“Mi nombre es Arkas, de la tierra del norte, donde las montañas separan las aguas de las dunas. De padre Arko, el indomable y de madre Arrow, la de piel clara y cabellos engalanados.
“Macho nací en su hogar, corazón del reino que siempre habían reinado. De tez oscura y complexión alargada, mi sexo pronto decidió mi destino. En el arte de la caza entrené junto a mis hermanos de brazos colosales y muslos desbocados y a lomos de un caballo despunté por ágil, veloz y estilizado. Las mejores presas abatía gracias a mi vista agudizada por las horas de bordados que, a escondidas con las hembras, con placer realizaba. Ni por la flecha ni por la aguja nunca me decanté, las dos artes pronto entendí y valoré. ¡Tanto ignoraba que tanta variedad no era aceptada!”.
“Mi madre, la de piel clara y cabellos engalanados, me miraba con horror mientras la tez oscura me empolvaba y mi padre, el Indomable, destrozaba y gritaba con ira al verme; “¡¿Qué eres tú y por qué es tu naturaleza tan degenerada, que de cintura hacia abajo te asemejas a tus hermanos pero que luces tu pecho plano como si el de una doncella se tratara?!”
“Mis hermanos, con el corazón roto por ver a nuestros padres sufrir me agarraron con sus brazos colosales y me obligaron a partir. “Y no vuelvas”, dijeron, “y no menciones el nombre de tu padre, ni el de tu madre ni el de tu reino pues solo conseguirás traernos deshonra y vergüenza” . A lomos de mi caballo Sereno, con algunas provisiones, un arco y algunas flechas para posibles confrontaciones, es como mis triste aventura empieza”.
“¿Es este mi destino?, ¿el rechazo por parte de todos los que encuentre en mi camino?”
Así, esperando una respuesta, al cielo grité. Pero lo único que recibí fue la punta de una flecha que hizo que mi tez oscura se rasgara. Con celeridad alcanzé mi arco y mis flechas y, aunque el dolor mi ojos nublaba, empezé a distinguir la belleza de las silueta que me atacaba.
Y así habló ella:
“¡¿Qué eres tú y por qué es tu naturaleza tan rara, que de cintura hacia abajo vislumbro un mienbro como el de tu caballo pero que luces un pecho plano como si de una de nostrotras se tratara?!”
“¡Soy Arkas, sin padre, sin madre, sin tierra, sin sexo, sin miedo a nada porque todo he perdido!”, y así respondí yo mientras me apuntaba con sus arco en tensión.“De dar respuesta es ahora vuestro ocasión: ¿quienes sois de rasgos refinados, largos cabellos y sinuosas caderas pero cuyos pechos aparecen mutilados?”.
“Soy de la estirpe amazónica, cazadoras y guerreras. Con el arco y la flecha no encontrarás diestría que se compare con la nuestra. Desde edad temprana entrenamos y tras el paso del tiempo nuestros cuerpos mutilamos pues nuestro pecho derecho no serviría más que para perjudicar la puntería que con gran esfuerzo y trabajo alcanzamos. De vuelta en nuestro reino todas somos iguales, féminas de un de valor incomparable, no necesitamos a nadie, nosotras solas nos ayudamos y apoyamos. Solamente una cosa necesitamos; la semilla de los machos para continuar nuestra linaje. Por eso no solamente cazamos venados, sino hombres como tú, con miembros a los que arrebatar la semilla que nos embaraze. Después de tu donación serás ejecutado, pues no apreciamos las llamadas virtudes masculinas en nuestro reinado.”
Cuando su última palabra hubo pronunciado salté hacia Sereno y de su cuello poderoso, cual rienda humana, boca abajo me agarré con los pies y con las manos. Confundida al verme tan ágil, tan veloz y estilizado, las amazona erróncon sus flecha y el mito de su diestría quedaría por siempre deslustrado.
“Así, esperando una respuesta, al cielo grité: ¿Es este mi destino?, ¿el rechazo por parte de todos los que encuentro em mi camino?”. Y decidí que cabalgaría sin cesar, a través de las montañas, de las dunas del otro lado y de las penurias del camino. Hoy me alejo de aquellos que me han condenado. Pero el mañana será mejor, pues entonces será cuando al fin encuentre el hogar que tan pronto se me fue negado.
“¡Yo soy Arkas, sin padre, sin madre, sin tierra, sin sexo, sin miedo a nada porque todo he perdido!”