Ramiro, es enfermero acompañante de ambulancia que se dirige a un Centro sociosanitario para dejar a un paciente operado de cadera, que después de pasar unos días de control recibirá tratamiento para su recuperación con los terapeutas.
Es una persona joven, que ya ha entrado en la treintena, esbelto, ancho de espaldas, con una sonrisa perenne que cuando instala en la ambulancia a un paciente, aunque esté desmayado de dolor no se queja porque piensa que todo va a ir bien.
De natural desdentado cuando nació, y sin verse los ojos azules que después descubriría, a la alegría de la madre al oír el vagido de su hijo, vino a continuación el asombro de la comadrona al ver los atributos del recién nacido.
—Caray, querida, que alumbramiento tan feliz hemos tenido, dijo el padre.
—El alumbramiento lo he tenido yo, y muy satisfecha de ver al bebé, que además con su apellido Casanova será un rompecorazones.
Sin esfuerzo alguno se transformó en un barbián, que no pierde ocasión para demostrar su desenvoltura en la manera del trato con la gente. Cuando ejerce su oficio, es insuperable, demuestra su valía así que se le presenta trasladar o dejar a un paciente, que la familia le agradece porque piensa que nada puede fallar teniendo una persona tan eficiente y cariñosa.
—¿Cómo se llama usted? le pide una señora; es para recomendarle si sé de alguien que pueda necesitar sus servicios.
“Que cosas dicen; como si eso fuera fácil y posible”
—Me llamo Casanova, guapa señora, y no padezca que llevo a su marido al hospital y pronto le tendrá en casa como nuevo.
Cuando acaba el servicio se va a la base en el Centro para saludar a sus compañeros, especialmente a Ofelia, la enfermera jefa que está en la oficina y acercándose a ella le pone un beso en los labios.
—Cuidado Ramiro, que soy tu jefa.
—Ha sido sin mala intención jefa; ¿por cierto salimos a cenar esta noche? Me siento muy exaltado y tengo ganas de saltar contigo.
—Quizás sea un poco tarde cuando acabe, que tengo el problema de la orate en la cuarenta y dos, qué si no lo soluciono hoy, me tendrás que ayudar con tus mañas y simpatía para que se termine la angustia de las molestias que produce a las demás pacientes.
—Vale, ahora me voy al gimnasio para estar preparado para ti.
—No te canses, te necesito entero.
Le saludan efusivamente el personal femenino de servicio de atención al cliente y él, ególatra y seguro de sí mismo, les lanza con la mano besos por doquier. En el vestuario, hasta le aplauden los que están en la ducha…plás plás plás.
Como es un personaje que atrae al sexo femenino cuando está en la piscina, se unen a él y no tienen reparo en comentar con ellas que tiene dos virtudes, a saber: La primera es de naturaleza intrínseca, propia de haber nacido así y que nos muestra para regocijo y envidia de todos. La otra es qué por su gran fuerza y perseverancia en los entrenamientos, siempre gana los campeonatos de natación del club y nos hace famosos.
Al día siguiente Casanova es citado por Ofelia, para que interceda con el marido de la paciente insensata que trajeron hace una semana, porque creemos que no es lugar para ella. —¿Qué quieres que haga? —Le dice el solícito Ramiro.
—Es una persona de cincuenta años, de buen ver, pero esta enfermedad no la deja vivir, ni a los demás tampoco; Se han equivocado de lugar. La doctora jefa está de acuerdo en hacer el traslado.
—Con tus artes de galanteo, bien hacer y cariñoso pero sin tocarla ni un pelo ni hacerla daño si la tienes que coger, para que te acompañe al departamento de psiquiatría en el edificio tres. Allí la están esperando.
Se conocieron hace dos años, en un servicio médico de atención a una persona mayor en la biblioteca, y Ofelia tuvo que llamar a una ambulancia para su traslado al hospital. Ramiro a pesar de sus galanterías con enfermeras o pacientes es una persona cabal que está enamorado de su compañera y tienen pensado vivir juntos y lograr una familia.
—Bueno, amor, esta es tu labor, empieza cuando quieras y tendrás premio.
—¿Por parte tuya, aclara meloso Casanova?
*
Por cierto soy A BERUMEN (21).
Hola Chaval
Bonita historia, aunque coincido con los comentarios de los demás en relación a la puntuación. El uso correcto de las comas hace más agradable la lectura. Por lo demás todo te lo han dicho ya. Es una de las ventajas de llegar a leer tarde Jeje. Enhorabuena, mucha suerte, un abrazo y cuídate mucho.
Chaval:
Tu relato es delicioso. Haces una historia de amor sobre un tema que los demás trataron más bien como cosa seria. Describes en forma exquisita al protagonista, lo que deja ver muy claro por qué todas (y todos) sienten admiración por él.
Las observaciones obligatorias…
y no padezca que llevo a su marido al hospital: Falta la coma para separar la oración principal de la explicativa; sin la coma, se está dando a entender que no se quiere que la señora padezca porque se le lleva el marido al hospital.
qué si no lo soluciono hoy: Sobra la tilde, porque aquí la conjunción no es interrogativa, sino relativa.
Se conocieron hace dos años, en un servicio médico de atención…
Hola El Chaval
Gracias por aclararme lo de los aplausos en la ducha. Ahora ya lo veo.
Un saludo
Nos leemos
Buenas tardes El Chaval: Tu relato retrata a un enfermero barbián de los buenos, incluso le acompaña su apellido.
Como llego un poco tarde ya te han aconsejado todos los cambios que deberías hacer para que quede “niquelao”, y yo estoy de acuerdo con todos ellos.
Puedes rehacer el relato con las correcciones que te han señalado y te quedará estupendo.
Hasta el próximo relato. Un saludo, Menta