Cesar Arranz y yo siempre nos hemos gastado bromas, pero calibre de las mismas fue aumentando hasta pasarnos bastante de la raya… Recuerdo que empezamos en el colegio. La típica broma de colocarnos un muñequito de papel en la espalda, o cambiar el bocadillo del almuerzo por un ladrillo… El caso es que cada broma provocaba un desafío cada vez más audaz.
En 1966, habíamos llegado a la final de básquet de colegios, jugábamos contra los Salesianos… me las arreglé para cambiar su zapatilla izquierda por una igual de un número más pequeña. Él es un fanático de los deportes, aguantó todo el partido e incluso llegó a marcar algunos triples y acrobáticos mates dando saltitos sobre el pie derecho mientras hacía gestos que el árbitro interpretó como falta de respeto al adversario.
–Arranz, deje usted de hacer esas ridículas muecas o me veré en la obligación de pitarle una técnica. –El resultado fue peor: tras las anotaciones, se quedaba mirando al árbitro fijamente, concentrado mientras las lágrimas afloraban en sus ojos.
La respuesta no se hizo esperar. Andaba yo por entonces enamoriscado de la señorita Isabel, profesora de lengua y literatura. El muy cabrón de Cesar se las arregló para sustituir mi examen trimestral por una encendida carta de amor, en la que además prometía acompañar, con tiernas serenatas sus intervenciones en la pizarra. Ajeno a la maniobra, sonreía yo beatíficamente a la adorada Isabel, mientras ella leía mi presunta evaluación. Yo no entendía el motivo del enrojecimiento progresivo de su rostro ni su agresiva mirada.
–¡Mamarracho! –profirió mientras arrojaba a la papelera el examen que con tanto esmero creía haber redactado.
Al recibir un cero como calificación, intenté la revisión de nota, pero antes de poder abrir la boca, ya me había conducido hasta la puerta, sin dejar de retorcerme la oreja con su mano. Al día siguiente, la profesora Isabel (la adoración había quedado atrás) explicaba en la pizarra la contribución de Garcilaso al Siglo de Oro, cuando Cesar, utilizando un peine y una servilleta de papel, logró componer la melodía del conocido bolero de los Panchos “Nosotros”. No llegó a terminar la estrofa: “Atiéndeme/quiero decirte algo/que quizás no esperes/doloroso tal vez…”
Con un rápido movimiento la enseñante giró sobre sí misma, al tiempo que lanzaba el borrador de la pizarra, que impactó contra mi frente, brotando de sus rojos labios el injusto reproche…
–No hace falta que vuelvas hasta septiembre… ¡Mequetrefe! –Mientras, el taimado Cesar ocultaba su improvisado instrumento musical con una sonrisa de triunfo en los labios.
Fue pasando el tiempo, nuestra amistad continuó pese a que las bromas y sus reacciones fueron aumentando en sagacidad llegando algunas a ser totalmente malignas. Las perdonábamos y reíamos al recordarlas mientras tomábamos cañas de cerveza en el Tas-korro.
–¿Te acuerdas cuando los frenos de la furgoneta…?
–Cómo no: un kilo de azúcar vacié luego en el depósito de tu moto…
–Ja, ja, ja… ¿Y cuando te hice perder el avión encerrándote en el váter?
–Anda que lo del carmín en el cuello de tu camisa…
–¡Cómo se puso mi mujer!
Han despedido a Cesar en su empresa.
–Y eso que mandé por Navidad, a nuestro mejor cliente, una cesta en la que incluí esa lata de aceitunas de ocho kilos que me mandaste desde tu fábrica. Sabía que le encantan con sabor a anchoa –se lamentaba.
«A ver cómo le explico a Cesar que, en “La Alcoyana”, hice llenar una lata con los huesos, raspas y desperdicios de las anchoas… Un día de estos tenemos que dejarlo o acabaremos mal», medito mientras espero en vano a que regrese del aseo, para pagar la factura del carísimo restaurante donde se ha empeñado en invitar a mi familia, con motivo de la primera comunión de mi hija.
***
Hola Labajos, gracias por el comentario a mi relato. Tu relato estuvo muy bueno, me gustó el tema y el toque comico en especial la imagen del chico viendo enamorado a la maestra mientras esta lo quiere matar. Me gustó el toque al final donde queda abierta la idea de que las bromas continuaran por mucho tiempo mas.
Saludos Labajos soy PROYMAN1 tu vecino del 5 y leyendo tu historia me ha gustado sobre todo por que explicas muy bien las putadas que mutuamente os hacíais.
Sobre todo la ultima es muy buena, con final infeliz.
Al tener que escribir este mes un cuento difícil no entro en consideraciones técnicas si es que las hay.
Confío en seguir leyéndonos.
Hola Labajos.
Me ha gustado tu historia. La verdad es que con amigos así no hace falta tener enemigos. Hay una par de cosas que ya te comenta Labajos y en las que estoy de acuerdo. Nos seguiremos leyendo. Felicidades.
Labajos:
Considero que el texto es una larga lista de chistes/bromas, llevadas a cabo por ese par de amigos. No lo leo como cuento (faltaría el nudo y la resolución).
Tal vez con un narrador omnisciente en 3º, se lea como más verosímil.
Dices: Cesar Arranz y yo siempre nos hemos gastado bromas, pero EL calibre de las mismas… Falta lo marcado.
Dices: Han despedido a Cesar en su empresa. Considero que estaría mal ubicado en el texto. Tal vez necesitaría más desarrollo.
Cordiales saludos
Amadeo