top of page
nuevo logo trailorbrand.JPG
  • Facebook
  • Instagram
  • IreneR

La promesa que brillaba en sus negros ojos - Alberto Carballo - (R)

Veinte años atrás, una maldición había caído sobre la aldea. Al principio, encontraban solo cadáveres de animales deshechos, destrozados de forma inconcebible. Aquello que los mataba no lo hacía para alimentarse. No pasó mucho hasta que murió el primer aldeano. A los pocos días, una familia entera amaneció despedazada. Los lugareños se agruparon y dejaron que la ira sustituyera al miedo. Ardat querría haber ido, pero no dejaron marchar a ninguna mujer. Siguieron el rastro hasta contemplar una pesadilla. Aquellos hombres apenas hablaron de la bestia. Lo único que se sabía de forma clara era que la golpearon, apuñalaron y quemaron. Llegado el momento, la criatura se zafó y cayó, malherida, en una profunda garganta. Mientras los demás celebraban la victoria, Ardat solo sintió dolor. Esa bestia se había llevado a su hijo. No encontraron ningún rastro de él. Y ahora, había vuelto. Sabía que aquel día llegaría. Los habitantes de la aldea se reunían de nuevo, portando armas y antorchas. Pensó en su niño amado, fruto de un efímero encuentro con un viajero que pernoctó en la aldea. Esa noche, el extranjero la sedujo con palabras secretas. Ella se entregó a él. Él se marchó al día siguiente y no volvió a aparecer jamás. Esta vez no se quedaría atrás. Cogió su puñal y se unió a aquellos hombres. Un rastro nacía junto a unos pocos restos de una mujer asesinada. Lo siguieron hasta la entrada de una gruta. Una vez allí, el terror les detuvo. Sin decir palabra, Ardat sacó su puñal, agarró una antorcha y se adentró en la negrura. Nadie hizo nada por detenerla. Cuando llegó al final, lo vio. Su tétrica figura se encontraba en una posición que ningún humano podría adoptar, jadeando, mientras terminaba de destrozar el tórax de su víctima con lo que parecía una caricatura macabra de las manos de un ser humano. Un hedor terrible inundaba el aire. La bestia giró su horrenda cara hacia ella. Dejó caer la costilla ensangrentada que acababa de arrancar. Pasados unos segundos, habló con voz rasposa. —Madre... Has venido. —Hijo mío. ¿En qué te has convertido? —Sabes bien que intenté acallarlo desde que empezó a crecer en mí. Pero he de hacer daño. No he parado de sufrir ni un solo momento. Cada vez que quito una vida, me compadezco de mis congéneres... pero si no lo hago... es mucho peor. La sombra se agita en mi cabeza, el estruendo del Sol me atormenta, la brisa me quema... Y la noche no es ningún consuelo, pues las estrellas me torturan con su canción ardiente... Y no callan hasta que no deshago algo, aunque por poco tiempo. —la bestia estaba en tensión. —¿Dónde has estado? —preguntó ella sin poder contener las lágrimas. —He intentado alejarme de las personas... Pero siempre he de volver. Nada silencia tanto el ruido como esto. —señaló la masa informe que una vez fue un humano—. Aunque siempre retorna... He intentado acabar con todo. Me han matado incontables veces. Pero no muero. Sin embargo, algo, puede que la única fuerza de este mundo que aún está de mi parte, tuvo a bien concederme una visión. Y sé que tú también lo has visto... por eso has venido. La única mano que podrá ponerme fin... —...será aquella que no desee hacerlo —terminó ella, con un nudo en la garganta. —Tú me trajiste a este mundo, te pido ahora que me saques. Recordaba la mirada del hombre cuya simiente engendró a aquella criatura en su vientre. La promesa que brillaba en sus negros ojos la atrajo sin remedio. Si tan solo hubiera podido ver el oscuro presagio que se escondía detrás... Avanzó hacia su hijo hasta arrodillarse junto a él. La bestia se acercó a su vez, tomando la mano de su madre con la que sujetaba el puñal. Lo dirigió hacia su pecho e hizo virar la hoja, de manera que estuviera paralela a sus costillas. La punta descansaba sobre su corrupta piel. —Ninguna madre debería hacer esto —susurró, mientras posaba una mano en la deformidad que una vez fue la cara de su hijo. —Solo quiero que cese el estruendo, madre... —empujó ligeramente el puñal hacia sí. Mientras hundían conjuntamente el puñal en la carne, observó como un atisbo de luz brillaba en los ojos de su vástago, solamente para desaparecer después. El cuerpo de la bestia se desplomó sobre ella, al fin en paz. Lo sostuvo entre sus brazos, observando su marchito semblante, hasta que se consumió la antorcha.

64 visualizaciones14 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

El mensaje de las 10 y 10 - Amadeo- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Al atardecer, mientras corre en el parque un solo kilómetro, por su edad de setenta y uno años, el sobrepeso y antecedentes de salud según la recomendación del médico,

EL DEMONIO BAJO LAS AGUAS - PROYMAN1- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Últimamente el agua de la zona estaba contaminada y no conocíamos el motivo, las enfermedades asolaban a los habitantes del valle y los servicios sanitarios estaban de

La Revelación - Wanda- (R)

Sitio web: http://unrincondelalmablog.wordpress.com/ VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Miré impaciente al reloj de la estación del tren que marcaba las 9:30. Contaba con el tiempo para llegar a la sala

bottom of page