SERIE 2: VILLANOS Y ANTAGONISTAS CREÍBLES 1/2
- Admon KMarce
- 9 nov 2022
- 10 Min. de lectura

Continuamos ahondando en el tema. Puedes leer la diferencia entre villano y antagonista si aun no lo has hecho.
Aquí les comparto una experiencia personal: Mi primera novela (jamás publicada), la escribí a los dieciséis años, en ella el villano ya había fallecido, por lo que el protagonista lidiaba con el “legado” que aquél había dejado; pero (spoiler, ¡JAJA!) el villano no era tan malo, sino incomprendido por el protagonista. Mi tendencia es escribir más acerca de que el antagonista es uno mismo, con sus temores y conceptos errados de la vida. No sé de dónde vino la influencia. Siempre lo he dicho, escribo casi por intuición, ya que en aquél entonces, no tenía más acceso a la información que encontraba en un libro de redacción y un diccionario. Pero siempre pensé que el protagonista nunca debía ser perfecto y el antagonista, nunca ser cien por ciento malo.
Pero, como no me basta tener un pensamiento, sino que procuro aprender sobre el tema, les comparto lo que he encontrado sobre esto a lo largo de mis años de lectura y estudio.
Cuando hemos decido escribir sobre un antagonista que no es un ambiente/influencia/circunstancia, sino una persona con un nombre y apellido (o un engendro que se le nombra como “ESO”), es ahí cuando debemos sentarnos a pensar y meditar mucho sobre ese “villano”.
Katherine Paterson, autora de Un puente hacia Terabithia expresó:
Si no puedes encontrarte a ti mismo, en los villanos, reescribe.
En otras palabras, nuestros villanos deberían ser reales como lo somos nosotros mismos, dotados de defectos y virtudes.
EL ANTAGONISTA NO ES TOTALMENTE UN MONSTRUO
La frase se entiende sola. A menos que el antagonista sea un demonio, un ente extraño o un virus mortal, el resto debería mostrar en alguna ocasión, aunque sea sutilmente, un acto de humanidad. Él puede ser un asesino en serie, pero ama a su madre y cuida de ella. Es un déspota arrogante, pero es apasionado de las flores. Muchos saben que una persona historicamente despreciable fue Adolfo Hitler, sin embargo, le gustaban mucho los perros y los niños.
Cuando creemos antagonicos, debemos considerar que su rol en la trama es ser de oposición, y aquello que ocasiona para retrasar un plan del protagonista, debe estar "justificado", aunque sea solo para sus ojos. La compañera que miente a su amigo sobre su novia, es porque ella está enamorada de él, o las discrepancias entre compañeros de oficina. Recuerda que el antagonista no es un ser vil, pero si puede comenter vilezas todo por sus temores, su egoísmo, envidia o sed de venganza por algo que le ha acontecido y que cree que NO merece ese destino. Un antagonico puede sentir remordimiento, y algunas veces, hasta arrepentimiento.
Expresamos en la entrada anterior, que el villano es alguien que se place de hacer actos de maldad; pero no los hace a una persona determinada, sino a cualquiera. Me gusta ver documentales. Recientemente vi tres de "asesinos en serie": Ted Bundy, Los hijos de Sam y The Night Stalker. Puedo decir, que el único que no considero villano, como se define en literatura, fue a David Berkowitz, ya que pudo llevar una vida "normal", con un trabajo y relaciones personales sin que llamarán la atención; al final se puede decir que su desequilibrio mental, lo orilló a participar de actos de tortura, masacre de animales, cultos satánicos y "sectas" que terminaron en actos de violencia contra seres humanos inocentes. Contrario a Ted Bundy o Richard Ramírez, que sus actos no solo eran terriblemente cercanos, violentos, depravados; sino que ellos parecían no tener el mínimo arrepentimiento, sino que parecía que les llenaban de orgullo. Las razones detrás de los mismos, es maldad pura, porque sin importar su pasado, el dolor sufrido en la niñez o adolescencia, el rechazo de la sociedad, no convierte a las personas que sufren en sicopatas.
