José se había refugiado con sus mulos, en la cueva conocida por todos como la cueva del moro. Dónde hacia bastantes años rondaba una leyenda de dicha cueva.él nunca la creyó; pero todos en el pueblo la temían .Por eso era el único jefe de arrieros que se atrevía a usar, como refugio. Cuando en la sierra soplaba el viento y el agua caía que calaba los huesos y no dejaba ver donde ponías los pies .Todo se enfangaba, y las bestias resbalaban muy a menudo.
Por eso, José decidió refugiarse una vez más con sus tres hombres y las mulas en aquella cueva.Encendieron un fuego para abrigarse del frio y descargaron a las mulas de sus mercancías, si el tiempo no mejoraba tendrían que pasar la noche allí.
Jose se acercó a la fogata para calentarse un poco y cuando se volvió hacia sus cosas, saco unos chorizos y un buen queso que se dispuso a compartir con sus amigos.
Todos miraban como con su gran navaja de Albacete abría el pan para cada uno y daba su porción de chorizo, queso Y lanzaba la bota de vino tinto.
—¿Por qué estáis callados Sebastián, Bermejo ¿ todavía creéis en las leyendas de viejas para asustar a niños? Ya sois mayorcitos.
—¿Tú por qué no la tienes miedo José?—Pregunto con el vaho comiendo un trozo de pan con queso.
—Por qué esa leyenda no fue como la cuentan la gente.
—¿y tú como lo sabes? Todos dicen que esta fue la última guarida de una banda de moros, que intentaban coger el barco en tarifa .Pero tenían tanto oro y tesoros que temían que se los robaran los soldados .
—Todavía dicen que se ven los fantasmas de aquellos atrevidos que vinieron a arrebatarles el tesoro. —dijo Sebastián.
José comía tranquilo sin hacer caso a las historias exageradas de sus amigos, él sabía la verdad. Contada por sus tatarabuelos y pasada de generaciones .La tormenta parecía estar cada vez más fuerte, menos mal, que habían encontrado refugio en la cueva.
—Era verdad que en esta cueva se refugiaron muchos moriscos expulsados por los reyes, algunos no tenían nada, los habían expoliados de todo lo que tenían a pesar de tener más generaciones de nacidos en esta tierras, que muchos soldados que los paraban y saqueaban. Un día mi antepasado se cruzó con una familia que traía las tres jóvenes más bellas del Al Andaluz. Venían de la mismísima Granada y eran familia del mismo rey moro.
—¿Qué paso cuando tus abuelos lejanos se encontraron con los terribles moros?
—Nada, de saludaron como buenos creyentes y se presentaron.
—¿Tus abuelos eran moros?—pregunto manolo.
—Que va eran habitantes puros de tarifa una raza especial, que se llevaban bien con los tangerinos, el hombre ofreció una cantidad alta de tesoros a mis parientes; si les pasaba a Tánger por lo menos a sus hijas y parientes, todas las noches mis familiares se hacían con un bote y cruzaban el estrecho a remo y así hasta pasar el mismo moro, que agradecido a mi antepasado, dejo armas bellamente adornadas, cofres de monedas de oro, las más de sesenta mulos de carga que traían.
—Por eso sois los terratenientes de muchas tierras —Dijo Sebastián.
—No mi antepasado le dijo a ese hombre que no quería nada más; que a su hija menor, de la cual se había enamorado.
El moro accedió con una condición que tendrían que vivir en tierras árabes y el convertirse a la religión.
—¿Qué hizo tu abuelo dijeron los dos hombres a la vez?— Y oyeron en silencio.
En esta tierra de dos mares nací.
Tan cerca de los moros, los cristianos
Bella tierra en tiempos de paz.
Pero si mi amor marcha, yo iré con el
Al mar o al desierto, suyo seré.
Solo quedara el recuerdo de mis baños
Entre dos mares, entre dos orillas
Contigo partiré y te daré mi vida.
A la que juro por Ala mi nuevo dios.
El mismo que el cristiano, que te are feliz.
Solo decidle a mi madre, que la quiero
A los míos que se cuiden, y más de los castellanos
Que cojan sus mulas y sus riquezas
Y que en mi recuerdo no abandonen nunca esta tierra
Porque yo no lo haré, donde quiera que baya.
Algún día mis descendientes volverán a su tierra
Cuando sea la paz posible, entre las dos orillas
El amor y la paz volverán .
Hola José María, me gustó mucho tu relato sobre la cueva del moro, con una historia de amor. Está muy buena la descripción de los hechos dentro de la cueva. El poema como cierre también.
Es una pena que que los errores que te anotaron otros compañeros, empañen, la fluidez de la lectura.
Espero que con paciencia los superes porque tus relatos lo merecen.
Hola José María,
En primer lugar agradecerte tu visita.
De tu relato me gusta la historia, la estructura y la originalidad de concluirlo con un poema.
Es una pena que la falta de revisión entorpezca la lectura.
Ya he visto que otros compañeros, más autorizados que yo, te han recordado en esta y otras ocasiones los tipos de error que cometes. Yo creo que el mayor error en que todos caemos alguna vez es no dar importancia a la limpieza del texto pensando que la historia es suficiente y lo aguanta todo. Pero eso no es verdad: los errores ortográficos, de puntuación, etc,...anulan el valor de un texto.
Si me lo permites te daré un consejo (a pesar del dicho:…
Se me ha olvidado comentarte lo de tu poema, creo que no se te dan mal este arte, aunque para ayudarte un poco te indico que el poema suele construirse partiendo de la unidad mínima que es lo que se conoce como verso, pero no suele terminar en punto, sino en coma la mayoría de las veces y luego a medida que vas expresando las ideas desde lo emocional, se van agrupando en estrofas y estas van separadas unas de otras por punto y aparte.
Por supuesto que me gustó mucho que incluyeras tu propio poema como el colofón del relato.
Ahora sí que ya me despido de ti hasta otra ocasión.
¡Mucho éxito con tu libro!
Un abrazo.
Hiciste muy bien en cuestionarme esta corrección, de hecho en parte llevas razón y yo también cometí el error de no poner cuidado, aunque reconozco que mi cabeza se saturó con tantas observaciones.
Lo he vuelto a leer más despacio y tengo que decirte que esa secuencia de la preposición "por" y el interrogativo "qué", tal y como tú lo escribiste:
—Por qué esa leyenda no fue como la cuentan la gente.
No cumple la función correctamente, puesto que en realidad se trata de una conjunción átona (sin tilde y escrita en una sola palabra) que tiene función causal y debería escribirse así:
"—Porque esa leyenda no es como la gente la cuenta".
Cierto que en eso de poner excusas…
Estrella Amaranto te agradezco tus correcciones aun que hay una en concreto que tengo mis dudas ,si José esta contado una historia no esta preguntando ,será mejor una aclaración de como ocurrió en verdad la historia, las comas han sido fallos de tecla, es muy corriente que me pase eso al poner el corrector ,sale algunas veces y otras no pero ,no logro de corregir ese vicio de no repasar varias veces los relatos .Sobre los poemas son propios, creí que podría hacerlo en el final de la historia ,que aun que la cueva del moro exista ,ya era conocida por otros nombres antes. En la zona esta llena de pinturas rupestres y dólmenes. Muchas gracias por tus correcciones que…