Listera manejaba con sus dos manos el fusil ametrallador, en la mira un grupo de atacantes subiendo por el cerro, Listera pertenecía a la Organización Guerrillera Oriente en la que todos los miembros eran mujeres elegidas por su valor demostrado en la lucha urbana contra los paramilitares.
Los atacantes en masa subían disparando decididos a tomar la posición defendida por las mujeres luchaban con sus armas y al mismo tiempo se parapetaban entre las rocas que jalonaban la subida al cerro.
Un helicóptero hizo su aparición en el cielo y con sus ametralladoras disparando hizo posible que los atacantes tomaran la posición desde la cual las defensoras lucharon con furia pero en inferioridad numérica.
El helicóptero barriendo con sus armas el terreno aterrizo, durante la operación la defensa fue inútil, los paramilitares tomaron la posición y prisionera a Listera y el grupo que había logrado sobrevivir.
—Quien de vosotras es Listera.
Un atacante la señalo moviendo la cabeza hacia ella.
Listera miro con furia al que la había señalado recibiendo un puñetazo en el rostro propinado por el que parecía ser el jefe.
—Bajadlas a todas —pero tú no Listera quédate aquí.
—Porque no me voy con mis compañeras —pregunto Listera.
—Tu y yo tenemos que hablar pero a solas.
Listera temió al escuchar las palabras de aquel hombre, seguramente la querría torturar o violarla o las dos cosas.
A una señal al que parecía ser su ayudante que se acercó con un termo de café y dos tazas una de las cuales llenándola se la ofreció a Listera —toma bebe te sentara bien.
Listera tomo la taza que lanzó con el líquido caliente a la cara del jefe, recibiendo a continuación una lluvia de golpes y puñetazos que la hicieron caer al suelo aullando de dolor.
—Si eres sensata salvaras tu vida y la de tus compañeras, pero tienes que escucharme.
Nuevamente le lleno la taza con café ofreciéndole a Listera que magullada y sangrando por un labio tomo la taza y bebió el líquido caliente, quería escuchar al hombre que podía dar un vuelco favorable a su situación y la de sus compañeras.
—Necesito saber qué cantidad de grupos como el tuyo están diseminados por la sierra, esta información es clave para que tú y tus compañeras salvéis la vida.
Listera mirándolo a la cara escupió al suelo, a continuación recibió una tanda de golpes que le dejo el rostro sangrando y tumefacto.
Un paramilitar entro en la tienda y dijo algo al oído del jefe, este con cara seria pregunto nuevamente a la prisionera por la información que necesitaba y esta lo miro con desprecio y con silencio.
—Subir a todas a la posición, rápido, dijo móvil en mano.
Al cabo de un tiempo todas las componentes del comando guerrillero estaban frente al jefe paramilitar que las hizo formar en fila.
Al ver a sus compañeras Listera echo en falta a su amiga Anna temiendo lo peor que la hubieran matado o torturado.
El ruido del helicóptero se hizo notar y los paramilitares corriendo a una señal de su jefe se parapetaron entre las rocas, la ametralladora manejada desde el aparato disparo sobre el grupo de prisioneras que cayeron bajo las balas.
El helicóptero se alejó dejando un rastro de sangre y muerte, el jefe paramilitar pistola en mano fue rematando una a una a las guerrilleras.
Sobre un plano cartográfico el jefe tenía señalados varios puntos ordenando a los camiones dirigirse al que tenía más cerca a varios kilómetros del fatídico cerro.
La misión estaba a punto de terminarla con éxito.