«Última llamada: El tren de las 10:10 con destino a Certeza se encuentra estacionado en la vía dos. Realiza una sola parada, en Arrepentimiento». Tras estas palabras los altavoces registraron un chasquido metálico antes de apagarse definitivamente. Al mismo tiempo, los paneles de salidas y llegadas quedaron en blanco como las páginas de un libro por escribir. No habría más trenes hasta el día siguiente a la misma hora.
Abandoné la estación, guardando el secreto de mis intenciones en el bolsillo de mi gabardina, junto a la pistola.
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