Marvin apagó la alarma e inmediatamente un escalofrío le recorrió el cuerpo seguido de una sensación de presión en su pecho. Cuando se levantaba para ir al baño, el sonido del teléfono lo sobresaltó.
—Buenos días, Inspector. Le han asignado su último caso, —dijo soltando una pequeña risa cómplice.
—Si, me imagino que será alguna cosa graciosa.
—En realidad es un asesinato algo inusual.
—Saldré en unos minutos.
En las afueras de la estación un grupo de lugareños se asentaron toda la noche portando velas y crucifijos, rezaban todos al unísono generando un ambiente algo perturbador.
Álvaro lo recibió en las afueras con una sonrisa. Se dirigieron rápidamente a la unidad forense para hacer una inspección del cuerpo.
El doctor le extendió la mano y le miró consternado.
—Dime que pasó amigo, que de verdad estoy intrigado.
—Marvin en mis treinta años como médico forense no me había encontrado con algo tan perturbador. La víctima es un joven de aproximadamente veinticinco años, tiene cortadas en varias partes de su cuerpo, pero no lo suficientemente profundas para matarlo, marcas de ataduras en brazos y piernas. — Lo miró por encima de sus gafas, —lo tenía crucificado. La causa de la muerte fue por envenenamiento. Las heridas están infectadas lo que indica que llevaba varios días en esta especie de tortura y su estómago solo muestra líquido que se le daba con las pequeñas dosis de veneno.
—Dígame Álvaro, que encontraron en la escena.
Este sacó sus anotaciones y dijo, —A las tres de la mañana se nos informó de manera anónima que un rito satánico estaba siendo llevado a cabo en una cueva a la orilla de la carretera en el kilómetro 150. Se envió una patrulla al lugar la cual reportó el hallazgo y que una sospechosa estaba en custodia. Entraron en medio de lo que parecía un rito extraño y lograron bajar al joven de una especie de crucifijo en la que se encontraba, sus signos vitales eran débiles y murió en la ambulancia.
La mujer una joven de unos veinte años se mostró violenta y fue restringida. Los pobladores al enterarse del suceso quisieron lincharla, por lo que se le trajo a la delegación inmediatamente.
—¿La mujer ha dicho algo?
—No, las únicas palabras que pronunció fue que era “La Sucia”.
—¿La Sucia?
—Si señor es una leyenda bastante popular sobre una mujer que estaba a punto de casarse, pero al no estar bautizada, el padre se rehusó a oficiar la boda. Luego se enteró de que su amado se casaría con otra mujer y en desesperación saltó a un abismo. La leyenda dice que “La sucia” se les aparece a hombres pecadores que salen a altas horas de la noche.
—Suficiente, acabemos con este circo.
En el trayecto un miedo inexplicable se apoderó de él. Se detuvo un momento para tratar de recuperar la cordura.
Al entrar a la habitación se encontró con una joven de contextura delgada, llevaba un vestido blanco bastante sucio, estaba descalza y el pelo le cubría el rostro. Murmuraba algo inaudible y se balanceaba en la silla.
—Señorita, ¿Cuál es su nombre? —No hubo respuesta. —¿Entiende por qué está aquí?
La mujer levantó la cabeza, solo podía vérsele un ojo a través de la maraña de color bermejo, y habló suplicante.
—Ayúdeme, la sucia ha tomado mi cuerpo. Él era mi prometido y quería dejarme, pero ella me obligó a matarlo para que no se fuera nunca. Su tono de voz cambio repentinamente a una serie de sonidos guturales.
El inspector no tenía más que hacer ahí, la mujer claramente había perdido la cordura, además de haber confesado.
Cuando se marchaba esta se levantó tomándolo de la mano.
—Ayúdeme, —el inspector sentía las uñas de la mujer clavadas en su palma, pero estaba paralizado ante aquella mirada, era como ver fijamente un abismo. Se liberó y la mujer empezó a reír estruendosamente.
El inspector cerró el caso, llenó los reportes, y se despidió de todos. Era casi la media noche.
En la carretera de regreso a casa al salir de una curva pronunciada la silueta de una mujer de blanco, corrió frente a su auto, maniobró como pudo y colisionó contra un árbol. Levantó la cabeza y aquella mujer lo miraba fijamente a través del vaho, alumbrada únicamente por las luces del coche. Un dolor intenso en su pecho lo hizo retorcerse. Esta desapareció entre la negrura, junto con el inspector que se sumía en su propia oscuridad.
Nota del Editor
La Siguanaba (en k’iche’: siguan'wana'b'a, ‘hermana espectral del abismo’‘siguán, ‘barranco’, waná, ‘hermana’; y b'a, ‘espectro’’) (también llamada Sihuanaba, Siguamonta, Siguampera, Cigua, Cegua, Caballona, Chuca, La Sucia, Bandolera, Macihuatli, Matlacihua y Xtabay) es un espectro del folcloriberoamericano que, según la tradición popular, se les aparece a hombres trasnochadores, infieles y violentos en la forma de una atractiva mujer desnuda o semidesnuda, pero con el rostro oculto.
Hola Wanda.
Un cuento de intriga, terrorífico, bien narrado con momentos de alta tensión. Parece que esas mujeres que no se han podido casar quedan con dolores tan fuertes que se transforman en asesinas. Por momentos me perdí quien hablaba y acortaría un poco las frases, ya te indicaron algunas correcciones, no me detengo en eso, es por esto que: ¡Te felicito, has logrado un verdadero cuento de terror!
Crisha
Buenos días, Wanda. Ya veo que los compañeros te han hecho comentarios y correcciones exhaustivas, así que no me queda mucho por decir, salvo mi impresión general.
La tensión está bastante conseguida.
La descripción del cadáver por parte del forense, inquietante y dura.
Los diálogos funcionan y hacen avanzar la trama.
Quizás un poco brusco el salto de ser un incrédulo de “La Sucia”, y de repente en el trayecto, sentir miedo, (un miedo inexplicable). Quizás deberías sustituir miedo por inquietud, preocupación… aún no está justificado el miedo. Lo estaría cuando la mujer empezó a reír después de que le clavara las uñas y la mirada.
Y un final que cierra el ciclo.
Un cordial saludo, Wanda.
Gracias a todos por sus comentarios y aportes a mi relato.
Laura: Gracias por leer y comentar mi relato, en lo que refiere a tu duda el inspector concluye que no hay más que hacer, ya que la joven ha confesado haber cometido el crimen, por lo que podemos asumir que irá presa para luego ser enjuiciada.
Estrella Amaranto: Gracias por tu aporte a mi relato. En cuanto al porqué La Sucia se ensaña con el inspector, en este relato decidí dejar ese final abierto al lector, pero tengo pensado hacer una historia sobre la vida de Marvin y el porqué La Sucia querría llevárselo.
Saludos
Gracias Felgonta, por tú amable comentario, busqué tu relato pero no te encuentro, sales con otro nombre o, ¿será que no me he fijado bien?.
Saludos
Leyendo tu historia parece salida del programa de Iker Jiménez es famosa la Leyenda Urbana de la Mujer que aparece al salir de una curva en la noche lluviosa vuelves con el coche a recogerla y ha desaparecido.El policía de la Historia seguro que no aclaro el caso.
Saludos soy tu vecino del 7 y te doy las gracias por haberme leído confiando en seguir haciéndolo.