―¡Pasen, vean a la Mujer Barbuda, al Hombre Diminuto…!―Los niños atosigaban al “speaker”, que repartía caramelos y algún coscorrón disimulado a los golfillos cuando intentaban repetir―¡Pasen y vean al gran Sansón, domador de lo más pequeño y lo más grande! El circo contaba con un espectáculo de elefantes, también con una diminuta carpa, donde a través de una gran lupa, podían verse pulgas acróbatas. Sansón no recordaba el origen de sus desgracias. Todos los días aparecía su vivienda inundada por orines de gigantescas vejigas, y su cuerpo pespunteado por aguijones de inexistentes parásitos. Limpiaba y desinsectaba el carromato cada mañana. Intrigado, comprobaba que no había novedad en la urna de las pulgas, ni en las cerraduras de las jaulas de los paquidermos. Pronto se desharía de esos odiosos animales, cada vez más incompetentes, incluido Dumbo: el elephas máximus de 5.500 kilos cuyas fotos anunciaban equilibrios en la cuerda fija y actuaciones de escapismo, abriendo tanto diminutos como enormes candados. Ejercicios que ya parecía haber olvidado. Sin embargo, Dumbo disfrutaba evocando cómo noqueó y desmemorió a Sansón el día que este mató a Dorotea, la pulga bailarina, mediante un tremendo latigazo, cuando practicaba el grand-plié sobre su lomo. Rememoraba perfectamente a su trompa lanzándolo, como atravesó la lona más rápido que el Hombre Bala, aterrizar en las cuadras y de una coz, ser catapultado al camerino de la Mujer Barbuda, que lo despachó con un contundente puñetazo. Sansón no recordaba que los elefantes nunca olvidan.
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Buenas, Labajos.
Un relato cortito pero con mucha "chicha". Me ha gustado el uso del lenguaje que has utilizado. Se lee con facilidad y crea en la mente unas imágenes muy curiosas.
Me ha gustado mucho la frase de los elefantes no olvidan.
Nos leemos.
UN saludo.
Hola Labajos: Me ha gustado mucho tu relato (mini), no has necesitado muchas palabras para contarnos una gran historia.
Te personaje elefante es el superhéroe que hace justicia a su compañera de trabajo, entre otra cosas orinándose cerca de la caravana de su cruel domador.
Queda claro el mensaje: El domador violento ya no tiene cabida en nuestra sociedad protectora de animales.
Sólo una cosa:
Los nombres científicos de animales y plantas se escriben así: la primera palabra con mayúscula y la segunda y tercera si la hubiera con minúscula. Ejemplo: “Elephas maximus”.
Enhorabuena, un saludo, Menta
Hola Labajos.
Hermoso relato, con un inicio que nos ubica de inmediato en el mundo de los circos de antes, y un final a toda orquesta.
Mis saludos.
Hasta la próxima propuesta.
Hola Labajos.Me sumo al comentario de Estrella Amaranto. No soy tan especialista en buscar mas cosas para decirte porque no las encuentro. Me ha gustado el relato, lo has llevado a buen término y ya tengo bastante. Un cordial saludo y hasta el próximo (7)
Hablando de circos y de elefantes, aunque no de pulgas, ya que te diste una vuelta por miblog (considéralo tuyo), aquí tienes, Jorge, este de un payaso enamorado por si te saca una sonrisa o dos.
https://alzapalabra.blogspot.com/2017/12/payaso-enamorado.html