Dice la leyenda que el Dios Zeus castigó a Prometeo por desobedecerle. Esto fue por entregar a los humanos el don del fuego, en contra de la voluntad del Dios. Lleno de ira encargó a Éfeso que creara una mujer, con una belleza sin igual, con todas las dotes de seducción posibles. Esta mujer fue llamada Pandora.
Zeus como venganza hacia Prometeo le presentó a Epimeteo, el hermano de éste, que acabó casándose con la bella Pandora. Como regalo de bodas Zeus le entregó a esta una caja, Una verdadera joya recubierta enteramente de oro, con la única condición y con la orden tajante de que no la abriera jamás.
Pasaba el tiempo y una de las veces que Epimeteo viajaba a lomos de su asno para dirigirse a su trabajo habitual, al pasar por el lado de un bosque, un enorme lobo que allí se encontraba, sin explicación alguna, ya que nunca se había visto ninguno por allí, salió de la espesura atacándole. Debido al susto que el asno sintió de verse agredido por la extraña fiera, se espantó, y Epimeteo cayó derribado, sufriendo varias heridas producidas por las fauces del lobo además de las originadas por el golpe de la caída. Afortunadamente su valentía y su espada hicieron que el animal huyera.
Epimeteo estuvo largo tiempo en cama antes de poder curarse de sus heridas, producidas por la caída y el ataque del lobo y que le originaron una gran infección.
Pandora agasajaba y cuidaba a su esposo con sumo esmero, pero a lo largo de los días, una extraña comezón le corría por todo el cuerpo. Aquella caja misteriosa la tenía llena de curiosidad.
Esa desazón producida por la orden del Dios Zeus de no abrir la caja, regalo de bodas, bajo ningún concepto no la dejaba tranquila. Cada vez más, deseaba salir de dudas.
Una noche, aprovechando el sueño de su esposo, que además esa noche era muy profundo, extrajo la caja de su escondite y sin más dilación procedió a su apertura.
Algo muy raro sucedió al abrirla, después de varios intentos, un ligero y extraño vapor luminoso empezó a salir del interior, cambiando de color a cada momento.
De ella escaparon, según dice la leyenda casi todas las buenas virtudes e intenciones que tenía el ser humano. Asustada cerró rápidamente la caja pero ya era demasiado tarde, en su interior ya solo quedaba algo parecido a “la esperanza”.
Perdiéndose el resto y creándose un caos en el mundo, esto fue lo que creó la premisa que hoy se conoce de que “la esperanza es lo último que se pierde”.
También cuando alguien en un acto irresponsable crea un conflicto grave, se le dice que ha “abierto la caja de Pandora”.
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