Estoy aquí desde siempre, formo parte del edificio al que doy nombre. Mi función es solo simbólica pero soy el personaje con más antigüedad de la casa: los trabajadores se jubilan, yo permanezco. Mi trabajo es ser testigo de lo que pasa, así que dejaré reposar por un instante mi eterno encargo de bronce y les contaré lo que aquí pasó. Pueden creer o no, al fin y al cabo pasará por orate cualquiera que se atreva a decir que yo lo soy... Escuchen pues:
No era un día cualquiera para Enrique. Tras dejar a su hija Lourdes en el colegio, cruzó rápidamente el puente de Calatrava, sobre el viejo cauce del Turia. Quería llegar puntual el primer día de su nuevo trabajo. Sonrió al entrar en la Consejería de Transparencia de la Comunidad Valenciana: «En realidad ya he estado antes aquí», se dijo.
El edificio conocido popularmente como “La Cigüeña” es obra del arquitecto Antonio Gómez Davó. De construcción neobarroca en chaflán, su corona de pináculos le da un aspecto misterioso aunque en absoluto tétrico. Estuvo destinado a maternidad, de ahí su nombre y la escultura del ave portando un bebé que preside su jardín. Allí nació Enrique.
El ambiente de trabajo es cordial y los funcionarios veteranos no pierden oportunidad de bromear:
—Tendrás que compartir el despacho con la Dama de Rosa.
Las referencias a esta persona se repiten en tono jocoso, cuando el nuevo trabajador manifiesta que se quedará, alguna tarde, para completar el horario y así poder llevar a la niña al colegio. Tanta alusión a la desconocida dama empieza a incomodar, pero la rutina termina con la broma, salvo por un inoportuno "post-it" pegado en el pico de la cigüeña del jardín: «FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ». Mentalmente Enrique perdona, el barbián seguramente ignora que él nunca conoció a sus padres biológicos. Procura calmarse, ya es suficiente con doblar turno la tarde de su cumpleaños, y conocer a la misteriosa Rosa que, al parecer, trabaja solo por las tardes.
La soledad le ha permitido concentración en su trabajo, unicamente interrumpido por el continuo vagido de un niño. Quizá la limpiadora no ha encontrado canguro.
«Recoger y a casita que es hora —de repente Enrique nota como si lo traspasase un escalofrío—. ¡Qué sensación más rara!...¿Estaré pillando la gripe?»
—¡Coño!, ¡Qué susto!, ¿De dónde sale usted?...Perdone: me presento… Soy Bermejo, Enrique Bermejo. Supongo que usted es la señorita Rosa. —Una mujer joven, muy pálida, des aspecto agradable, a la que sin duda también él ha asustado, parece haber surgido de la nada. Hay algo en ella que resulta muy familiar, entrañable, sin saber por qué. De su nueva compañera trasciende un amor intenso, como si se tratase de un perfume impregnado. Increíblemente no se sorprende cuando ella toma sus manos y le besa en la frente.
—Me llamo Lourdes. Me apodan la Dama de Rosa por mis vestimentas. —Efectivamente, la amable compañera viste de rosa.
—Qué curioso, mi hija también se llama Lourdes...
—Le pusiste el nombre de su abuela…
—No la conocí, un día sentí que debía llamarse así, fue un impulso—, acierta a decir cuando, sintiendo un nuevo escalofrío, Lourdes desaparece de su vista quedando Enrique estupefacto, como sin tener certeza de haberla visto en algún momento.
El lunes alguien le preguntó:
—¿Qué tal con la Dama de Rosa?
—Conocí a Lourdes: ¡Un amor!... tanto tiempo esperándola —responde mecánicamente sin saber el motivo y comienza a murmurar incoherencias. Sus compañeros alarmados, le muestran una carpeta llena de recortes de prensa alusivos a supuestas apariciones de una madre muerta que deambula por el edificio buscando a su hijo robado. Su jefe le recomienda que se tome el día libre.
Al llegar a casa su madre ya tiene acostada a Lourdes, inmediatamente siente el impulso de comentar con ella la experiencia de esa tarde. Su madre, muy seria responde:
—Sabes que eres adoptado, pero…
—¿Pero...?
—Las circunstancias de tu adopción son difíciles de explicar, solo espero que puedas perdonarnos...
El viernes siguiente es la reunión de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares, Enrique asiste con un montón de interrogantes en la cabeza, algunos de ellos son inmediatamente contestados, la mayoría jamás obtendrán respuesta.
Aproximadamente, trescientos mil bebés fueron robados durante el franquismo. Hoy las preguntas de Enrique siguen sin respuesta, pero yo, una sencilla cigüeña de bronce, sé lo que pasó.
Nota del autor: Los hechos están basados en creencias populares.
*
Hola Pepe:
Efectivamente en lo que fue la antigua clínica La Cigüeña, se encuentra hoy la Consellería de Transparencia. Los hechos acontecidos en ese edificio lamentablemente fueron así.
La cigüeña que relata la historia es un ser omnisciente, un símbolo de maternidad, pero también de denuncia.
Puede que tras el segundo párrafo debería haber hecho una separación para diferenciar la introducción del propio relativa de los hechos. He Estado buscando cómo, posiblemente colocando tres asteriscos centrados entre ellos. Pero no estoy seguro de que sea correcto, aunque hay quien los emplea.
Muchas gracias por tu visita, veremos que nos depara febrero.
Hola, Jorge.
Un tema escabroso el que tratas, y cuesta aún más de creer que la posible función de una Consejería de Transparencia pública en Valencia, sobre todo con Calatrava de por medio.
Me gustó mucho cómo la has narrado, aunque desde mi punto de vista fallas en el narrador; el que eliges es claramente uno observador, incluso le pones nombre y forma: la estatua de la cigüeña. Pero está, la estatua, no se ciñe a narrar lo que ve, pues sabe que Enrique deja su niña antes de trabajar, o conoce las conversaciones de este con su madre en casa; es decir, que cuenta cosas fuera del alcance de su observación. Quizá un retoque en este sentido ayudaría a…
Hola Jesús:
Gracias por tu comentario. He repasado los cambios de tiempo verbal se corresponden con otros tantos cambios en el tiempo en que suceden los hechos a que nos referimos, o incluso a un presente histórico referido a lo que permanece y permanecerá. De todas formas me planteas una duda sobre la que tengo que profundizar. Para eso estamos aquí. Nos vemos en el 21.
Salud
Gracias, Cristina por tu comentario. Me alegra que te haya parecido interesante mi relato, soy consciente de que los hechos a que se refiere pasaron en Argentina y en otros países que han sufrido este tipo de dictaduras. No es casualidad que esto suceda, forma parte de una metodología que pretende no solo eliminar al enemigo, también a su posible relevo. La intención de este relato no es entristecer, sino recordar, no por rencor sino por prevención.
Perdón , soy A BERUMEN (21).