El reloj ya marca la primera hora de la mañana, esa precisa y justa, en la que la opaca luz se torna radiante y sutil al unísono.
Salimos de Montefrío por la carretera de Algarinejo y tomamos dirección al Cortijo Buena Vista. Con un leve giro a la derecha, ascendemos por un carril agreste, escarpado y seco. A pocos kilómetros, tras unas cuantas revueltas, visualizamos el tesoro más bonito.
En mitad de la cortijada, en la era grande, despliega hermosas sus majestuosas ramas. En una de ellas se balancea el columpio acunando el aire solano, caliente, quemón, rastrillado...
Los pajarillos juegan al escondite entre el tiritar de las hojas, sin prestar atención si hay sombra o sol. Del chillerío de los picos vuelan sonidos de coral, al compás de la filarmónica del viento. Se escucha el remolino más bello saliendo de sus frágiles gargantas. Hipnotizan el aura con su angelical abrazo. El silencio no silencio es tan bello que paraliza…, calmando el alma.
Voluptuosa, danza su silbo
con un ligero quejido,
silbando al vecino
quejigo.
En su baile de cortejo
luce con esplendor su vestido
verde olivo.
Jamás se quejan
de donde han nacido…
Una en la era,
el otro al costado del cortijo,
a la sombra del tejado,
entre la siembra del trigo.
Ambos conscientes
de lo duro y lo prohibido.
No se sabe con exactitud la edad.
De su senectud no hay duda,
su corteza respira años y años
de lucha:
primero dos clavos para los mulos
forjaron enorme rozadura,
luego una argolla de hierro
para la yunta,
más tarde unos ganchos de alambre
que escuecen cual quemadura,
para colgar el zurrón
y la tortura,
y unas sogas gruesas, donde
pesar los costales de harina de trigo.
Lleva mucha agua bebida,
muchos vinos aprendidos,
duras lecciones
y grandes motivos.
Una nueva carga hasta su alma llega, la peana herida de muerte grita auxilio. Desde sus doloridas raíces, solloza en suspiros que quiere ser milenaria.
Maldito rayo de tormenta que en su jolgorio maldice y atormenta. A la abuela le es imposible sobreponerse, se desploma y en su delirio se pregunta:” ¿semanas, días, horas?”.
Es tiempo de escribir testamento para rescribir historia:
“Los dos clavos,
las claves que te clavan a la vida…
para el desangrado aferrarse
con las manos muertas. Podridas.
La argolla que aguanta y da fuerza…
para el angustiado
que vague en locura y tinieblas.
Los ganchos que enganchan fe de hierro…
para los vencidos y vendidos:
cadáveres cancerígenos.
Y las gruesas sogas que atan
esperanzas y alegrías a cualquier precio…
para personas cansadas,
derrotadas en el tiempo.”
Más en la carrera centenaria
retomará otras centenas,
hasta llegar al milenio de ciencia
con su corona de estrellas.
Invencible, una vez más
desafía al destino,
curando la abrasión
del malogrado ombligo
y las rastreras y bastardas cicatrices.
Tendrá el juramento más historias
estoicas…
más estúpidas historias,
todas recitadas por la bisabuela,
todas encriptaciones en la corteza
de la tatarabuela.
*
Precios Vibe. Me gusta como juegas con las palabras: "...el columpio acunando el aire solano, caliente, quemón, rastrillado..."
Te felicito.
Verso suelto.
Hola Vibe, me ha gustado mucho tu propuesta del mes, con tu manera de describir al quejigo y su vida mezclando prosa y poesia.
Saludos
Buenas noches Vibe: Lo primero de todo quiero pedirte disculpas porque el mes pasado leíste mi relato y yo ni te di las gracias ni leí el tuyo. Operaron a mi marido del corazón y, aunque quería trabajar en el blog, no tenía tiempo ni fuerzas. Ya le han dado de alta y poco a poco se está recuperando.
Tu relato de este mes me ha gustado mucho. El homenaje que haces al anciano quejigo que ha sabido soportar estoicamente todos los maltratos que le han propinado, es muy bonito y poético.
La mezcla de poesía y prosa se complementan para contar la historia. Es una buena idea.
Enhorabuena, un abrazo, Menta
Un trabajo extraordinario, Vibe.
Sensibilidad, poesía, naturaleza y un paisaje que dan ganas de visitar y gozar.
Te felicito, compañera.
Hola Vibe
Poeta!!!
Me encanta tu sensibilidad para contar y me gusta cuando se recita a "hermanos de la tierra", que no todo ha de ser halagos y amoríos humanos.
Ya habrás leído también el sentimiento de Juana Ibarbouruo, con su canto a La Higuera.
Felicidades y nos volveremos a leer dentro de poco (10)