INFLUYELE TU PROPIA EXPERIENCIA
Muchos de nosotros hemos lidiado con nuestros propios puntos oscuros, ya sea porque otros han actuado de forma negativa o porque nosotros lo hemos hecho; y no nos convertimos en seres horrorosos (espero). Entender nuestra naturaleza, y reconocer que puede existir actos poco nobles, hasta en nosotros, nos puede abrir el camino del reconocimiento en lo que es bueno y correcto versus lo incorrecto y perverso. Esto nos ayuda para desarrollar a un personaje que pasa de “normal” a “villano”, o nos sirve para explicar por qué nuestro antagonista es como es.
También esa experiencia con personas no tan gratas, nos pueden servir de inspiración, tomar de aquí y allá hasta lograr un personaje detestable a los ojos de cualquiera. J.K. Rowling, ha hecho esto y lo confiesa en su página, en inglés, (amplía el artículo aquí) y como se inspiró con muchos personajes para su saga de Harry Potter. Y en este caso, ella “tomó prestado” características de dos mujeres que conocía y no le agradaban, para crear a Dolores Umbridge.
Debo reconocer, que a la Sra. Rowling, no creo un antagonico, sino una villana, porque en Dolores no hay un ápice de bondad o humanidad en ella; y tampoco comprendemos por qué ella es de esa manera.
EL MALO QUE SÍ ES MALO
En ocasiones, dependiendo el tipo de historia, existe un villano que no tiene un origen claro de su maldad. Esto se puede recomendar para historias de terror, fantasía, ciencia ficción; cuando ese personaje no es “humano”. Entonces podemos depositar en él todas las características propias de lo que consideramos maldad. Para otro tipo de novelas, dramas, políciacas, etc., en el caso que sea un humano, le ocurren dos cosas: Existe un disparador en su pasado o tiene una enfermedad mental.
En el libro de Stephen King titulado La milla verde, los personajes de William “Billy The Kid” Wharton* y Percy Wetmore, no parece existir una razón clara para esa profunda maldad en ellos, pero es evidente que no son muy cuerdos de la cabeza, ya que uno disfruta de maltratar a los presos, quizá por un sentimiento errado de superioridad, y otro es un victimario por oportunidad y sin sentido.
Puede existir un antagonico que sea también el villano, no lo olvides, por lo que ese personaje se opone a el personaje principal, quizá de otra manera frontal, o al contrario, a sus espaldas, en cultura popular, El Guazón o Thanos. A su vez, puede existir, incluso un antagonico/villano-personaje principal, como lo es por ejemplo el Conde Drácula, Anibal Lécter, o en cultura popular, Dexter o Walter White.
NACIDOS PARA LA MALDAD
Siguiendo con esta línea, podemos hablar de los villanos que parecen haber nacido para ser malos. Han sido criados en ambientes armoniosos, con límites y libertades equilibradas; pero hay algo en ellos que los hace capaces de grandes atrocidades. Como fan de ID (Investigate Discovery) me veo tanto programa que hable acerca de esto, como “Nacidos para matar” o “Índice de Maldad”. Y en ocasiones se ve que una persona “quiso” ser mala. Pero, en la realidad, los niños nacen inocentes, y es alguna cualidad mal encaminada la que desborda a una personalidad maléfica en los casos extremos. Así como la confianza en nosotros mismos, en un nivel demasiado elevado, nos puede volver seres despectivos y arrogantes con otros, ser puritanos nos convierte en intolerantes, o el amor propio se vuelve en vanagloria o vanidad. Recordemos que un personaje malo, no necesariamente va a “matar”, puede ser la persona que busca beneficiarse con algo que hace contra alguien. Hay personajes maléficos en las historias, que no necesariamente asesinan a alguien, pero son manipuladores, mentirosos, vanidosos, etc. En mi caso, volviendo al tema de la novela que escribí en mi adolescencia, me basé en un versículo bíblico, para dotar de esa personalidad a los “malos” de la historia, ya que ellos eran siete.
Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. Prov. 6:16
En otras palabras, el malo que ha elegido ser malo. Y de estos está llena la literatura, tan malvados como Alex DeLarge, de “La naranja mecánica”, quien durante todo el libro de Anthony Burgess, comete una serie de atrocidades por aburrimiento, andar de compinche o drogado. O el antihéroe (otro tipo de maldad), pero siempre defectuoso, como lo es Dorian Gray, de la famosa obra de Oscar Wilde, quien inicia como una persona normal; pero desea algo que parece inofensivo, conservar su hermosura y juventud. Al final ese deseo lo lleva a cometer actos de lujuria, excesos y hasta el crimen, para tener un final trágico.
¿QUÉ PROPONEN LOS EXPERTOS PARA CREAR UN SÚPER VILLANO?
Antes que nada, pensemos que los villanos clichés, esos que se la pasan haciéndole la vida de cuadritos al protagonista, como “la mala de la novela”. Si te acuerdas de alguno de ellos, ¡alejate!
Aunque sabemos que el antagonista de la historia, es un eje principal para que esta no se vuelva monótona o aburrida para la vida del protagonista o los secundarios a quienes también fastidia, no debe ser quien, a cada vuelta de la esquina, esté planeando sus perversos planes, como quien hace la lista de regalos de Navidad. Sus maldades, deben tener una razón.
Ese “Te odio, porque te odio” no vale. Si hace algo es porque hay una causa justificada. No va a matar a alguien porque sí (a menos que sea un sicópata), sino porque esa persona es un “peligro inminente” para sus planes o sabe algo importante. Hay que aplicar la ley de Newton: “Toda acción, tiene una reacción”.
Los más eruditos y expertos aconsejan:
ELIJA UN TIPO DE ANTAGONISTA: Cuando comienza a escribir sobre su protagonista, debe tener claro qué clase de antagonista o villano tendrá. Debe elegirlo si éste va a ser quien se le oponga de frente, o por el contrario, es el amigo hipócrita, de quien desconoce sus maléficos planes. Tome el tiempo para desarrollar al malo, tanto como lo hace con el bueno.
CREE AL PERSONAJE: Dótelo de todas las características necesarias para su papel, sea como antagonista, o sea como villano. Tiene un pasado, planes, virtudes, defectos, cuáles son sus debilidades, sus manías. Cuáles son sus gestos comunes, sus frases selectas, o que inclinación de pensamiento tiene. Dependiendo de su historia, el opositor tiene sus limitaciones. Recuerde que si escribe acerca de una ficción futurista, una distopia o una aventura medieval, el villano deberá ser tan poderoso, porque el héroe por lo general desea romper el ciclo de ataduras impuestas por un líder o gobierno/reino; pero si escribimos una historia dramática, una historia costumbrista o una novela rosa, la oposición vendrá en otra medida, con un antagonista, ya sea un jefe déspota, un rival amoroso o la vecina metida y chismosa. Su personaje debe ser coherente a la historia.
DEFINA LOS MOTIVOS: Es indispensable que sepa qué es lo que piensa y siente su personaje antagonista o villano. Porqué hace lo que hace. Cuáles son sus motivaciones para actuar y reaccionar de determinada manera. Pero sus motivos deben de ser creíbles. Olvídese de que su motivación de venganza, es porque la chica linda, prefirió al protagonista para el “PromBall”. La razón debe pesar tanto como su índice de maldad u oposición al bueno de la historia. Recuerde que el lector, puede conocer las intenciones del antagonista (sino es un relato en primera persona, o testigo), y sus acciones y pensamientos, le deben ser reales. Deben inspirarlo a preocuparse, angustiarse, al considerar las consecuencias de lo que él/ella piensan realizar. Sobre todo si se ven amenazados o temerosos.
PERSONAJE CREIBLE: A esto se suma, que su personaje, sobre todo si es un antagónico muy fuerte (personalidad) también tiene debilidades, responsabilidades, etc. Olvídese del malo que tiene todo el poder y el dinero del mundo, y se opone con su súper poderío, si usted no es capaz de justificar esas riquezas y poder. Recuerde, que si su personaje es un simple mortal, tiene necesidades de comer y dormir; también se enferma y siente cansado. Un enemigo que parece ser súper humano, sólo se aceptan para historias de ciencia ficción y fantasía. Y aún los dioses del Olimpo, tenías flaquezas.
