El autobús del colegio, deja a la puerta de su casa a Gonzalito, un niño de doce años, esbelto, de cabello rubio y largo hasta los hombros, que se apresura una vez que ha saludado a su padre, a pasar al jardín trasero a ver a Negro, un perro grandote que no cabe bien en la caseta cuadrada y que parece ser cruce con labrador; de color negro, pero pelaje sucio por negligencia en la limpieza.
—¡Gonzalito!, le grita su padre, ve a abrir la puerta de la valla que viene el señor Javier a tomar unas cervezas conmigo.
Gonzalo Mestres, adinerado personaje que recibió de su familia fortuna y enseñanza para ganar más sin esfuerzo, por el método de la especulación inmobiliaria y finanzas.
Con evidente malestar, cumple el deseo de su padre; abre la puerta al vecino que le tiene que poner buena cara a pesar de odiarle al infinito, por ser el amo del perro que no cuida conforme a su estatus de animal.
—Hola guapo. —odia que le llame de esta manera— ya he visto que has ido a ver a Negro, te conoce desde que tenías tres años y Matilde, mi mujer, pobrecita ya murió, que te daba golosinas para que se las dieras con tu manita.
—¿Hola Gonzalo, como estás? —Sigues ganando dinero en tus negocios con la pandemia y los valores de la Pfizer, o ya lo dejas para otros.
—De eso nada, Javier, hay que aprovechar la ocasión a propósito del oportuno virus. Siéntate, y empieza a abrir las cervezas.
—Sin saber lo que podía venir, —continúa—compré hace tiempo una buena cantidad de acciones de la compañía belga que ahora tiene la vacuna contra la Covid 19, y amigo Javier, tengo que decir: ¡que continúe la pandemia!
—Y tú, Javier, el negocio de los patinetes eléctricos ya me dijiste que funciona bien.
—El negocio que me va de maravilla, le dijo: es la agencia de préstamos, y no me importa si no pagan, de una forma u otra, cobro, y con más intereses y según como vaya la cosa, a la cárcel, que allí están guardados y seguros como está mi perro Negro.
No deja de pensar en el pobre perro y en la crueldad de su amo. Su padre ya le llamó la atención en una ocasión, que no estaba bien que le tuviera tantos años con la cadena puesta. “es un seguro, le dijo, pobre del que entre sin mi permiso, porque le tiro contra él”.
—Gonzalito, que hace ver que está leyendo una revista del Manga, le hace sentirse muy incómodo en la forma como hablan de sus negocios; aburrido, sale al patio y distraídamente se pone en la boca una flor de acacia del árbol de la entrada, y con curiosidad, ve como una lagartija se cuela en un agujero de la pared, quizá para iniciar su descanso con las pocas luces del crepúsculo.
El muchacho no puede aguantar más, hace gestos de impotencia cerrando los puños con rabia. Pobre perro, pasando sin vida su existencia; pero su cara cambia de expresión, se aprieta la cabeza entre las manos; tiene que hacer algo para que el dueño se lleve un disgusto y haga que le tenga más compasión.
Indica a su padre que sube a su cuarto, porque hoy no tiene ganas de cenar. Está pensando en un plan para mañana que es miércoles, que sabe que el ogro no está en casa.
“Iré a ver a Negro, le explicaré que le voy a dejar libre, que se escape, que corra por todos los sembrados, que salte la valla y vea como son los animales de su especie, que se junte con ellos por el bosque y así sabré la reacción de este maltratador, que se tirará de los pelos por no poder continuar haciendo daño”.
—¡Gonzalito, despierta que llegarás tarde al colegio! ¿Y sabes qué?, Negro, ha roto el collar de cuero del cuello y al sentirse libre, ha comenzado a ladrar y a correr por todos los sembrados destrozándolo todo. ¡Qué bien se lo ha merecido el pequeño ese!, canijo y con malas entrañas. Los vecinos le vamos a denunciar para poderlo adoptar.
—¿quieres ser tú?—
***
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Hola Chaval,
Leyendo los comentarios veo que he llegado a faena hecha.
Los temas que tratas son muy interesantes, seguro que con una buena revisión te queda genial.
Saludos. Vibe(9)
Saludos Chaval soy tu compañero del 7 y he leído tu cuento en el que mezclas economia,Covid y defensa de los animales. Buena mezcla.
Te doy las gracias por haber leído mi relato y tomo nota de tus observaciones las tendré en cuenta para próximos meses.
Confío en seguir leyéndonos.
Hola Chaval
Veo que ya te han dicho bastante. Coincido con los compañeros en lo que te indican. Yo veo dos cuentos en uno, el negocio de la Pandemia y otro el del perro que se llama Negro y su libertad. A mi me ha gustado la historia aunque, como te dicen antes, tu la puedes mejorar mucho. Este mes a mi tambien me ha dado un lapsus y me han dado un buen repaso. De todas maneras Felicidades, nos seguiremos leyendo (5)
Hola, el chaval, coincido con los compañeros que el texto no parece tuyo, lo veo descuidado y desordenado, sobre todo con los diálogos que a veces se entremezclan con el narrador. Este también es confuso, a veces no sabes desde qué personaje tiene el punto de vista, o si no va con ninguno. Uno de los grandes problemas estriba en que abusas de frases largas. El primer párrafo es un buen ejemplo, quieres abarcar demasiada información con una frases y queda todo amontonado. Creo que es un trabajo que no te ha dado tiempo a terminar.
En cuanto al tema y la denuncia social la veo muy actual y con un enorme potencial para desenvolver un gran relato.
Un abrazo!