicción. Más que crear un personaje, desembocaré mi aversión a las bebidas alcohólicas a través de él. Eso no beneficiaría al personaje, y por ende, tampoco a la novela. Todo personaje debe ser equilibrado, tener virtudes y defectos; erratas y aciertos.
3-No juzgues a otros: La empatía nos conducirá a aprender a no juzgar al personaje. Hace algún años atrás mi hermana y yo vimos una película de “personas con hábitos raros”, todos se conocieron en una clase de ayuda para adictos al sexo. Uno de ellos estaba “sobrio” desde hacía ocho meses y conoció a una mujer ninfómana. La película exploraba lo difícil que era para ellos mantener una relación sin mezclar el sexo y una relación amorosa que podría o no funcionar. Me llamó la atención las pocas escenas sexuales del film. Al finalizar, comentamos lo mucho que habíamos aprendido al sacar a la luz un tema tan delicado como ese, con una pretensión más interna, sobre la culpa, la carencia de afectos y hasta la venganza inconsciente. Los seis personajes aunque padecían la misma adicción, la manejaban de diferente forma. Sí la película hubiera solo hubiera explotado su "condición" o debilidad, al finalizar solo hubiera sido una película erótica, y nuestro pensamiento hubiera sido juzgarlos por sus acciones y no por sus emociones.
4-Cambia tu propio género: Tengo la preferencia de basar mis proyectos con personajes masculinos más que en los femeninos. Para mí, ha sido muy fácil hacerlo debido a que me críe con más hermanos varones, de igual manera ocurrió en mi adolescencia, en donde yo era la única chica en un grupo de varones (como en “La Pandilla”). Algunas veces un autor escribe su personaje principal basado en otro sexo diferente al suyo. En la antigüedad, los roles femeninos en las obras de teatro (británico o chino, por ejemplo), eran interpretados por hombres. No por ello dejaban de impresionar a la audiencia que olvidaba al actor para vivir al personaje. Salir de esa zona de confort, nos obliga a meternos en la mente de “otro”. Escribir efectivamente sobre un personaje contrario a nuestro sexo, nos orilla a escribir mejor. Porque no podemos, bajo ningún concepto, feminizar a un personaje que es masculino, deberá ser masculino en su forma de hablar, comportarse, hablar y razonar y viceversa. Para ello deberemos aprender a comprender y analizar la naturaleza de cada género.
5- Sal de tu zona de confort: No me gustan las confrontaciones; aunque sí puedo defender mi punto de vista. Sin embargo, hay algunas situaciones de las que prefiero mantenerme lo más alejada posible. Como autora, no puedo permitirme eso. Si basara mis personajes en la forma de mi razonamiento, nunca ocurriría nada. Soy una persona analítica que piensa mucho antes de tomar una decisión (a menos que sea un helado en la nevera). La historia es la que manda; pero nosotros como autores, podemos minar una historia extendiéndola o reprimiéndola más de lo permitido. Sin importar las creencias morales y religiosas, el autor debe experimentar con temas que en su vida normal nunca experimentaría: El adulterio, el asesinato, la xenofobia, el racismo, etc. Todo en virtud a darle veracidad a un punto en cuestión en su historia, si esto es parte de la trama o ayuda a ella.
6-Autor=Investigador Privado: En épocas antiguas los escritores escribían acerca de aquello conocido; tanto en área geográfica como las costumbres, como lo hiciera Cervantes o Shakespeare. Otros, se inspiraron de lo real y lo mítico, como Dante Alighieri, y otros en la pura ciencia ficción, como Julio Verne. Pero lo usual, era detallar aquellos lugares por ellos conocidos. En la época actual, el lector también está más informado, por ende, el autor debe ser lo más veraz posible. Es indispensable que investigues todo lo que esté a tu alcance, tanto en búsquedas por Internet, mapas, biografías, libros de ciencia, etc., todo aquello que te sirva de guía para manejar una historia y personajes creíbles. Antes nadie cuestionaba si se podía o no dar la vuelta al mundo en ochenta días, porque nadie lo había hecho. En la actualidad existen viajeros transcontinentales que visitan una docena de ciudades por negocios al mes, y realizar el mismo recorrido del Sr. Fogg, tomaría un mínimo de veinte días. Documentarse sobre costumbres, lugares, etc., es indispensable; pero también lo es sobre asuntos puntuales, sobre todo si en nuestra historia tiene un peso importante un tema específico, como por ejemplo leyes, medicina, negocios, informática, etc. Investigar y documentarse nunca debe tomarse de manera indiferente. Es una responsabilidad muy seria.
7-¡DIVIÉRTETE!: No te limites al crear. Ya sea que tomes algo "tuyo", pero que lo mezcles con algo ajeno o propio de tu imaginación, crea personajes únicos e irrepetibles. Recuerda que todos, reales o no, tenemos virtudes y defectos. No temas usar esos defectos para adicionar elementos creíbles en tus personajes. Recuerda que son páginas en blanco y puedes crearlos de una y mil maneras distintas. Disfruta imaginándolos, creándolos y dotándolos de la personalidad que es necesaria para que ellos logren esa meta o desafío en tu historia.
«La creatividad es la inteligencia divirtiéndose». Albert Einstein
Aprende a disfrutar el proceso de crear y escribir, a desarrollar y pulir al personaje y la trama. Cada personaje merece su espacio, ten por ellos el respeto de dejarlos ser.
¿Cómo construyes a esos personajes diferentes a ti?, ¿tienes una técnica especial? Comparte con nosotros tu experiencia, seguro enriquecerá a la de otros.
Si te gustó la entrada, te pido que me ayudes a compartirla con aquellos que crees a quienes les puede ser de utilidad. Tus opiniones y comentarios sirven de estímulo para seguir trabajando y buscando temas que puedan ser de beneficio en tus proyectos literarios. ¿Tienes alguna sugerencia?, todas son bien recibidas.
Un saludo y abrazo.
¡Nos leemos!
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