top of page
nuevo logo trailorbrand.JPG
  • Facebook
  • Instagram

"La leyenda del Busgosu" - Vespasiano

http://lhlupianes.blogspot.com.es/



Ayalga era una muchacha lozana de la cual se enamoró locamente Benxamín. Pero a ella el chico no le llegaba a quitar el sueño, quizá lo que la mantenía interesada, para dejarse querer, eran las buenas hogazas de pan que este le suministraba diariamente y los dulces que le regalaba cada vez que yacían placenteramente.

Murgotsu, loco de celos maldecía y sufría cada encuentro carnal de los dos jóvenes, hecho que le producía arranques de profunda ira al ver que aquella moza que él tanto deseaba había sido manoseada y penetrada por el ingenuo muchacho.

Así que decidió ponerse en contacto con Carisio, un ser temible que siempre iba vestido con un pantalón de color bermejo.

—¡Salud compañero! —dijo a modo de saludo procurando ver la figura del aquel ser innominable entre el vaho irrespirable de aquella cueva tenebrosa—. En verdad necesito que me ayudes a cumplir mi deseo de venganza, pero a cambio prometo entregarte la primera virgen que rapte o aquella que elijas para tu regocijo.

El muchacho era trabajador pero muy parco en palabras y mucho más en ideas; bonachón y crédulo donde los haya, en el pueblo de Libardón le gastaban pesadas bromas que le causaban problemas y las reprimendas de su amo, el panadero Pelayu, cuando se ausentaba durante horas del trabajo por haberse perdido en el bosque.

Al parecer el muchacho le caía muy bien al Busgosu, señor del bosque y de todo lo que habita en él, pues cada vez que esto ocurría, acudía en su ayuda sacándole de aquel laberinto de árboles y espesas retamas.

El día primero de noviembre del año 1850, Murgotsu dio inicio a su terrorífico desquite. Para ello convocó a Carisio en el monte Carrandi para que ejecutara sus planes.

Muchas veces Benxamín había oído alabar a los pescadores las delicias gastronómicas que podían prepararse con el cordobeyu, un pez de sabor exquisito, y a él se le abrían las entrañas por comerlo.

Aquella tarde en la taberna sus paisanos le convencieron de que debía aprovechar las condiciones climáticas tan adversas de aquel día para capturarlo.

—Escucha Benxamín, si quieres pescarlo debes tener en cuenta que es tremendamente esquivo. No lo conseguirás desde la orilla. Tendrás que meterte entre las aguas del rio aprovechando que ahora están “yeladas”, sosteniendo la red con las dos manos y cantando, para atraerlo, la canción:

"Cordobeyu, ¡vente al cesto! / Que el de Libardón te aguarda / Y el que ye listo y agudo / Caliente ya ta na cama".​

Al anochecer de aquel mismo día, Benxamin salió de su chabola apertrechado y dispuesto a capturar aquel pescado sabroso.

Al cabo de unas horas de esperar la aparición del pez casi aterido de frio decidió volver a casa. En el camino de vuelta se desvió del sendero por causa de la niebla, densa y oscura, que se agarra a las gargantas de las personas que caminan por las noches y que se relaciona en aquellos parajes con el Más Allá y que la atribuyen al último aliento de los difuntos.

Sus pasos extraviados le llevaron hacia el lugar donde Carisio había prendido una hoguera mientras esperaba pacientemente, guarecido tras las piedras de alabastro, la llegada del muchacho para cortarle las manos. Acción cruel e inhumana que este ser abominable venía ejerciendo desde los tiempos remotos de la conquista de Hispania por las legiones romanas.

El resplandor del fuego y el olor a madera quemada puso en alerta al Busgosu, que se apresuró a ver quién había osado cortar algunas ramas de aquellos árboles centenarios.

Aquella misma noche, al inicio de la jornada de trabajo en la panadería, Pelayu, preocupado por la ausencia del chico y por el mal tiempo reinante, sacó las palas del horno y las puso en el suelo formando una cruz, como era preceptivo en aquellos lares, para conjurar la llegada de la parca.

Como quiera que fuere, parece ser que aquel exorcismo surtió efecto, pues Busgosu yendo al encuentro del desaprensivo que había prendido fuego en el monte se topó con Benxamín, al que conminó para que se alejara de allí orientándolo en el buen camino de su casa.

Cuando Carisio vio al Busgosu, aquel ser bípedo y extraordinario con cuerpo de cabra y torso de hombre, que se disponía a embestirle con los dos cuernos que lucía en lo alto de su cabeza huyó despavorido, pero el animal fue persiguiéndolo, empujándolo y acorralándolo hasta los acantilados de Luces por donde acabó despeñándose.




Nota del Editor:

El Busgosu: Es otro mito indoeuropeo, aunque con antecedentes prehistóricos, que recuerda al "basojan" vasco, al "ourist" escocés, etc. Se trata de un duende lascivo o incubo. Puede manifestarse de noche en el dormitorio, aprovechando el sueño de sus victimas, para realizar sus fechorías.

175 visualizaciones17 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

El mensaje de las 10 y 10 - Amadeo- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Al atardecer, mientras corre en el parque un solo kilómetro, por su edad de setenta y uno años, el sobrepeso y antecedentes de salud según la recomendación del médico,

EL DEMONIO BAJO LAS AGUAS - PROYMAN1- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Últimamente el agua de la zona estaba contaminada y no conocíamos el motivo, las enfermedades asolaban a los habitantes del valle y los servicios sanitarios estaban de

La Revelación - Wanda- (R)

Sitio web: http://unrincondelalmablog.wordpress.com/ VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Miré impaciente al reloj de la estación del tren que marcaba las 9:30. Contaba con el tiempo para llegar a la sala

bottom of page