Imaginando los sentimientos de Franz
La zozobra.
Sensaciones… que asaltan mi corazón…
Un secreto que quiere salir… una angustia que quiere brotar…
Todas… las ilusiones… tan reprimidas, ¡oh, qué tristeza! ¡Qué… tristeza!!!
Musas… que me abandonan… quiero que vuelvan conmigo - Quiero que vuelvan …¡¡¡conmigo!!!
Bellos momentos de reflexión… …El alma quiere salirse del cuerpo. El hada de la serenidad la contiene, intenta calmarla con un arrullo.
Se complace en la música suave… un ratito… …Reacciona con vigorosos quejidos, seguidos de voces de confirmación… …Persiste el arrullo… …Vuelven los requiebros… …Se les deja brotar, lastimeros, y se intenta aplacarlos de nuevo.
Mimos del hada del consuelo…. …Renacen las quejas iniciales… …Repeticiones, aceptaciones… …Nuevos brotes. La tranquilidad cree dominar… …Resurgen las angustias y emiten sus voces varias veces… …Va descollando más y más el lamento del alma acongojada, duro como piedra, sobre los intentos de los espÃritus de la calma.
Dulce canto del hada del sosiego: se roba la atención del alma exhausta y se empeña en rodearla… …Procura ahogar lamentos que brotan como sin querer… …Se acelera el revoloteo de las mágicas criaturas… Se establece un juego entre la oscura congoja y la verde esperanza, entre el tormento y la paz.
Recomienza la dulzura… …Vuelve a surgir la melancólica queja… …A más intentos de apaciguarla, más vehementes sus estallidos. Alternan y alternan… hasta el grito final de liberación de las ataduras.
El desahogo
El artista ahora camina por un sendero de paz y armonÃa, con dulces acordes que le regalan las musas, y desemboca en un canto emocionado, con ritmo alegre, movimientos coquetos y reflexiones calmantes que llevan al alma a gozar de una dicha exultante y a la vez tan tierna como la de los campesinos de la Pastoral de Beethoven.
¿O acaso es solo esa falsa serenidad, propia del agotamiento que reina tras la profunda tristeza y el llanto desconsolado?
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