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IreneR

La promesa que brillaba en sus negros ojos - Alberto Carballo - (R)

Veinte años atrás, una maldición había caído sobre la aldea. Al principio, encontraban solo cadáveres de animales deshechos, destrozados de forma inconcebible. Aquello que los mataba no lo hacía para alimentarse. No pasó mucho hasta que murió el primer aldeano. A los pocos días, una familia entera amaneció despedazada. Los lugareños se agruparon y dejaron que la ira sustituyera al miedo. Ardat querría haber ido, pero no dejaron marchar a ninguna mujer. Siguieron el rastro hasta contemplar una pesadilla. Aquellos hombres apenas hablaron de la bestia. Lo único que se sabía de forma clara era que la golpearon, apuñalaron y quemaron. Llegado el momento, la criatura se zafó y cayó, malherida, en una profunda garganta. Mientras los demás celebraban la victoria, Ardat solo sintió dolor. Esa bestia se había llevado a su hijo. No encontraron ningún rastro de él. Y ahora, había vuelto. Sabía que aquel día llegaría. Los habitantes de la aldea se reunían de nuevo, portando armas y antorchas. Pensó en su niño amado, fruto de un efímero encuentro con un viajero que pernoctó en la aldea. Esa noche, el extranjero la sedujo con palabras secretas. Ella se entregó a él. Él se marchó al día siguiente y no volvió a aparecer jamás. Esta vez no se quedaría atrás. Cogió su puñal y se unió a aquellos hombres. Un rastro nacía junto a unos pocos restos de una mujer asesinada. Lo siguieron hasta la entrada de una gruta. Una vez allí, el terror les detuvo. Sin decir palabra, Ardat sacó su puñal, agarró una antorcha y se adentró en la negrura. Nadie hizo nada por detenerla. Cuando llegó al final, lo vio. Su tétrica figura se encontraba en una posición que ningún humano podría adoptar, jadeando, mientras terminaba de destrozar el tórax de su víctima con lo que parecía una caricatura macabra de las manos de un ser humano. Un hedor terrible inundaba el aire. La bestia giró su horrenda cara hacia ella. Dejó caer la costilla ensangrentada que acababa de arrancar. Pasados unos segundos, habló con voz rasposa. —Madre... Has venido. —Hijo mío. ¿En qué te has convertido? —Sabes bien que intenté acallarlo desde que empezó a crecer en mí. Pero he de hacer daño. No he parado de sufrir ni un solo momento. Cada vez que quito una vida, me compadezco de mis congéneres... pero si no lo hago... es mucho peor. La sombra se agita en mi cabeza, el estruendo del Sol me atormenta, la brisa me quema... Y la noche no es ningún consuelo, pues las estrellas me torturan con su canción ardiente... Y no callan hasta que no deshago algo, aunque por poco tiempo. —la bestia estaba en tensión. —¿Dónde has estado? —preguntó ella sin poder contener las lágrimas. —He intentado alejarme de las personas... Pero siempre he de volver. Nada silencia tanto el ruido como esto. —señaló la masa informe que una vez fue un humano—. Aunque siempre retorna... He intentado acabar con todo. Me han matado incontables veces. Pero no muero. Sin embargo, algo, puede que la única fuerza de este mundo que aún está de mi parte, tuvo a bien concederme una visión. Y sé que tú también lo has visto... por eso has venido. La única mano que podrá ponerme fin... —...será aquella que no desee hacerlo —terminó ella, con un nudo en la garganta. —Tú me trajiste a este mundo, te pido ahora que me saques. Recordaba la mirada del hombre cuya simiente engendró a aquella criatura en su vientre. La promesa que brillaba en sus negros ojos la atrajo sin remedio. Si tan solo hubiera podido ver el oscuro presagio que se escondía detrás... Avanzó hacia su hijo hasta arrodillarse junto a él. La bestia se acercó a su vez, tomando la mano de su madre con la que sujetaba el puñal. Lo dirigió hacia su pecho e hizo virar la hoja, de manera que estuviera paralela a sus costillas. La punta descansaba sobre su corrupta piel. —Ninguna madre debería hacer esto —susurró, mientras posaba una mano en la deformidad que una vez fue la cara de su hijo. —Solo quiero que cese el estruendo, madre... —empujó ligeramente el puñal hacia sí. Mientras hundían conjuntamente el puñal en la carne, observó como un atisbo de luz brillaba en los ojos de su vástago, solamente para desaparecer después. El cuerpo de la bestia se desplomó sobre ella, al fin en paz. Lo sostuvo entre sus brazos, observando su marchito semblante, hasta que se consumió la antorcha.

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14 Comments


Alberto Carballo
Alberto Carballo
Apr 13, 2020

Hola, Mario:

Muchas gracias por tu comentario. La primera solución que has propuesto me parece óptima, seguramente la aplique en el relato.


¡Un abrazo!

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Mario Fernández
Mario Fernández
Apr 02, 2020

Hola, Alberto.


Me ha gustado mucho tu propuesta. Me parece que tienes una gran facilidad para crear y transmitir la atmósfera del relato. Y la idea del mismo parece muy cuidada y reflexionada.

Con respecto a la polémica de la repetición: a mí me gusta mucho repetir como recurso de estilo. Te propongo dos opciones. Luego tú decides si te gusta una, otra, o ninguna.


- Introduce una palabra entre los dos "él". La que sea. De esta manera descargas un poco la frase: "Esa noche, el extranjero la sedujo con palabras secretas. Ella se entregó a él. Y al amanecer, él se marchó y no volvió a aparecer jamás."


- A mí me gusta repetir no palabras seguidas, sino…


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Alberto Carballo
Alberto Carballo
Mar 28, 2020

Hola, Estrella:


Gracias por tu comentario y por señalar esos aspectos de forma. Son todos errores que he cometido inconscientemente o por desconocimiento excepto la repetición del pronombre "él", la cual es una elección propia de estilo. Sin embargo, ya sois dos las personas que lo consideráis erróneo, así que tendré que pensármelo dos veces la próxima vez. Aplicaré estos cambios en este escrito.


De nuevo, muchas gracias por tu detallado análisis, así es como de verdad se aprende.


¡Un gran saludo!

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Estrella Amaranto
Estrella Amaranto
Mar 27, 2020

¡Hola, Alberto!

De acuerdo a las normas que rigen este Taller de Escritura Creativa, pues me ha tocado comentar tu relato, por lo que lo he analizado con todo respeto, tanto en su contenido como en la forma y este es el resultado. Espero que sepas comprender el espíritu amigable y constructivo con el que me dirijo a ti:

Se trata de una historia inspirada en las clásicas leyendas de terror, acerca de las maldiciones atribuídas a criaturas extraordinarias, relacionadas generalmente con el más allá, a las que se les atribuye cualidades demoniacas. Aquí, concretamente se nos insinúa la existencia de una maldición que pasa de padres a hijos. Digamos que has sabido construir una trama de género de terror…


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Alberto Carballo
Alberto Carballo
Mar 27, 2020

Hola, Felgonta:

Entiendo. Cada uno tiene sus preferencias.

¡Un saludo!

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