Hoy ordenando y limpiando la biblioteca, Inés encontró la caja con las cartas que Rodrigo le escribió, cuando mantuvieron aquella inolvidable relación amorosa en las épocas de juventud.
Pensó que no deberÃa guardarlas más, pero tampoco sabÃa qué hacer con ellas.
Pasado el tiempo, él se fue a continuar sus estudios en la capital y no se supo nada más de su vida, no contestó ni una sola de las tantas cartas que ella le escribiera muy angustiada, pidiendo explicaciones, queriendo encontrar el motivo de tan dolorosa situación.
Fueron tiempos muy difÃciles para él, todo un desafÃo marchar a otra ciudad a estudiar. Las horas de trabajo le resultaban interminables. Llegaba exhausto al apartamento. La beca era por un año, pero él aspiraba salvar éste año y obtener de inmediato la siguiente. El tiempo se le escapaba, todos los dÃas le escribÃa con el pensamiento sin llegar a concretar ninguna comunicación. No la llamaba, porque iban a demorar mucho hablando, mejor le pasaba un mensaje. Pero al fin ni una cosa ni otra.
Ni cuenta se dio cuando dejó de pensar en esos detalles. Solo querÃa hacer Å•apido su carrera de ingeniero agrónomo, para retornar a sus pagos, poner en práctica sus conocimientos y asà cumplir la promesa que le habÃa hecho a Inés, quien lo esperarÃa con mucho amor.
El tiempo transcurrÃa y ella solo pensaba en Rodrigo. Su madre, con mucha paciencia la alentaba para que hiciera el profesorado de inglés que tenÃa planificado.
Entonces resolvió que tenÃa que olvidarlo, quizás otro amor se cruzó en su camino y no volverÃa más a su pueblo.
Tomó la caja para guardarla nuevamente en lo alto de la biblioteca. Al poner la tapa cayó la parte de una foto que habÃa sido cortada con tijera, donde figuraba la firma de Rodrigo. De inmediato buscó la otra, unió ambas y allà estaban los dos abrasados, muy felices. Enfurecida cerró rápido la caja volviéndola al lugar donde estaba. Se propuso dar un golpe de timón a su vida, dedicarse a sus estudios. Pensó que el tiempo pasarÃa y esos serÃan tan solo recuerdos de juventud, donde se cruzaron cartas de amor cargadas de sueños y promesas.
De pronto se dio cuenta que se sumergÃa en un mar de dudas, rememorando el pasado junto a Rodrigo, el gran amor de su vida. Quiso encontrar una explicación, dando vueltas al hecho, pero no era posible aclarar sus ideas. AparecÃa él en su cabeza, en antiguos encuentros, apasionados instantes, que la invadÃan sin que ella pudiera apartarlos de su pensamiento.
Era tal la confusión que no logró recordar en qué momento cortó la foto.«¡Qué sensaciones tan raras! Yo creà que todo esto pertenecÃa al pasado...Hace años que no sabÃa nada de su vida. Tampoco venÃa a ver a sus padres. En la última reunión de compañeros de grupo, nadie lo habÃa visto, estaba desaparecido...»
La invadÃa una desazón, una inexplicable inquietud, que cambió por completo su estado de ánimo.
Asà continuó por mucho tiempo hasta que logró sobreponerse y terminar su carrera.
Luego el trabajo, los compañeros, contribuyeron a mejorar su estado de espÃritu. SalÃan todos juntos, se divertÃan.
A pesar del esfuerzo que hizo no pudo quitar de sus pensamientos al gran amor de su vida.
Rodrigo la acompañaba en su soledad. Ella lo consentÃa, porque amor como el que existió entre ambos no se podrá repetir, no habrá otro igual...
Un dÃa de estos se encontró con varias amigas y compañeras, caminaron como tantas veces visitando la feria. Ella se detuvo frente a los libros, y comenzó a hojearlos, a leer las solapas...Varias personas estaban en la misma tarea, cuando un hombre alto se detuvo a su izquierda, estiró su brazo para tomar, casualmente, el mismo libro que ella en ese momento, una novela policial.
Sus manos se rozaron, sus miradas se encontraron con la rapidez de un relámpago.
—¡Rodrigo!
—¡Inés!, ¡qué alegrÃa tan grande, buscaba un libro para regalarte! ¡Ya me dirigÃa a tu casa!
Los dos se abrazaron sin pronunciar palabra. Los corazones se aceleraron, al sentir la esperanza renovada de un amor sin fronteras que renacÃa con mucha fuerza. Fue tan grande la sorpresa, que sus amigas irrumpieron en calurosos aplausos, festejando el emocionado reencuentro.
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