*FAVOR UTILIZA EL BOTÓN DE REGRESO PARA VOLVER A LA RECOPILACIÓN*
El mensaje que ha llegado a la máxima autoridad provoca incertidumbre, algo se aproxima que puede cambiar la tranquilidad que creían tener. «Los de arriba» ahora habían incorporado al gabinete científico de la nave minera un arqueólogo.
–Ya me diréis para que carajo necesitamos un arqueólogo –se quejó el señor Maximaler Geiz, delegado del Oligopolio de Recuperaciones Universales.
–Solo para aumentar gastos, básicamente su misión será estorbar. –El capitán Hohlkopf odia cualquier iniciativa que retrase la eficiencia de la misión–. Todo lo que hay que saber sobre este desierto asqueroso es que sus anteriores moradores fueron derrochadores hasta la autodestrucción, eso explica que el 100% de su superficie, se encuentre recubierta de lo que consideraron desechos; material electrónico, polietileno, polipropileno, poliestireno, policloruro de vinilo… En resumen: electrónica y plásticos. Justo lo que necesitamos.
–Gracias a aquellos manirrotos O.R.U. tiene ingresos millonarios. De lo que
desperdiciaron vive nuestra constelación –concluyó el delegado.
–¿Señor?
–¿Sí?
–El teniente arqueólogo Alter Weiser pide permiso para entrar.
–Buenas días: mis órdenes–. Alter muestra un papel al capitán Hohlkopf, este palidece.
–Pero… esto le convierte a usted en máxima autoridad civil y militar de esta misión,
incluso por encima del O.R.U.
–Sí, permítanme informar de la importancia de nuevos descubrimientos que podrían
explicar el origen de nuestra civilización incluso determinar su futuro. Un reciente hallazgo en la biblioteca de la Planicie de las Pirámides, nos ilustra sobre la costumbre megalómana de quienes gobernaron este planeta: recibir sepultura rodeados de los restos de sus vencidos, ya fuesen fieros resistentes o sumisos siervos. Todas estas riquezas que envuelven el planeta, son producto del binomio explotación-tiranía.
–Es absurdo –respondió el delegado Maximaler Geiz–. Eran todos ricos a juzgar por lo
que desperdiciaban.
–Estudios arqueológicos recientes demuestran que bajo esta profunda cáscara de plástico pueden encontrarse respuestas sobre ese mundo desaparecido. De momento, tenemos orden de dirigirnos al yacimiento que han dado en llamar el Valle de los Huesos. Aquí están las coordenadas–. Alter entregó un sobre al capitán.
El Valle de los Huesos resultó ser un paraje similar al resto del planeta, salvo por una especie de balcón que se oculta tras unos deshilachados cirros que pretenden anunciar una lluvia que nunca llegará. Una vez allí, los equipos de sondaje y medición advirtieron que ese inmenso balcón formaba la parte visible de una enorme cruz que superaba los 152 metros, remate de un tremendo hueco excavado 250 metros en el interior de una montaña oculta bajo la conocida capa de deshechos. En el ápice de la cruz descubrieron un ascensor, al pulsar su botón, descendieron hasta una grandiosa cavidad adornada por ídolos ancestrales de lo que debió ser un templo cristiano. En el presbiterio aguardaban unas ancianas criaturas de ojos traslúcidos, seguramente adaptados a la oscuridad, vestían uniformes blancos, camisa azul, corbata negra y correajes.
–Somos los Carcantes de la Infanta –dijo el que parecía ostentar mayor autoridad–.
Nuestra misión es custodiar los restos del Caudillo hasta el momento en que vuelva a reír la primavera.
–Y… ¿Eso… cuándo sucederá? –El capitán Hohlkopf observaba a tales personajes con la expresión del que se enfrenta a una pandilla de dementes. El más anciano de estos se sentó en un sitial con tapizado damasco y comenzó a explicar:
–El último día, antes de la partida a Nueva Tierra, se encomendó a los Carcantes esta misión. Pasó mucho tiempo, pero un día glorioso comenzó una nueva era: la Reconquista, desde entonces los retornados limpian la corteza terrestre para devolver a la Tierra su antiguo esplendor… ¡Dios bendiga a este nuevo Caudillo que nos libera!
–¿De qué sandeces habla? Esto nos está ya causando pérdidas millonarias. Nuestro tiempo vale su peso en cobre, no podemos perderlo en historietas de chiflados –estalló de impaciencia el delegado Maximaler.
–¿Pero no se dan cuenta de lo que significa este hallazgo arqueológico? En Nueva Tierra deberíamos aprender de lo que sucedió aquí. Algunas voces ya alertan allí de cambios en la climatología proporcionales al espacio que van cubriendo nuestros deshechos. –El arqueólogo trataba de hacer recapacitar a sus acompañantes.
–¡Estupideces! –cortó el capitán Hohlkopf. –Necesitamos cada vez más materiales para
lograr un mayor consumo, ¡las alteraciones en Nueva Tierra son inapreciables! –Y ordenó poner inmediatamente en marcha la maquinaria extractora.
–Como decían los antiguos pensadores, aquellos pueblos que no se interesan por su historia, están condenados a repetir sus errores –musitó abatido Alter Weiser sin siquiera atreverse a intentar hacer valer su autoridad.
***
*FAVOR UTILIZA EL BOTÓN DE REGRESO PARA VOLVER A LA RECOPILACIÓN*
Saludos Labajos soy PROYMAN1 tu vecino del 3 y en primer lugar te doy las gracias por haber leído mi cuento, mi cuento esta basado en la vida real, no hay en el ninguna fantasía aunque haya gente que pueda o no estar de acuerdo con lo escrito, tomo nota de las observaciones técnicas que me apuntas y las tendré en cuenta para los próximos cuentos.
A continuación paso a comentar el tuyo, me he reído con las palabras "carcantes" CARCAS
"Reír la primavera" letra de un famoso himno correspondiente a la edad de hierro.
La descripción del uniforme con "camisa azul"... y la palabra "caudillo". En fin muy divertido.
Confió en seguir leyendonos.Espero.
Labajos:
Un cuento ¿premonitorio? Me gustó el tema.
Considero un poco exagerado el tema y cantidad de los desechos (además de plásticos hay otros materiales que destruyen lo natural).
En varias partes, falla la puntuación (faltan comas) y no se lee cómodo. Es bueno leer en voz alta y aparecen esos inconvenientes.
Encontré muchos detalles innecesarios, por ej. las dimensiones del balcón.
Espero haber colaborado con mis observaciones.
Cordiales saludos
Amadeo (Argentina)