...la inminente madrugada con sus ruidos lo despiertan. El vaivén del mareo y un fuerte dolor de cabeza le fastidian la fría realidad tan amarilla. Y en su rostro y en un rastro que le llega, se endurece un rojo que es familia. Encuentra absurdo el tiempo y se intenta encontrar mirándose en las manos casi azules. Su ropa se le antoja extraña, como impuesta. Tan sólo un rumor lejano de gentes chiquitas sin rostro viene al cerrar sus ojos angustiados. Con sólo intentar erguirse le cubre un dolor punzante que se refleja sordo en varios nombres de su cuerpo. Y aún sin levantarse del todo, cae completo. En su enrojecida y afiebrada pierna derecha puede ver aún el aguijón de algún insecto. La inflamación es desproporcionada. Comparada en mal talante, la derecha es su pierna de elefante. Tiene fiebre. Muy alta, le parece. Ya casi no está seguro de soñar o delirar la realidad que le rodea. Y en una pausa de los afanes por la vida, se asombra de ser tan sólo este presente que le asalta. No recuerda, tiene amnesia. Revuelve los ojos en su entorno forzando atar lo que encuentra a algún recuerdo. Nada le es familiar ni tiene hilos que enlacen con alguna historia que la sienta. No recuerda ni su nombre. Es un hombre sin pasado. Sin pasado que lo quiera. Sin pasado que lo hiera. Y si hubo amor... qué importa? no hay desamor, no puede haber algo de lo que quizá él se arrepienta. (No lo sabe en lo que hoy piensa: muchas veces deseó ser hombre nuevo y dejar de sentir la ausencia de un amor que lo engañaba. Ya no lo siente. Hoy no recuerda.) Cansado duerme. Profundo. Tal vez mañana, con suerte, de salud esté mejor, encuentre un nuevo rumbo y pueda estrenar otro mirar con nuevo asombro. El camino de la vida tiene sorpresas y se piensa que el azar las planta crudas: en el único sendero de regreso, por donde cayó y se golpeó pues no veía, quedó de sus documentos un recuerdo... una particular foto. La lluvia, el viento la retendrán para mostrarla o la arrojarán al monte ya escondida. La Naturaleza imparcialmente cruda, tomará partido como siempre.
top of page
bottom of page
Hola Garlador.
Soy Gina y, como buena vecina, paso a visitarte.
He leído tu escena varias veces y la conclusión que saco es la siguiente:
Podría tratarse de la historia de un hombre con Alzheimer, con lo que, todas (o una parte) de las sensaciones, emociones y pensamientos que el narrador nos va contando, de esa persona, podrían ser reales, o no, puesto que algunos de los síntomas de esa enfermedad son la desorientación temporal y los delirios.
Por lo tanto, ese hombre podría haber estado haciendo senderismo (o no); podría haberse caído por el monte quedando inconsciente por unas horas hasta que se despertó de madrugada (o lo podría haber imaginado) y, en algún momento de ese supuesto paseo…
Hola Garlador:
Me ha gustado tu forma directa de emplear las palabras.
Tu escrito no es un relato es una escena, es decir, transcurre en una unidad de tiempo (un día) por eso hay muy poca acción y cambios en el personaje, por lo que describes solo los pensamientos y los sentimientos del protagonista.
Me ha gustado leerte.
Un saludo, Menta
Hola Garlador! Como estas?
Creo que es la primera vez que leo algo tuyo y realmente ha sido un gusto. Las descripciones son poderosas y vividas. Felicito tu forma de relatar, atrapa y entretiene.
Yo al principio pensé que lo había picado algún insecto que el era alérgico.
U gran trabajo compañero! Saludos y nos leemos (Nº34)
Hola Garlador, tu relato comienza directo con
la descripción del personaje, que ha caído por la ladera del monte y milagrosamente está con vida.
Está destrozado física y psíquicamente, agobiado por el sufrimiento.
Toda la historia está en un tono dramático, es muy tensa la situación.
Aún así el sueño abriga una esperanza.
Están muy bien icertadas las palabras y el reto, llevado con acierto.
Tiene buen vocabulario, es breve pero muy denso, lo que le da más fuerza al texto.
Me gustó mucho tu relato.
Saludos. Esther