En la habitación de aquel siniestro lugar. Sólo estaba la muerte, la tristeza de aquellos que llevaban los cadáveres. Por los pasillos, congelados por el frio.
Sus familiares, pocos, veían por última vez a sus seres queridos, solo cinco como máximo. Los escogidos entre la familia. Guardando las distancias y con mascarillas en todo momento y la tristeza el miedo metidos en el cuerpo.
Maria era celadora del hospital, solo sabia que bajaba en su turno muchos muertos. De todas las edades y sexo, pero eran más los pobres ancianos, todos muertos en soledad, sin sus seres queridos a quienes despedir.
De la vida se pasaba a la muerte en apenas días. Nadie sabía más de que era un virus.
En los ojos de las enfermeras, médicos, todo el personal en general se veía el cansancio y la fatiga. Entre ellos también estaba la tristeza de haber perdido compañeros. En lucha contra la muerte.
Otra vez la misma herida, los mismos síntomas. La misma estupidez de la gente, que no se quedaban en casa, ahora era la juventud los que bajaba entre abuelos.
todos los turnos de María, se convirtieron en monótonos días y noches, bajando cadáveres. subiendo enfermos.
Faltaban medios, médicos, enfermeras, limpiadoras, celadores etc.
Su compañera estaba ingresada, con los mismos síntomas. Hacia tan solo un mes cuando celebraba que la habían dejado fija, María llevaba enfermos y bajaba muertos.
Apenas hablaba cuando llegaba a casa, los zapatos en la puerta y rápida a la ducha. Terminada cansada no del trabajo, si no de lo que veía en aquella habitación siniestra.
Una mañana como si fuera un robot, se dirigió a ver la lista de turnos de la semana, acostumbrada a pasear la muerte. un joven barbián ocupaba su puesto en la lista. La mandaban aun nuevo puesto. Nada más entrar olía a otra cosa y en el silencio del pasillo oyó el vagido de un bebé, llamando a su madre. creyó perder el orarte y quiso volverse, cuando desde la puerta del paritorio nombraron su nombre. Pusieron la criatura entre sus brazos.
—Maria. el bebé ya esta listo sus padres lo esperan en la habitación, recuerde que solo pueden estar los padres.
La persona que le choco los puños tras la careta le dio las gracias. Un reguero de lágrimas salió de sus ojos. Ante ella por fin, en tanto tiempo soltaron en sus brazos la vida nueva, la esperanza.
Mientras en la habitación varios pisos más arriba, soltaba su primer paciente el barbián, soltó la camilla con el enfermo al que ayudaron todos a pasar a la cama. En la bajada llevaría a su primer paciente muerto, a la habitación siniestra y fría, donde vivía la muerte.
*
Hola José María:
En principio, quiero dejarte indicado que me ha encantado tu frase: donde la muerte vive, un gran ejemplo de oxímoron (hasta donde el intelecto me da), donde juegas con ambos términos, la muerte y la vida.
Con el mejor de los ánimos, te dejo solo un consejo, que me ha dado resultado en otras esferas: Cuando escribes, tómate tu tiempo para leerlo tal cual lo has puntuado. Verás así que puedes modificar la puntuación. Y vuelve a leer tal cual lo has escrito.
No tomes el texto entero, tómalo por párrafos.
Ten en cuenta lo siguiente: las oraciones tienen un sujeto, que puede estar expresamente indicado o no. En este último caso, lo mejor es indicarlo antes,…
El relato fue reportado como sin acceso por varios usuarios. El mismo fue revisado el mismo día de la publicación y fue comentado por mi persona en esa misma fecha. Cabe mencionar que por alguna extraña razón, ya reportado al sitio Wix, el enlace estaba errado, como si hubiera sido manipulado o por error de codificación posterior.
Se pide la disculpa al autor de este relato y a los compañeros que desearon leerlo y no pudieron hacerlo en su momento. Les informo que el mismo será adicionado como "extra" en la próxima edición con nota de errata.
Saludos, José María
Vamos a comentar tu relato, y voy a empezar a darte las mejoras que creo que debes tomar en cuenta sobre el mismo.
Pero antes de entrar a enumerarlas, te vuelvo a pedir, que siempre, pero siempre, antes de enviar tus trabajos, sea a este espacio o para ti mismo, te tomes con seriedad y compromiso la mejora que todo trabajo necesita: limpiar el borrador.
Sigues teniendo problemas con la puntuación, algo que parece que te da mucho problema, ya que no considero que el asunto sea cuestión de dedo como lo vine pensando durante un tiempo. Cortas oraciones donde no debes y sigues cometiendo las fallas que siempre te mencionamos. Sí debo decir que he visto…