Mi desafío: diálogos
Los días del calendario apenas si corrían, estaban atrapados en el pequeño cortijo de campo, como los hermanos. Ambos prisioneros del tiempo. Éste se hacía interminable. Los chavales esperaban deseosos la llegada de una nueva aventura.
En la habitación oscura de la casa de campo solo había un tragaluz, (bonito agujero redondo del tamaño de un queso pequeño que asemejaba una luna, se tragaba el sol y por el cual solo entraban los gatos contorsionistas y los palomos ocupas).
Arriba, la cámara presumía de paredes y vigas encaladas intentando disolver el olor a salmuera del habitáculo, (destinado a la salazón de jamones y tocinos, curación de embutidos y guardar la orza de chorizo, costillas y lomo frito con manteca, procedentes de la matanza).
Dicha habitación era compatible con dos camas instaladas a la entrada del camarote, arropadas por colchas de ganchillo multicolor y separadas del resto de la sala por una cortina larga de una sola pieza, donde los chiquillos dormían plácidamente. El mayor gustaba de más claridad, al contrario del pequeño que disfrutaba de la penumbra como el búho que era.
Rafalillo bajó de su cama, se acercó a la de su hermano chico y lo sangarreó. Éste, con las legañas todavía pegadas, se dio la vuelta adormilado sin ganas de levantarse.
― Déjame dormir.
― ¡Despierta, venga!, que te voy a enseñar un sitio muy chulo.
― ¿Cuándo? ― pregunta con los ojos alerta.
― Vístete y acompáñame.
Los siete años de Manolico le seguían los pasos sin titubear montaña arriba, a pesar de ser media noche. Una hora después se encontraban plantados frente a la entrada de la casona abandonada.
― Cuentan que la casa está maldita desde principios del siglo XIX o antes.
― ¿De verdad?― abriendo los ojos de lechuza un poco más.
― Si, ¿a qué no te atreves a entrar?
― Ummm…
― ¡Miedica! ¡Cagao!
Ahora verás.― frunciendo el ceño entra con pasos ligeros para que no le dé tiempo a sentir miedo, (cuando su hermano le pica un poco surte efecto y como siempre se da cuenta tarde).
― Aquí dentro mató a un niño que había raptado, tenía menos de dos años. Se llamaba Pedrín.
― Mentiroso él es mi amigo.― se escucha con una vocecita dubitativa y triste.
― ¿Ves el panel de la pared? ― pregunta con la intensión de asustarlo.
― Si.
― Pues no toques ese botón.― dice jugando al despiste para hacerle caer en la trampa.
― ¿Cuál?
― Ese de ahí, el manchado de sangre.
― ¿Sangre?― se le escapa en un gritito ahogado, hace una pausa y traga saliva para recobrar el aliento.
― Si, la del niño que murió a manos del tío mantequero, dicen que su fantasma vive aquí adentro.
― ¿Del tío mantequero?, no te creo.
― ¡Tu mismo, tu mismo!, pero dicen que lo raptó, lo trajo aquí y le sacó las mantecas para calentarse con ellas. ¡Pobre chavalín!
― Anda, que no soy idiota― replica cada vez más cabizbajo y abatido.
― Por si acaso, yo no lo pulsaría.
― ¡Dale con las tonterías! No soy un crío.
― ¿Lo enciendes o no?
― Mejor nos volvemos a casa.
― ¡Gallina! ¡Caguetas!
Resoplando rojo de rabia, se acerca y le da un manotazo a la llave sin pensar. No soporta que le chinchen y cada vez que lo hacen, acaba haciendo lo que no quiere; siempre termina engañado.
Al pulsar, una sacudida eléctrica corre brazo arriba dando un vuelco al corazón. Es lanzado de un calambrazo al piso. Manolico se revuelca de dolor en el suelo, mientras escucha levemente una frase que se repite como un cómico eco canturreando en su cabeza: « ¡Tonto inocente, tonto inocente!»
La sangre de su sangre se descojona de risa mientras se palmea las nalgas eufórico. (¡Que malaje!)
Nota del autor: (Pedrín, 28 de diciembre, día de Los Santos Inocentes.
Texto extrído de Crónicas de antaño.)
Gracias Isan por las aportaciones a mi humilde texto; no caerán en saco roto. Además de los diálogos tengo muchas cosillas que mejorar.
Pepe, con respecto al cambio de tiempo verbal fue intencionado por mi parte, pero lo tendré en cuenta a la hora de la corrección( probaré a reescribirlo en el mismo tiempo)
No sabeis cuanto me ayudan vuestras correcciones, mil gracias a todos.
Abrazos.
Hola, Vive, ¿Qué hay?
Buen relato, desenfrenado y juguetón, donde juegas con el lector haciendo que sufra las penurias del pobre Manolito.
Veo que los compañeros han hecho un trabajo muy bueno con tu texto. Aún así, me gustaría señalarte varias cosas:
Primero, creo que abusas un poco de los gerundios, creo que son un recurso que corta la lectura y priva de visualidad, sobre todo en los incisos de los diálogos. Además que, de manera forzada, alargan algunas frases que necesitan un poco de pausa para que el lector las asimile: "Manolico se revuelca de dolor en el suelo, mientras escucha levemente una frase que se repite como un cómico eco canturreando en su interior", ese "canturrenado" recarga mucho…
Hola, Vibe.
Como quiera que son los diálogos lo que querías poner a prueba, te lo comento primero. Están todos mal puntuados ya que la raya de diálogo debe ir unida a la palabra siguiente. A modo de ejemplo: “―¿Cuándo? ―pregunta con los ojos alerta.” Sin separación entre las rayas y las palabras que le siguen.
“― ¿De verdad?― abriendo los ojos” abriendo no es verbo dicendi o de habla luego debería ir con mayúscula. En este caso le falta otro verbo antes p.e. “dijo abriendo los ojos”. Como “dijo” sí que es verbo dicendi, va con minúscula.
“Ahora verás.― frunciendo el ceño entra con pasos ligeros…” Es lo que dice alguien, por lo que debería llevar la raya de…
Hola Amadeo, gracias a ti también por 'dejarte caer' por mi texto como se dice por la tierra donde vivo: el sur de España, Montefrio, un pueblo rural de Granada que alinda con Jaen y Cordoba; de ahí la enorme riqueza de localismos (por la mezcla de las tres provincias)
Además me encantan los juegos de palabras, su sonoridad, el juego poético, las descripciones, incluso inventarme palabras y poner significados contradictorios o diferentes a lo que se entiende por norma general...me gusta romper las reglas, que le voy a hacer.
Nos leemos pronto. Un abrazo, Vibe.
Toñi: Primero agradecerte por tu pàso por mi texto. Gracias
El tuyo me atrapó. No puedo agregar comentarios a los ya hechos por los anteriores lectores.
Me encantó el lenguaje utilizado, tan diferente al castellano hablado/escrito en Argentina. ¿De que zona de España sos?
Saludos
Nos leemos