top of page
nuevo logo trailorbrand.JPG
  • Facebook
  • Instagram

En un rincón de la memoria -Gina- (R)

Acaba de cumplir noventa y cuatro años. Escucha mal y la vista también le falla. Sentada frente al televisor con la mirada ausente, ajena al entorno que la rodea se anima de repente, desconcentrando al hijo que sigue el informativo: —¿Ves esta foto hijo? Yo tenía dieciocho años. Fue cuando conocí a tu padre. —Mamá, ¿no ves que estoy escuchando las noticias? —Pero yo no me entero de lo que dice el locutor. Tras aquel toque de atención, se distrae viendo faenar a la chica que realiza las tareas del hogar. —Carmela, ese pañito no me gusta —le dice a la mujer— A mí me gusta el verde, que lo hice yo... También le hice otro a tu hermana, ¿sabes hijo? Pero el de ella no sé dónde está. —Ella lo tiene en su casa, mamá. —¿Y por qué ella no está aquí? —Porque vive en Madrid y tiene que cuidar de su marido y de sus nietos. —¿Hemos comido hoy? Tengo un aguijón en el estómago y debe ser de hambre. —Mamá, ya hemos comido, te lo he dicho tres veces. Puchero, pringá y ensalada de lechuga. —¡Ah, puchero! ¡A mí me gusta! Todo se le antoja, pero sus desgastados dientes no acompañan el deseo de su mente. Presiona los alimentos, para sacarles el jugo, y luego los escupe en el plato. Después de un silencio momentáneo, la mujer vuelve a la carga. —¡Fali! ¿Ves ese mantel? La tela me la dio la tía Laura. ¿La tía sigue viviendo en la misma calle? Me gustaría ir a verla. —No, mamá. La tía ya murió. —¡No me engañes! Si se hubiera muerto, mi padre me lo habría dicho... La cenefa de croché y las flores del mantel las bordé yo; me quedaron muy bonitas, ¿verdad? —¡Sí, mamá! Las noches para Antonia se han convertido en un verdadero suplicio. Se las pasa hablando con el hijo, en la distancia, y ahuyentando los fantasmas que la agobian, golpeando la cama con su bastón. —Mamá, ya es tarde. ¿Quieres acostarte? —¡No! No me gusta mi cuarto. —Pero necesitas dormir. —Bueno hijo, ¡vale! Penosamente se levanta del sofá y a regañadientes se dirige al dormitorio preguntando: —¿Es este mi cuarto? ...Déjame la luz encendida. — Buenas noches, mamá. De madrugada gritos de angustia despiertan al hijo que duerme en la habitación contigua. —¡Tranquila mamá, no pasa nada! —¡Si pasa, tengo miedo! —¿Miedo de qué? —¡Ese maldito barco, ha vuelto! —¿Qué barco? —Va a bombardearnos de nuevo. Quiere acabar con todos los que escapamos en la carretera de Almería. —Mamá eso ya pasó... Ese barco ya no existe. —¡Sí, si existe! Estaba escondido... Tuvimos que abandonar nuestra casa. Andamos sin parar huyendo de las bombas. —¡Mamá ya no estamos en guerra! —¡No! Ahora ha vuelto, está frente al puerto. Siempre ha existido. A una calle le pusieron su nombre para que no nos olvidáramos de él. —Hace años que esa calle tiene otro nombre. No debes tener miedo. ¡Duérmete! Amanece un nuevo día y después de un frugal desayuno sus pensamientos vuelan nuevamente, esta vez hacia episodios más agradables de su vida. “¡Yo vivía tan feliz cuando era chica. Me gustaba bañarme en la playa de Torre del Mar y ver los elefantes cuando venía el circo por las fiestas del pueblo.” Transcurren unas horas en relativa calma cuando, de sopetón, Antonia le espeta a su hijo: —¡Mi padre era muy bueno! Un tranvía le cortó una pierna y quedó discapacitado . Se cayó a la vía, cuando estaba jugando con su hermano pequeño. —Estando resguardados de las bombas, debajo de aquel puente, me decía: “¡Hija, no tengas miedo! Tú eres un angelito y Dios va a cuidar de ti”. —Mamá, me voy a dormir, tú acuéstate cuando quieras. —¡No! Yo no quiero acostarme. ¡Acuéstate tú, mala persona! ¡Yo quiero pasear! —¡Cómo vas a pasear! ¿No ves que es de noche y hace frio? —Bueno, quédate un rato aquí conmigo. ¡Vamos a hablar! —Cuando acabó la guerra cogieron a tu abuelo porque no llevaba salvoconducto. ¿Tú sabes que el abuelo era sastre? —Sí, claro. A mí me hizo mucha ropa cuando era chico. —Cuando volvimos al pueblo no teníamos ni donde dormir y tu abuelo estaba preso. ¡Nos lo habían quitado todo!

68 visualizaciones9 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

El mensaje de las 10 y 10 - Amadeo- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Al atardecer, mientras corre en el parque un solo kilómetro, por su edad de setenta y uno años, el sobrepeso y antecedentes de salud según la recomendación del médico,

EL DEMONIO BAJO LAS AGUAS - PROYMAN1- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Últimamente el agua de la zona estaba contaminada y no conocíamos el motivo, las enfermedades asolaban a los habitantes del valle y los servicios sanitarios estaban de

La Revelación - Wanda- (R)

Sitio web: http://unrincondelalmablog.wordpress.com/ VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Miré impaciente al reloj de la estación del tren que marcaba las 9:30. Contaba con el tiempo para llegar a la sala

bottom of page