Hortensia no se sentía bien y se decidió a consultar al médico. Llamó a pedir cita con el doctor Barbián y se la dieron para el jueves a las 4 p. m. El doctor Fabián Barrera, muy acertado en su oficio, era un joven serio y respetable con barba poblada, larga y muy acicalada, que le ganó el apodo de Barbián.
–Doctor, me preocupan los vagidos que me están dando.
–Usted no es un bebé, señora. Serán vahídos.
Después de indagarle al detalle sobre esos síntomas y de examinarla como es debido, el doctor descartó cualquier enfermedad grave, le ordenó exámenes y le formuló algunas medicinas para mantenerla estable.
Pasados unos días, el tratamiento no le estaba haciendo efecto y su amiga Rosalba le recomendó ir a donde Ruperto, un curandero muy reconocido. “Nadie ha salido defraudado”. Ella no lo pensó mucho y fue a donde “el tipo ese”. Lo primero que la asombró fue la ambientación de la sala: afiches de astros, imágenes de dioses hindúes, representaciones de tigres, tiburones… “esto parece un circo”. El hombre era de una labia impresionante y su esotérico discurso la convenció. Salió de allí con un paquete de hierbas y bebedizos y se aplicó a seguir estrictamente las indicaciones del hechicero.
Cualquier noche, el esposo la vio tomando las infusiones y se enteró de su origen… “¡¿cómo se te ocurre ir a donde ese orate?!” “Pues, sabrás que sus remedios me hacen mejor efecto que los del médico”. Aunque todavía estaba haciéndose el tratamiento médico de día; todo lo del brujo era por la noche.
Una mañana le apareció un brote en la piel. El médico le recomendó que nada de aquello con el marido y tomarse unas pastillas. Pero también fue al curandero, quien prescribió un menjunje para untar y una noche de cama, bien amorosa, “porque se te nota por encima tu estupenda libido; esta tiene gran poder sanador”.
–¡¿Cómo?! Yo no me presto para esas cosas.
–Lo harás con tu marido, por supuesto.
Se fue muy preocupada con la contradicción entre ambos, pero tres noches después se decidió y amaneció curada. Estaba feliz y casualmente ese día le tocaba la revisión con Barbián.
–Mire doctor como estoy de bien. Me sirvió su recomendación de cama con mi esposo.
–¡¿Qué?? Yo le dije todo lo contrario. ¿Usted también consulta a ese engreído charlatán? A mi esposa le recomendó lo mismo y me tiene agotado pidiéndome la dosis todas las noches.
*
Buenos días Carlos: Me ha gustado tu relato sobre todo porque es de humor. Esas extrañas palabras del reto nos bajaron las vibraciones a casi todos.
La fe en las medicinas alternativas está muy extendida por la sencilla razón de que a quien le duele algo, busca lo que sea para que el dolor desaparezca y se abre a todas las posibilidades. La medicina alternativa, a veces, no resuelve un problema de salud y las alternativas sí. No hay nada más que leer tu relato para empezar a tener fe en los hechiceros…
Gracias por el humor. Nos leemos pronto. Un abrazo, Menta
Muchas y muchas gracias a Jesús, Ismael, Chaval, Jorge García, Chus Hernando, Tirma, Laura, Estrella e Isan.
He leído con cuidado sus comentarios, para aprender de ellos lo que corresponda, pero he estado muy ocupado los últimos días y no me he podido detener a responderle a cada uno. Espero que eso no los desanime para hacerme comentarios a los próximos relatos.
Saludos a todos.
Hola, Carlos. Me he metido en tu relato y me ha sorprendido las semejanzas con el mio: Un medico que sí es, otro que no es, diferentes medicinas y unas con el mismo propósito estimulante y una señora que se escandaliza. Me ha gustado este relato por ese tono humorístico y desenfadado.
Respecto a cuestiones de forma ya te han comentado. Un abrazo.
Hola Carlos
Gracias por ver los detalles de las comas. Ya están rectificadas y se lee mejor el texto.
Un saludo
Hola, Carlos:
Una interesante historia desenfadada, atrevida y llena de humor que se lee de un tirón y no tiene grandes complicaciones a la hora de extraer su contenido meramente lúdico.
Paso seguidamente a ofrecerte algunas sugerencias de forma:
"Llamó a pedir cita..." -----> "Llamó para pedir cita..."
"Después de indagarle al detalle sobre esos síntomas..." -----> "Después de indagar a fondo sobre esos síntomas..."
Quedan mejor desde el punto de vista formal, que estas expresiones dialogadas las escribieras con el uso del guion largo, en vez de las comillas:
“¡¿cómo se te ocurre ir a donde ese orate?!” “Pues, sabrás que sus remedios me hacen mejor efecto que los del médico”.
—¡¿Cómo se te ocurre ir a donde ese…