Al atardecer, mientras corre en el parque un solo kilómetro, por su edad de setenta y uno años, el sobrepeso y antecedentes de salud según la recomendación del médico, Bentley recibe un mensaje mental que lo confunde totalmente y se detiene. Agitado trata de repetirlo, pero sus nervios, los presagios confusos que le nacen y su memoria flácida, no lo ayudan. Decepcionado y cubierto por enojos vibrantes, regresa caminando a su casa. «Mañana corro un kilómetro y medio y compenso», se promete. Saluda serio a su esposa quien se preocupa al verle el ceño tan fruncido y lo deja ir, pues sabe que no es la primera vez que él se fastidia con el mundo.
En el dormitorio, Bentley se sienta en la cama, respira hondo e insiste con los intentos de recordar, lo ¿imaginado?, lo ¿escuchado? Duda y de pronto le surge memorizado el haber oído un horario y mudo se dice: «a las diez de la noche»…
—¡No! ¡Noo! Me avisaron que algo sucedería a las diez y diez de la noche. ¡Sí!, de la noche —se confirma en voz alta a sí mismo.
Nervioso quiere descansar y no pensar en horarios, pero involuntariamente vuelve sobre lo escuchado en soledad y se pregunta mudo «¿soñé despierto?». Niega con la cabeza y sonríe al reconocer que su esposa… a veces lo recrimina por hacerlo. Inquieto camina en el dormitorio y es entonces cuando evoca que espera un WhatsApp del grupo de jubilados amigos de la plaza y toma el teléfono, se sienta y con sorpresa descubre un mensaje enviado por G. Lahozdalle, desconocido por él. Atento lee: «Esta noche a las 10:10 recibirás una llamada reverberante y te develaré un secreto. No busques en Google, pues aún no sucedió». Queda tenso, se acaricia la barba durante minutos, corre y le comenta a su esposa, que está en la cocina, aquel mensaje mental y luego le muestra el texto enviado por G. Lahozdalle.
—¿Quién es? ¿Lo conocés? —pregunta ella, sin entusiasmo.
—No, ni idea de quién puede ser.
—Entonces bórralo o antes llamá a Bronson, tu gran compañero desde siempre para saber si él también lo recibió u opina conoce quien te lo envió.
—OK. Ahora lo llamo.
—… …
—No, él no recibió ni lo conoce. ¿Qué hago? ¡Es el mensaje que escuché cuando corría!
—No lo borrés, mejor esperemos hasta la noche, no falta tanto —propone ella.
Luego de cenar temprano, la esposa llama por teléfono a una amiga y conversan. Agotadas las novedades del día, le relata el mensaje recibido por Bentley y ambas ríen pues suponen una broma, un chat más entre tantos falsos o idiotas y siguen conversando de sus temas.
Bentley cada tanto mira el reloj de pared del living, donde está sentado esperando que el tiempo avance. Intenta leer un libro, pero dormita de a ratos. Se sobresalta al escuchar las campanadas del reloj y sentado, bien erguido, confirma que solo faltan diez minutos para la hora esperada. Se frota la cara y las manos. Toma el celular, lo enciende con su clave y en Chats a la vista espera y controla el paso de los segundos. Alterado por los nervios, piensa en llamar a su esposa para que lo acompañe y leer o escuchar juntos el mensaje ansiado y decidir el futuro. Desiste cuando siente un fuertísimo dolor en el pecho. Al derrumbarse en el piso, alcanza a ver, en el reloj a péndulo, la hora 10:10 un instante previo al último estertor y a la respiración nula.
Por el ruido en el living, la esposa avisa y corta el llamado a su amiga y al llegar agitada, ve a Bentley en el suelo, con el teléfono encendido en su mano derecha y nota también que él no respira… Desesperada grita al aire y buscando explicaciones racionales, lee en el celular: «Te necesitamos con nosotros. Buen viaje. Me ocupo». G. Lahozdalle.
***
Saludos Amadeo soy PROYMAN1 tu vecino del 2 ,he leído tu cuento y me ha gustado mucho describes algo que el interesado siente sin saber que puede ser.Es posible que la de la guadaña actúe de esa forma y no podemos contarlo.No quiero asustar. Tomo nota de tus observaciones técnicas pero a veces pienso en que existe algo qué por mucha verificación del escrito siempre se pasa algo. Té doy las gracias por haber leído mi cuento pero también estoy convencido de que algo existe que haga que algo de los párrafos falte o sobra.
Confío en seguir leyéndonos como siempre.
Hola Amadeo, gracias por tus comentarios en mi relato. La historia creo que tiene un buen ritmo de suspenso creciente y un resultado inesperado. Lo unico que siento corta el suspenso y que a mi parecer es inesesario es la parte de la esposa aunque entiendo ayuda al final para imaginar la sorpresa que ella siente al verlo morir. Pero me hubiera gustado saber un poco mas sobre Bentley y premoniciones anteriores.
Saludo
Saludos Amadeo
Al leer tu relato pude imaginar como se sintió Bentley de principio a fin. En cuanto al final pues me tomó por sorpresa. Me parece un final perfecto que da mucho que pensar. En cuanto a que me pareció un poco chocante pues es en la siguiente parte del diálogo.
"lo recibió u opina conoce quien te lo envió."
Es ese u opina que me parece no encaja en el resto de la oración.
Fuera de eso, nada mas que decir que es buen relato.
Nos leemos!
Ryan I. Ralkins
Hola, Amadeo:
Algo barruntaba Bentley que iba a salir mal, así nos pones en situación para un acontecimiento que sucederá a las 10:10, cuando suenan las campanadas de un extraño reloj que las toca a esa hora intempestiva.
Como siempre, no he encontrado errores ortográficos en tu texto, si bien, la expresión: "dormita de a ratos" me ha resultado extraña. Por aquí hubiésemos dicho "dormita a ratos", he consultado en la red hasta llegar a un chat en el Instituto Cervantes sobre la unión de dos proposiciones, en el alguien dice sobre de + a:
"Con carácter más general, en la Gramática que acompaña a su Diccionario de uso del español doña María Moliner estudia en detalle el fenómeno de…