Un aire gélido recorría todas y cada uno de los rincones de la centenaria localidad de Oxford. Sus calles, símbolo antaño bulliciosas ahora se encontraban desiertas ante la amenaza de una de las últimamente frecuentes tormentas otoñales. El único ser lo suficientemente insensato como para transitar sus calles ante esa perspectiva era Evelyn, una camarera de dieciocho años la cual entre maldiciones apretaba el paso con la intención de llegar a casa antes de calarse hasta el último hueso. –¿Rose? ¡Ya estoy en casa! –dijo la chica al tiempo que entraba en una de las pequeñas y pintorescas casas de Dawson Street– Martin a vuelto a ligar conmigo, dios ese tipejo es francamente asqueroso, te juro que si no necesitáramos el dinero... –No pudo terminar la frase, la visión de una mancha negruzca y viscosa en el techo la hizo olvidar todo lo que estaba gritándole a su abuela. En su mente todas las alarmas se encendieron, corrió escaleras arriba en busca de su abuela rezando por no encontrársela dios sabe cómo. Sin embargo, al llegar arriba no solo no vio a la mujer sino que no pudo ver nada en absoluto ya que una espesa e inquietante negrura se había apoderado del lugar. Se quedó al pie de la escalera mirando fijamente el pasillo a oscuras al final del cual parecía moverse algo...o alguien. Posó muy lentamente un pié para subir el último escalón, algo en su interior la alertaba de que cualquier ruido podría ser fatal. La suerte no jugó a su favor aquella tarde otoñal ya que al intentar subir el escalón la tablilla de madera del suelo profirió un terrible crujido. Ni si quiera pudo terminar de pensar en ese terrible improperio que desde tan temprana edad se había acostumbrado a soltar, un tentáculo salió disparado desde lo más profundo de la negrura para enroscársele en el susodicho pié tirando de ella hacia una recién abierta boca llena de hileras de dientes. La joven no pudo sino gritar ante la horrenda visión de los afilados dientes acercándosele cada vez más y más. Lo único que hizo que la criatura la soltara al tiempo que lanzaba un estridente grito de dolor fue la potente luz amarilla que emanaba del colgante dorado en forma de triángulo que su abuela le había regalado hacía ya varios cumpleaños. El golpe contra el suelo no hizo sino aturdirla aún más de lo que ya estaba, intentó llegar a las escaleras pero le fue del todo imposible ya que de nuevo notó como algo tiraba de ella en dirección opuesta. -- ¡Ivy maldita sea, deja de zurrarme! -dijo la abuela Rose al tiempo que golpeaba en la cabeza a la histérica joven con la cuchara de palo que portaba como arma arrojadiza- ¡maldita sea soy yo! -- ¡Mierda abuela! -se quejó la chica al tiempo que se frotaba el lado de la cabeza donde había sido golpeada con el objeto de madera- ¿¡¿Se puede saber qué narices está pasando?!? - Veamos... ¿Sabes ese cuento que te contaba de pequeña sobre una sacerdotisa de otro mundo que escapa a otro mundo con la hija ilegítima de un rey tirano? Pues es todo verdad -Dijo Rose al tiempo que comenzaba a empujar la cómoda en un intento por dificultar la entrada del ente a la habitación -escúchame cielo, tenemos que salir de aquí, tenemos que escapar del sombra -Señaló la anciana al tiempo que cogía de los hombros a la joven intentando así hacer que reaccionara. Intentó reaccionar, pero su cuerpo no le respondía, toda la información recibida le había caído encima cual pesada losa que ahora le oprimida el pecho de tal manera que la llegada de aire a sus pulmones era caí un milagro. Lo único en lo que podía y quería pensar era en salir de allí, de manera casi automática sus ojos vieron como un portal se abría ante ella. Su abuela, visiblemente sorprendida aunque también encantada cogió a la chica del brazo para proceder a cruzar al otro lado sin demora. No les duro mucho la alegría ya que más pronto que tarde el sombra consiguió volatilizar sus obstáculos para coger a Rose del brazo tirando de ella perdiéndose ambos tras el portal cerrado. - Cielos, ha estado cerca...-La estancia estaba a oscuras salvo por lo que se adivinaba como unos largos ventanales. Al otro lado la durmiente ciudad de Nueva York delataba su posición- ¿Abuela?- Nada ni nadie respondió, nada se oía salvo la lluvia contra los cristales.
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Hola Bea, me alegra encontrarte por acá. Yo también estoy participando por primera vez en este nuevo taller, ya estaba extrañando mucho.
Leí tu relato, bastante terrorífico. Encontré poca fluidez en algunas partes, pero de todos modos se entiende bien lo que narras. A mí me recuerda una pesadilla de la niñez, que me causaba terror. Quizás por eso no son mis temas preferidos, pero reconozco que tu logras narrarlo muy bien.
Saludos Esther (49)
Hola Carla Daniela. Tú relato me gusta quizás le falte pausar un poco las acciones. Por lo de mas hay en ortografía algunos fallitos como - que pones en vez de la raya de guion
Hola Bea!! Como estas?
Efectivamente fui yo quien cargó tu relato, por eso aparece mi nombre. Un pequeño mal entendido :D
Bueno, tu relato me atrapó mucho, a mi también me gusta mucho este estilo. Las primeras escenas me hicieron acordar un poco a "It". La historia es original y la escritura muy fluida. Coincido en que subió demasiado rápido el ritmo, y la parte de los portales fue un poco apresurada. Creo que acomodando esto podrías darle mucho mas misterio y suspenso y quedaría muuuy bien. En cuanto a la formal yo no soy muy buena corrigiendo, pero vi esto: "Martin a vuelto a ligar conmigo" El primer "a" debería ir con h.
Muy buen trabajo, te felicito. ¿Es…
Hola a ambos!
Primero de todo muchas gracias por pasaros a comentarme y sobretodo tan bien. Habéis conseguido que vea con buenos ojos un relato que escribí y entregué a última hora y al cual le tenía un poco de manía, no se creía que no era mi trabajo más fino.
Segundo de todo (y esto es una tontería) me llamo Bea! 😂 Lo pone ahí arriba, al lado del título del relato, Carla debe de ser la administradora que colgó el relato. Nada, un pequeño fallo que todos podemos tener.
Me quedo sobretodo con vuestras felicitaciones ya que me han subido la moral y animado con creces a seguir escribiendo como hacía ya tiempo.
Mil gracias!
Bea
¿Qué tal, Carla? Soy tu vecino del relato No 33 Tu relato es bueno, tiene muchos elementos rescatables. Creo que le das fluidez, pero a ratos lo sentí cortante, me explico, como que vas navegando a 10 km/hr y luego das un bandazo de 50 km. En un relato tan corto, no es conveniente meter tanta información porque parece forzada. En la parte formal, busca evitar los adverbios terminados en "mente". Es un buen ejercicio cambiarlos por otra manera de decir lo mismo "Finalmente subió al camión" "Al final subió al camión”
No estoy seguro si "ni 'si quiera"" debería ser "ni siquiera", la RAE dice que va junto.
Ahora, el relato me gusto, me atrapo sin darme cuenta y…