Después de tantos años, he vuelto a Hoyo de Pinares. El pueblo ha crecido mucho y ya no tiene el aspecto rural de entonces. Ahora es un lugar turístico de primer orden. ¿Te puedes creer que no he sabido orientarme? Todo parecía cambiado, incluso me ha costado reconocer la vieja fuente coronada con bolas de piedra. Una vez en nuestra calle la he seguido hasta el final, donde entonces terminaba el pueblo. Al llegar a la casa de la señora Catala, he atravesado el camino de entrada que separa las dos cochiqueras, la puerta estaba descolgada y he podido entrar. El tejado no ha aguantado, solo los anchos muros de piedra siguen firmes. La techumbre desplomada ha dado paso a nieves y lluvias de inclementes inviernos. La cocina, con su chimenea en el centro es la única pieza de estar, comunica con la cuadra y una alcoba. La casa está llena de vegetación, las aves han anidado entre los muebles desvencijados que ofrecen sus puertas y cajones como bocas abiertas, exhibiendo su contenido, aumentando el aspecto de desorden creado por la entrada de niños en sus juegos de aventura.
En la alacena, entre un revoltijo de objetos, encontré una vieja caja de ColaCao tan oxidada, que he tenido que utilizar unas viejas tijeras para abrirla. Contiene severos rostros de retratos en sepia mezclados con fotos de felices cumpleaños y recordatorios de fallecidos. He distinguido también una vieja postal de nuestros puentes que he guardado en el bolsillo.
Lentamente, mi caminar nostálgico me ha conducido hasta el rio Sotillo. Nuestros puentes siguen allí, uno al lado del otro. Yo, naturalmente he pasado por el mío: el romano. Casi me han dado ganas de utilizar el paraguas para imitar a un centurión, como hacía entonces para hacerte reír. Tú siempre ibas por el puente nuevo, en dirección opuesta a la mía, con un barreño de zinc en el cabeza lleno de ropa para lavar. Cuando nos veíamos en los extremos de los puentes, yo empezaba a hacer tonterías: desfilaba a lo romano, me agachaba asomando la cabeza por el pretil, como si fuese un enanito, o gritaba que estaba loco por ti y que si no me querías me tiraría a la “charca de la Mula”, la oscura poza del rio bajo nuestros pies. Al principio tú pasabas digna, solemne con la naricilla apuntando al cielo… pero yo sabía que mirabas de reojo, entonces te sacaba la lengua, me ponía bizco y tú con la cara encendida corrías riendo hasta el otro extremo de tu puente.
Hoy, tu puente estaba desierto, pero cuando me he asomado a la charca, he visto el agua bajar rápido, dejando firmas de espuma en las orillas, abajo todo se movía arrastrado por la corriente, menos la luna que permanecía llena, luminosa entre los arcos de nuestros puentes… en un momento dado, me ha parecido ver que se ruborizaba y corría a esconderse tras una nube.
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Hola Labajos,
Como dicen los compañeros, no hay conflicto, o una trama al uso, pero bueno, es otro tipo de historia. Es más un relato evocador. Yo creo que has conseguido lo que te proponías, y te ha quedado bastante bien. Has utilizado un lenguaje variado, fluido y muy apropiado en cada momento, para las descripciones en la casa, luego en el río. Así se facilita la lectura, porque uno va deslizándose sin problemas por las frases. Eso siempre lo agradezco. De todos modos, a mí me pasa que con un tipo de relato así, no se bien cómo acabarlo. No sé si te ha ocurrido algo así, o tenías claro lo de la luna.
Sólo veo un errorcillo, se…
Hola Labajos
Muchas gracias por pasarte por mi relato, aunque veo que no te ha gustado nada. Te diré que ha sido un experimento que presenté parecido en otro lugar, en tipo casi poético y que gustó mucho. Había que hacer muchas, muchas repeticiones. Siento que no haya sido de tu agrado.
El tuyo me ha gustado bastante, aunque para mi le falta un poco mas de intriga, ya que lo he visto muy romántico. En cuanto a ortografía, bien, no puedo decirte nada.
Nos seguiremos leyendo. Un saludo.
Nuevamente te saludo Labajos y te doy las gracias por haber leído mi relato, tomo nota de tus observaciones y las tendré en cuenta para otros escritos. Siempre se pasa algo aunque leas y releas.