Nada mas chocar con mi compañero y derribarme cayendo al suelo sentí un fuerte dolor en la muñeca de la mano derecha, el dolor era tan intenso que salí del terreno de juego.
—Qué te ha pasado me preguntó el que me habia empujado.
—Eres un bruto con tu entrada y creo que me he roto la muñeca, mira como se me está inflamando la mano.
Efectivamente la hinchazón en la mano era evidente por momentos se inflamaba y apenas podía mover los dedos.
Salí del campo de futbol en el que nos enfrentábamos en un partido entre compañeros de curso.
—Me marcho no puedo continuar.
—Te acompaño.
—No hace falta ya me habéis jodido bastante por hoy.
Con pasos rápidos llegué frente a la taquilla muy enfadado y dolorido para cambiarme, con la bolsa de deporte acuestas y mi muñeca inflamándose hasta limites que yo no pensaba que podía inflamarse de aquella manera me cambié de ropa con mucha dificultad marchándome a casa.
Mi madre al verme se preocupó mucho y cuando me tomó de la mano para ver que ocurría nada mas tocarla pegue un grito tal era el dolor que sentía.
—Así no puedes estar, tiene que ver eso un médico.
Llegó mi padre montado en su bicicleta que utilizaba para ir y venir del trabajo y nada mas ver a mi madre y su cara de preocupación intuyó que algo pasaba, me miró a la cara y a la mano.
Con gesto compungido lo miré mostrándole mi muñeca inflamada, al verla me preguntó que es lo que habia pasado, le dije que habia sido en un encontronazo jugando al futbol y al caer me habia golpeado la muñeca .
—¿te duele mucho?
—Si, me duele bastante.
—Espera que me lavo un poco y nos marchamos a ver a un conocido.
Comenzaba a anochecer y una fina lluvia encharcaba el suelo, mi padre me dijo:
—Nos vamos a ver a un amigo a ver si puede arreglarte esa mano.
—Pero será un médico—dijo mi madre
—No ,no es medico pero tiene algo que dicen que es un “Don” nunca hemos necesitado que nos cure de nada pero como amigo que es vamos a ver si le arregla la mano.
Llegamos a una casa grande en la que mi padre preguntó por un nombre, le dijeron que aún no habia llegado.
Esperando se escuchaba cercano el órgano de la iglesia, el cura pulsaba el teclado para cantar.
No tardó el hombre en llegar, con el pelo blanco por las canas lo vi cargado con sus alforjas y bastón vestido con ropa de faenar en el campo, nada mas ver a mi padre se saludaron.
—Te traigo a mi niño—le dijo—mira como tiene la mano.
—A ver rapaz—Deja que le eche un vistazo.
Con cierto temor que me daba aquel hombre de maneras un tanto rudas y ordenándome que le mostrara la mano, mire a mi padre y el me hizo una señal moviendo la cabeza, entendí que debía hacerlo, algo temeroso pero no quedaba mas remedio.
El hombre me tomó la mano entre las suyas y con un rápido movimiento y sin casi sentir que me estaba tocando noté un chasquido y como por arte de magia el dolor comenzó a calmarse, así como la inflamación que tambien bajaba.
—¿Te ha dolido chaval?
Le dije la verdad y es que no habia sentido nada mas que el chasquido pero dolor no, además el dolor se calmaba por momentos y tambien la inflamación.
—Cuando llegues a casa en un barreño con agua fria mete la mano diez minutos.
—como va el dolor—me preguntó.
—Mejor, mucho mejor.
Mañana estarás casi bien del todo no olvides antes de ir al colegio tener la mano en agua fria unos diez minutos.
Sorprendido por lo que me habia echo ese hombre que con un simple movimiento habia calmado todo mi dolor que era mucho y la inflamación estaba bajando, le pregunté a mi padre que le habia parecido.
—Bien hijo me alegro que estés mejorando.
Mi padre al despedirse le puso en la mano algunas monedas y el hombre agradecido me dijo que seguramente mañana ya tendría la mano como si no hubiera pasado nada.
Al salir, esperando en la puerta de la casa bajo la lluvia, una fila de gente esperaba a ser llamada seguramente para curar algún mal o problema como el mío.
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