Mi desafío: Diálogos
Sara es una excelente periodista y una mujer de porte esbelto. Aquella lluviosa mañana sonó el teléfono en su mesa de trabajo.
—Buenos días, pásate por mi despacho.
—Sí, ahora mismo voy.
Poco tiempo después la chica se presentó ante su superior.
—Pasa, siéntate, por favor.
—¿Qué entrevista urgente quiere usted que cubra hoy?
—No es urgente, pero si necesario. He mirado el calendario y he visto que esta tarde dará una disertación en la Universidad Politécnica el doctor Andreu Soldevilla que ha desarrollado una vacuna para erradicar la enfermedad del Covid 19 y necesito que sigas el evento. La noticia de la conferencia me ha sorprendido y no he podido conseguir invitaciones por causa de la reducción de aforo.
—¿Y cómo podré acceder a la sala si no estoy acreditada?
—Tendrás que ingeniártelas como puedas.
Por la tarde, Sara se encontraba dentro del vestíbulo del Paraninfo de aquella Universidad esperando por si algún antiguo compañero pudiera facilitarle una entrada.
—¡Hola Sara! ¿Estás trabajando de nuevo? ¡Qué alegría verte por aquí! Llevo toda la tarde esperando a tu excompañera Silvia para entregarle la credencial y no sé porque aún no ha llegado.
En un instante la malasangre se le agolpó en la garganta dispuesta a soltar una maldición. Pero recapacitó: «¡Calma! Necesito cubrir el evento y este cabrón me puede facilitar la entrada». Así que le espetó fríamente:
—Pues yo no esperaba tropezarme contigo en la vida.
—Sin embargo yo me he acordado mucho de ti.
—Sí, cuando alguna de tus amigas te haya dejado tirado. ¿Verdad?
—¡No! Las mujeres que he conocido no te llegan ni a los tobillos.
—¡No toques ese botón que me enciendes! No te creo, ni me vas a engatusar con tu verborrea.
—¡No discutamos, por favor!
—Bien. No creo que Silvia llegue a tiempo, el rio se ha desbordado y las calles están completamente inundadas, yo he tenido suerte y he podido pasar a tiempo. Pero bueno, voy a entrar antes de que comience el acto. ¡Adiós!
—Dijo mientras buscaba en su bolso la invitación.
—¡Mierda, que despiste! —exclamó contrariada—. No encuentro mi entrada. La he dejado olvidada en otro bolso.
—No te preocupes. Aparca tus rencores por un momento y acepta que te ofrezca la credencial que traía para Silvia.
—Gracias Germán, me has hecho un gran favor. Pero no esperes cobrártelo en carne. Aunque ahora seas Director del diario “La verdad”.
—No, pero seguiré intentando que volvamos a ser, por lo menos, buenos amigos.
—No sé si será posible. Me has hecho mucho daño.
Durante la conferencia Sara no conseguía concentrarse en la exposición del orador; su cabeza la retrotraía a una época pasada...
Su primera ocupación fue como becaria en el diario “La verdad”, donde consiguió superar el periodo de prueba, se ganó un puesto como cronista de eventos sociales y donde conoció al amor de su vida. La chica era bastante inexperta en las cosas del querer y confió plenamente en él, sucumbiendo a sus promesas, halagos y carantoñas de aquel sujeto promiscuo y redactor jefe del periódico.
El hombre aprovechándose de su enamoramiento, consiguió llevarla a la cama. Durante un tiempo mantuvieron una relación clandestina encontrándose en lujosos moteles, siempre con la promesa de unirse a ella cuando él fuera promovido al puesto de Director.
Esos encuentros se fueron espaciando en el tiempo hasta el punto de surgir entre la pareja discusiones acaloradas, así como las cada vez menos frecuentes demostraciones de cariño que acabaron por romper aquel bonito y prometedor idilio. El cúmulo de desprecios llegó cuando la chica supo que él follaba sin ningún pudor con una becaria que había comenzado a trabajar en aquella redacción.
Su dignidad y amor propio la llevaron a romper aquella relación y a desvincularse de la empresa. Pasó algún tiempo bastante deprimida, pero gracias a la ayuda de sus padres pudo remontar el vuelo y conseguir un trabajo ilusionante.
