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Foto del escritorCarla Daniela

Amnesia -Lola L.D.- (R)

Amnesia Después de un desafortunado accidente he perdido la memoria. Amnesia total es el diagnóstico. Estoy realmente aturdido. Y muchas veces, desesperado, muy desesperado. Pregunto una y otra vez. La recuperación en estos casos, me dicen, es una incógnita. Cada paciente responde de una forma distinta, unos recuperan del todo la memoria, otros solo de manera parcial…muchos no la recuperan. Después de pasar varias semanas en el hospital, vuelvo a casa. Más bien me llevan ellos, los tres. Durante días y días han ido a visitarme al hospital una chica y dos chicos. Se deshacían en cuidados. Me hablaban, me acariciaban. Supongo que tengo que creerlos, dicen que son mis hijos. Si no fuera así ¿qué clase de broma pesada sería esto? Uno de mis supuestos hijos, el pequeño, vive conmigo. Cuando se va a la universidad me deja al cuidado de una vecina. Mis otros hijos vienen a visitarme todas las tardes. Hablan de vivencias pasadas, anécdotas. Me cuentan también cosas de su vida actual, su trabajo. A veces les ánimo a seguir y otras debo reflejar tal cansancio en mi cara que deciden dejarlo para otro momento. Veo su cara de esperanza al llegar y su mal disimulada tristeza al marcharse. Pregunto por su madre. Después de intercambiar miradas dubitativas, me cuentan que un infarto fulminante acabó con su vida hace poco más de un año. ¿Estáis seguros?- me oigo decir, incapaz de expresar nada más. Los miro y los remiro. La cabeza me cruje. Hace unos cuantos días mi hija decidió sacar algunos álbumes de fotos. Estaba expectante. Cada foto que pasaba me miraba ansiosa mientras enredaba y desenredaba un mechón de su pelo en el dedo índice. Pasada media hora con lágrimas en los ojos me dijo: – Papá lo dejamos por hoy. Cuando veo esa congoja en su cara es como si me clavaran un aguijón. Al irse me ha acercado los labios suavemente a la mejilla -No te preocupes, seguro que estás cansado, te quiero mucho. Aunque acabe agotado, cada día después de desayunar miro uno de las decenas de álbumes de fotos que tenemos. Despacio, con auténtica perseverancia. Hace ya más de dos meses que salí del hospital sin ningún progreso. Se lo comenté a mí vecina. Es una mujer alegre, dicharachera, entrada en años y en kilos, que siempre logra sacarme una sonrisa. -¿Has probado a dar una vuelta por el barrio? ¡Vamos te invito a un café! He incorporado estos paseos matutinos a mi rutina, con ella o solo. Voy teniendo pequeños flashes. Delante de la panadería ¿Qué llevo en esa bolsita de papel?. ¡Canutillos de crema!¡Que bien huelen! Entro al bar que hace esquina con mi casa atraído por el olor de las alitas de pollo, recuerdo la mesa del rincón y dos personas, una soy yo, la otra…solo veo una figura difuminada. El camarero me sonreía entre extrañado y alegre, me ha llamado por mi nombre. En cada paseo recuerdo algo aunque sea difuso. Hace dos mañanas en la floristería me veía con un ramo de azucenas. He estado largo rato allí parado. No podía dejar de recordar esa imagen. ¿Por qué? Le cuento todo esto a Luis, el que vive conmigo. Me mira sonriendo, con ojos chispeantes. Vamos por buen camino -dice. Emocionado propone enseñarme a manejar el ordenador. - Aprenderás rápido. Podrás mirar muchas cosas, canciones, videos. Esto también te ayudará. Me comenta que ahí también tiene algunas carpetas con fotos , más recientes que las de papel. Lo dice con reparo porque sabe que esto me produce mucha angustia. Hago como que no le escucho. No obstante miro los nombres de las carpetas. Hay una que llama mi atención, casi me reclama, África 2002. Después de algunos días, entre temeroso y curioso, la abro. Preciosas imágenes de amaneceres y atardeceres se mezclan con las de animales. De repente siento un pinchazo, ¡la del elefante!. Estoy ahí, delante de él, detrás un cielo rojizo y una especie de polvo que empaña un poco el atardecer. ¿Quién hay conmigo? Es ella. Su mirada chispeante y la sonrisa abierta, sincera. Marina, mi Marina. Todo se derrumba. Las lágrimas brotan y caen en cascada. Ella fue el pilar de mi vida y ahora está siendo el detonante para que recupere esa vida. Gracias Marina, ahora puedo volver a la realidad. A recordarte aunque duela. A sentirme acompañado por mis vivencias. Lola L.D.

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17 Comments


Vespasiano -
Vespasiano -
Mar 09, 2020

Hola Lola:

He encontrado tu relato gracias a la ayuda de Tirma Tiatula; lo que me permite devolverte tu visita y generosos comentarios a mi relato.

El tuyo me ha parecido una historia muy bien narrada donde describes con acierto la angustia de una persona que ha perdido su identidad y gracias a la ayuda de su familia consigue recuperar su pasado.

Felicidades. Espero seguir leyéndonos en futuros retos.

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Tirma Tiatula
Tirma Tiatula
Mar 01, 2020

Hola Lola. Lo primero disculparme por tardar tanto en contestarte.

Has escrito un relato en primera persona donde se palpa con claridad el desconcierto y desánimo del desmemoriado. Has conseguido imprimirle ritmo por medio de las frases cortas y muy cortas, incluso algunas acertadas repeticiones hablan de la desesperación insistente del amnésico, ej: desesperado, muy desesperado.

Las vivencias con Marina, y su amor por ella, seguro que el viaje de África fue inolvidable, actuó como detonante para recuperar parte de la memoria.

Buen trabajo Lola.

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Cristina Diaz
Cristina Diaz
Feb 29, 2020

Saludos, Lola:


Te hago una visita. No te corregiré porque ya hicieron las debidas.

Me ha gustado mucho. Ha sido una lectura super fluida. Los personajes encajan perfectamente y la historia se desarrolla de forma natural.

Enhorabuena.


Nos leemos.

Cr!S (15).

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Isan
Isan
Feb 28, 2020

¿Qué tal, Lola?

Un relato emotivo sobre la amnesia postraumática donde la terapia de evocar recuerdos es fundamental: fotos, vídeos, conversaciones…que empiezan a dar una luz de esperanza. Bien logrado.

Alguna cosa que yo revisaría:

“A veces les ánimo...” animo sin tilde.

“¿Estáis seguros?- me oigo decir,…” Al no estar puesto como diálogo, sobra el guión. Mejor así: «¿Estáis seguros?». Me oigo decir…

“Vamos por buen camino -dice.” Valdría cambiar el guión por coma.

Después de los signos de interrogación y de exclamación no se pone punto.

“, la otra…solo…” Separar los puntos suspensivos de la letra que le sigue.

“…carpetas con fotos ,” unir la coma a la palabra que le precede.

Ha sido un placer…

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Gracias a todos de nuevo por vuestros comentarios y por leerme. Los tendré en cuenta para rectificar y para los próximos. Un saludo. Nos leemos.

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