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Foto del escritorAdmon KMarce

El extraviado -Ocitore- (R)

http://plumalanza.blogspot.com/


Salió rápido del vagón. La persona a quien le había robado el bolso seguía dormida. Eran la una de la mañana y nadie lo había visto. Los trenes iban casi vacíos. Era la hora en la que los ladrones salían a buscar despistados que después de una buena juerga se dormían en los asientos. En cada coche había cámaras, por eso Zaan, como le decían sus compinches por su corpulento físico y su supuesto origen mongol, usaba capucha y un pañuelo que le cubría la boca. Llevaba unos meses robándole a los borrachos los fines de semana. Cuando los policías lo interceptaban para interrogarlo, disimuladamente desaparecía los bolsos, mochilas, billeteras, pasaportes o el dinero que había sacado con esmero y cuidado de los bolsillos de sus víctimas. Tenía agilidad con las manos y eso lo situaba en una posición cómoda en el mundo de los atracadores de poca monta. Podía sacar billetes, incluso monedas, de los bolsillos traseros de los pantalones se encontrara en la posición que se encontrara el incauto de turno. Salió de la estación y caminó hacía su casa. Vivía con unas mujeres pedigüeñas que le habían brindado asilo a cambio de sus motines. Él se los había ofrecido porque tenía bastante necesidad. Su difícil situación lo obligaba a falsificar sus documentos y alejarse de los sitios concurridos. La policía no lo había podido detener porque era muy astuto y desaparecía con naturalidad. Llegó a su casa y encontró a una de las viejas despierta. La saludó, ella le indicó que se fuera a su habitación. “¿Qué has pillado hoy? —le preguntó farfullando la anciana sin mirarlo—. Tremenda mochila que traes allí”. Él no contestó y cerró su puerta. No quiso ver lo que contenía la bolsa. Se echó de un trago un cuarto de botella de vodka y se quedó dormido. Al despertarse vio la mochila. La miró y al tratar de abrirla se dio cuenta de que tenía un pequeño candado. Sacó su navaja y la insertó en los dientes de la cremallera, ésta se fue abriendo en forma de canal. Dejó ver su interior. El macuto era de un tipo que había salido de algún bar de mala muerte. No llevaba cosas de valor. Espulgó todo. No encontró ni dinero, ni algún objeto de valor que le ayudara con el sustento. Pensó qué hacer con el contenido. Unos guantes, una bufanda, una billetera con una foto, unas tarjetas de descuento para varias tiendas de alimentación y nada más. Le dejó todo a las viejas que lo miraron con desprecio y le dijeron que no vivía en un hotel. Tenía que ir a buscar algo que si mereciera la pena. Conocía un bar de lujo y de vez en cuando algún riquillo despistado se perdía o dejaba tirado algo por descuido. El problema era la vigilancia. Los guardias lo tenían fichado y le habían prohibido acercarse. Tuvo que esperar en la esquina. El frío le calaba los huesos. La temperatura había bajado a menos diez grados y con la espera se había quedado tieso. De pronto vio salir a un hombre con un abrigo caro. Lo separaba de su objetivo una distancia de unos veinte metros. El tipo tardaría unos treinta segundos en llegar al hotel. Podría darle alcance pronto, le vaciaría los bolsillos en fracción de segundos y después se esfumaría antes de que los guardias lo vieran. Todo le salió perfecto, pero resbaló al pisar una capa de hielo cubierta de nieve y salió volando. No le ayudaron sus reflejos y se dio un topetazo muy fuerte. Quiso levantarse, pero no lo logró. Permaneció tirado hasta que lo recogió la ambulancia. Ya en el hospital lo despertó un pinchazo. Abrió los ojos y vio a una enfermera mirándolo con reproche. “¿Para qué se movió? —le dijo—pude haberle dejado media aguja adentro. Mire cómo la dejó. Parece un aguijón”. Bueno, parece que ya está mejor. Tuvo una contusión. Durmió dos días”. Por la tarde llegaron unos payasos para animar a los enfermos. Era la iniciativa del director del hospital que estaba convencido de que eso ayudaba a la recuperación de los pacientes. Uno de ellos pareció reconocerlo: “Oye, Mandrake, ¿cómo has parado aquí? Llevamos buscándote mas de medio año y mira dónde te venimos a encontrar. ¿Te acuerdas de Micky? Desde que te golpeó el elefante te andamos buscando. Imaginamos que habías perdido la memoria. ¿Ves? En esta foto estamos los tres Micky, tú y yo”. Vio que él era el mago.

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6 comentários


palomac.marqueta
27 de fev. de 2020

Buenas tardes Ocitore: Me ha gustado la historia que nos cuentas. No obstante, a demás de lo que ya te señalan los otros compañeros anteriores a mi comentario, he encontrado otras cosas que debes corregir. Por ejemplo:

“Cuando los policías lo interceptaban para interrogarlo, disimuladamente desaparecía los bolsos,…” Tiene que ser desaparecían.

“Salió de la estación y caminó hacía su casa”. Es hacia.

“Le dejó todo a las viejas”. Debe ser: les dejó todo.

“algo que si mereciera la pena” Este si con tilde: sí.

“hasta que lo recogió la ambulancia. Aquí sería una ambulancia porque no has hablado antes de ella.

Muchas gracias por compartir tu relato con todos nosotros. Hasta pronto. Un saludo, Menta

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Carla Daniela
Carla Daniela
27 de fev. de 2020

Hola Ocitore! Como estas?

Una historia interesante que me gustó mucho.

Coincido con los compañeros que quizás dividiendo los párrafos, quedaría un poco mas liviano.

Te hago esta observación:

"Eran la una de la mañana y nadie lo había visto" Creo que seria Era la una.

Un saludo y nos leemos!! (N°34)

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Osvaldo Vela
Osvaldo Vela
23 de fev. de 2020

Hola Ocitore, una historia muy bien llevada, sin tropiezos de principio a final.


hasta no llegar a "vio que él era el mago", fue que me di cuenta el porque la habilidad de sus manos..


Gracias Ocitore por traer a mi memoria una serie de comics de años ya muy pasados: Mandrake el mago.


Gracias, saludos y un abrazo.

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Amadeo Belaus
Amadeo Belaus
19 de fev. de 2020

Ocitore:

Me pareció un poco largo y muy explicativo, con lenguaje común, poco literario, casi sin imágenes. Párrafos muy largos. El final, no lo veo como cierre del "nudo o conflicto".

Luego de recibir todos los comentarios, tal vez puedas reescribirlo.

Es mi apreciación como lector


Estoy en el Nº1 por si quieres leerlo y comentar

Cordiales saludos

Amadeo

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Jose Maria Moreno Pelayo
Jose Maria Moreno Pelayo
18 de fev. de 2020

Hola ocitore. Para mi tu segundo párrafo es muy largo, me dejas una duda cuando la vieja comienza el dialogo preguntando ¿No empieza el guion? Veo que pones comillas inglesas pero,¿ No es mas fácil poner el guion largo? ,ya que es mas difícil que se te pase el cierre de las comillas y no se pero yo por lo menos estoy más por utilizar las latinas(aun que aquí no se pueda ) y los guiones largos desde el principio. Pero vamos que te esta hablando el maestro liendre ,de todo sabe y de nada entiende. Un abrazo José María.

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