1 -Mardoc – 975
Hace veinte dÃas que zarpamos. Frente a nosotros se levanta la cortina de nubes, el lÃmite entre lo que conocemos y lo desconocido. La tripulación está entusiasmada con la misión que se nos encomendó. El viento nos impulsa con buena velocidad, no es necesario utilizar los remos.
28 -Mardoc - 975
Estamos inmersos en la cortina de nubes. Nos rodea una verde penumbra que no varÃa en intensidad, no podemos diferenciar el dÃa de la noche. Registro el paso del tiempo con el reloj de arena, un marinero anuncia las horas.
Navegamos con rumbo norte a cien varas por jornada. Usamos los remos, atentos a obstáculos que puedan aparecer, son aguas desconocidas. Hasta el momento no los ha habido, nada más que esta nube que no termina.
Algunos tripulantes creen oÃr voces. Seguramente son sonidos producidos por el viento al atravesar el velamen, sin embargo, las velas no se hinchan.
2 -Jurnic -975
Ayer celebramos el nuevo ciclo de la Estrella Azul en alta mar. Los augurios no fueron claros, algunos hombres están inquietos y quieren volver, pero el deshonor que acarrearÃa los obliga a callar.
10 -Jurnic -975
Atravesamos la cortina de nubes. El cielo, de un verde pálido, es muy semejante al nuestro, pero el color de las aguas, de un rosa cada vez más intenso, causa preocupación. Comienzan a circular historias de hechos increÃbles.
Algunos escuchan voces, no todos. Quienes las escuchan dicen que son sirenas que presagian la destrucción de todos. Algunos hombres se están reuniendo. Sospecho un inicio de motÃn.
Por fin vimos los cinco soles alineados. El final de nuestro viaje está cerca.
13- Jurnic - 975
Llegamos a las aguas de Odr. Los peces son más pequeños, su color es más intenso. Algunos de ellos saltan sobre cubierta. Ni bien salen del agua sus aletas de transforman en patas articuladas que los convierte en seres peligrosamente mortales. No estábamos preparados, dos marineros fuesen alcanzados por sus venenosos aguijones y muriesen en medio de incontrolables temblores.
21 -Jurnic - 975
Rodeamos la isla, la domina una montaña negra y el silencio. Encontramos una rada adecuada. Bajé con parte de la tripulación para encontrar la antigua población. Los hombres están nerviosos. Cuando el último sol desaparece en el horizonte, unos horrendos sonidos semejantes a gritos comienzan a escucharse. Pasamos la noche a bordo.
25 - Jurnic - 975
Entrelazamos las manos para elevar nuestra esencia cósmica. Vimos hacia donde debÃamos dirigirnos. Encontramos el poblado. No habÃa señal de ser vivo, ni de construcción, solo polvo y silencio.
Cuando el último sol se escondió, de la montaña bajaron rodando unas esferas negras y brillantes que formaron un cÃrculo que se estrechaba a nuestro alrededor.
Un marinero temerario atrapó una de ellas. Su mano comenzó un veloz proceso de corrosión. Agonizó durante horas, murió con el nuevo dÃa.
Cuando apareció el primer sol por el horizonte, las esferas volvieron en el mismo silencio sepulcral en que habÃan bajado, a la montaña negra.
El primer oficial, murió como consecuencia de unas fiebres que lo deshidrataron. Su cadáver parecÃa un trozo de carne reseco. No encontramos indicio alguno de lo que lo causó. Cuando tocamos el cuerpo para buscar alguna señal, se desintegró.
Los hombres están intranquilos. Tengo que aplicar toda mi autoridad para evitar el motÃn, pero es cuestión de dÃas.
8 - Luzdz - 975
Cada anochecer volvemos a la embarcación. A la primera muerte en tierra, han seguido otras. Parte de la tripulación está en estado permanente de motÃn. La firme presencia de Maro Mesc los controla, pero puedo leer en sus ojos el agotamiento.
Ordené ajusticiar al timonel como escarmiento. Consideraba que su posición lo protegÃa, pero la misión no puede fallar. Nuestra situación es precaria.
14 - Luzdz - 975
Una niebla rojiza vino del mar y nos envolvió. Algunos hombres enloquecieron y se arrojaron por la borda. Los minúsculos peces los devoraron en instantes. Nadie puede dormir.
Si para cuando asomen las dos lunas verdes no encontramos lo que buscamos, nos volveremos. La tripulación está diezmada.
25 - Luzdz - 975
Volvemos. Tengo cinco hombres para gobernar la nave, el resto ha muerto. La playa está llena de esferas negras, todas del mismo tamaño, todas ominosamente peligrosas. No podemos bajar, los temibles peces aguardan por los infelices que se arrojan por la borda. La misión no está cumplida. He faltado a mi palabra, me cubrirá el deshonor. Haré lo posible por llegar a nuestro hogar y salvar a quienes pueda.
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