NO TEMA EMPATIZAR CON SU VILLANO: Impregne a ese personaje, sus propia experiencia. O de gente que conoce, busque esas cualidades negativas y suba su intensidad. Aunque no nos guste asociarnos con la maldad, el acercarnos a ellos con esto, lo hace más creíble. Inclusive hasta más intimidante, porque el lector reconocerá en ese personaje sus propias debilidades y “pecados”. También recuerde que el antagonista expone las debilidades del protagonista, use ese material para que el lector sienta que es algo “en contra suya”, y esto creará antipatía por esa figura. También un recurso válido, es dotarlo de algún encanto en particular, que el lector se sienta atraído por esa personalidad, pero recuerde que siempre debe de existir el rechazo del lector ante esa personalidad. Mantenga el equilibrio.
CUANDO LA "MALDAD" SIEMPRE SE JUSTIFICA: Sin importar sus acciones, para el villano, hacer determinada acción es porque “el fin justifica los medios”. Para él o ella, todo vale. No se ven a sí mismos como personajes malvados, sino incomprendidos, rechazados, más inteligentes, no valorados, los más genios, etc., etc. Él tiene una meta, y por lo usual, son persistentes hasta lograrlas, las consecuencias no son acciones medidas. Las ven como riesgos que se toman, sin importarles poco o nada, los daños colaterales.
ELLOS TIENE SU PROPIA VOZ: Cuando elegimos a un antagonista o un villano en la historia, su vida, sus motivaciones, etc., no deben de girar sólo a como lo ve el protagonista bueno. Use la propia voz de este personaje malo para darse a conocer, use en la narrativa los hechos desconocidos para el protagonista, estos son buenos recursos para mantener a ese antagonista o villano oculto ante aquél; pero a la vista y asombro del lector. Recuerde la norma del suspenso: Es saber que algo va a ocurrir, pero que el protagonista desconoce. Mientras más muestre al lector ese índice de maldad, más se sorprenderá de las acciones correctas o erradas que haga el protagonista en relación a él/ella.
CUAL ES EL FIN DE SU ANTAGONISTA/VILLANO: Debe de tener claro, cuál es el destino que le depara al final de su historia. ¿Cómo es vencido? ¿O, se sale con la suya? ¿Quién lo vence, su propia maldad o es derrotado por el protagonista? Hay un giro en El Señor de los anillos, cuando el Señor de Nazgul (Rey Brujo de Angmar), es derrotado no por el poder la magia de Gandalf, la valentía de Aragorn, el hacha de Gimli o las flechas de Legolas. Él es vencido por Eowyn, una mujer, alguien que el lector no esperaba; pero que sí tiene sentido ante la frase: “No existe hombre capaz de matarme”, como se argumentaba en la historia. Sin importar el fin, el mismo debe ser válido. Dotar a un villano o antagonista fuerte durante toda la historia que sucumbe ante una debilidad jamás manifestada, será un golpe bajo para el lector. Créelo como un oponente digno del protagonista. La forma de ganarle, debe corresponder a su propio nivel.
INSPIRESE EN OTROS: ¿Qué villano ha marcado sus gustos? ¿por qué? ¿qué hace que esos villanos sean memorables para usted? Haga una lista de las acciones favorables que ve en ellos (son organizados, son persistentes, son genios, etc.), fracasos, ambiciones, defectos. Intégrelas a su propio villano o antagonista. Sólo recuerde que un antagonista, manejará un índice de maldad, que corresponda con su personalidad, y la intensidad que tiene la historia. La vecina chismosa que separa a los novios, no tiene por qué ser una sicópata asesina en serie que desea matar a la chica… a menos, que esa sea en realidad, la historia que desea contar, porque ella es una sicópata.
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¡Nos leemos!,
KM
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