Como había adquirido experiencia en su empleo anterior, fue admitida para trabajar en la revista de amplio alcance nacional “Ciencia y conocimiento”, como entrevistadora de personajes del ámbito científico e intelectual, actividad que le había devuelto su autoestima.
Su vida sentimental había discurrido sin pena ni gloria desde aquel doloroso desengaño. Desconfiaba de cualquier hombre que se le acercara con buena o mala intención. Simplemente había cerrado sus puertas al amor. Pero ahora tenía éxito en los artículos que publicaba y miraba al futuro con optimismo; así que Germán permanecería alejado de su vida por tiempo indefinido.
Hola, compañero:
Disculpa la tardanza, pero como te comenté en mi relato, he estado ocupada últimamente.
De entrada, ya me he fijado en que has optado por mejorar los diálogos, bueno en parte lo has conseguido, pero todavía tienes que aplicarte algo más. Me refiero a que es aconsejable que incluyas incisos dentro de esa parte dialogada, puesto que sirven para aclarar el cómo de lo dicho, situar a los personajes y mostrar sus reacciones o pensamientos mientras hablan. Dichas aclaraciones se colocan detrás de la raya o guion largo.
Creo que te vendrá muy bien leerte este enlace: https://www.rae.es/dpd/raya
Toma buena nota de las indicaciones que ya te han mencionado otros compañeros en cuanto a la redacción de esta…
Agradecimientos:
Para Menta por leerme y por haberle gustado el relato y, según su criterio, haber hecho un retrato psicológico de los personajes, aunque esa no fuera mi intención al escribir la historia.
Solo un apunte, quizá al hacer la lectura te hayas confundido con el nombre de
Sara, cambiándolo por el de Laura.
Gracias también por los comentarios acerca de la ética y de la falta de escrúpulos de las personas con tal de conseguir aquello que se desea.
Para Isabel por haber encontrado los diálogos correctos, naturales y directos. Estar escrito de manera correcta y cuidadosa, tratando un tema actual.
Resaltando el conflicto con el encontronazo de una relación anterior.
También por llamarme la atención acerca de los…
Hola, Vespasiano.
Primero agradecer el magnífico y enriquecedor comentario que me has dejado en mi relato.
Del tuyo decirte que has hecho un enorme trabajo con los diálogos. La voz de cada personaje es clara y el texto fluye con una velocidad endiablada. Quizás, y por aportar algo, he echado en falta ciertos incisos del narrador para describir o mostrar los sentimientos de los personajes, mediante tics o gestos o símiles. De ese modo empatizarías más con el lector. Reconozco que la extensión juega en contra en este aspecto, pero solo te lo comento por si quieres profundizar aún más en un aspecto (los diálogos) que a mí me apasiona. Para mí, los diálogos perfectos son de la escritora española…
Hola Vespasiano, por fin llegué a tu historia.
Tu desafío son los diálogos, y lo has hecho correctamente, no noto ninguna falla, ni entiendo que quieres mejorar en ese sentido. Lo has hecho de forma directa y con un pequeño riesgo de una frase con el inciso del narrador en medio de un diálogo. Ej:
—¡Mierda, que despiste! —exclamó contrariada—. No encuentro mi entrada. La he dejado olvidada en otro bolso.
Sobre la impresión que me ha causado tu relato:
escrito de manera correcta, cuidadosa, con un tema actual ¡y tanto!
La primera parte me ha parecido fría, pero comprendo que es una relación profesional y no cabe otro tono, aunque es difícil atrapar al lector de esa manera.
El…
Buenas noches Vespasiano: Tu escrito me ha gustado mucho por los personajes que psicológicamente has fotografiado. Son dos personas egoístas, sin ética, que solo les interesa conseguir lo que quieren y para ello, son capaces de cualquier cosa para conseguirlo.
Yo he entendido que German quiere y necesita compañía. Silvia todavía no ha llegado todavía. Pues cambia a Silvia por Laura.
Laura necesita una acreditación para entrar en la sala. Hace el simulacro de buscar la entrada en el bolso. Consigue pasar con la entrada de Silvia.
En la asignatura de filosofía estudiábamos a Kant. Su ética busca la integridad personal y la dignidad. Con tal propósito “el fin nunca justifica los medios”. Sin embargo, la ética utilitarista pretende la…