LA TORMENTA
Tomás, al frente de su puesto de exposición y venta de quesos, por enésima vez acudía a la Feria de ganado de su pueblo. Con su juventud de veinticinco años, figura corpulenta, moreno de soles y siempre con una sonrisa atenta a cualquier indicación de la clientela, ofreció a una joven que se acercó a observar lo que él consideraba el mejor queso del mundo.
Ella, joven y agraciada de cara, con unos ojos negros que Tomás creyó verse rodeado de un áurea, sintió recorrer un escalofrío semejante a una corriente eléctrica por toda la columna vertebral.
La muchacha, divertida por la cara embelesada que ponía Tomás que no acertaba a soltar la muestra de queso de la pinza que le ofrecía, no pudo por menos de emitir una carcajada. —¿Tomás, cada año vienes a la feria a exponer tus productos?
—Así es; tengo una finca no muy lejos de aquí con lo propio de aves, unas vacas y las cabras, que espero te haya gustado el sabor del queso, puesto que apacentan en los pastos de la montaña. —¡A propósito, salta Tomás, como sabes mi nombre? Elisa con cara de triunfo le dice que lo indica en el letrero del puesto. Levanta la cabeza y lee: Tomás-- Finca el Triángulo.
—Elisa se presenta, y Tomás coge al vuelo la situación y le invita a tomar algo en el cercano bar. —Bueno, no hay inconveniente, es la primera vez que paro aquí camino de casa y tengo tiempo. Vivo en Sabadell en un apartamento que comparto con algunas amigas cuando vienen a visitarme, y tengo todavía algunos días libres antes de que comience el curso escolar. Soy profesora de enseñanza secundaria en un colegio municipal.
—No he estado nunca en Sabadell —dijo Tomás— y me gustaría conocer la ciudad, y si es de tu mano sería como un sueño.
Han pasado unos días y Tomás está en la cocina con su madre que le pide prepare los cubiertos y la mesa. —Madre, esta cuchara de madera ya tiene unos cuantos años desde que la hizo padre para mí; hoy voy a comer con ella.
—Si hijo si, y ahora vamos a empezar que hay mucho por hacer, ya que mañana pasarás el día afuera.
Llega el momento y se viste con su mejor y único traje, que en alguna ocasión ha lucido para algún bautizo o la última fiesta de fin de año con los amigos. Como irá campo a través para ver a Elisa los quince kilómetros que les separan, deja los zapatos por unas botas para mayor seguridad. El cielo está claro en estos primeros días de septiembre y aunque se ve alguna nube en lontananza precursora de lluvia, no le preocupa.
Lleva media hora de camino, con cara sonriente y hablando consigo mismo. ”Creo que Elisa es una persona muy agradable, ha demostrado buen corazón interesándose por mi madre sin conocerla; sobre todo tiene una alegría desbordante que me hace pensar en que podemos estar juntos y llegar a ser muy felices”.
Las nubes, que parecían lejanas van acercándose a la vagüada donde está pasando y piensa en las broncas y bromas que los agricultores del pueblo hacían al cura de la parroquia para que hablara con más énfasis a Dios, y que dejara caer agua sobre el pueblo que tanto mal está haciendo la sequía.
La tormenta está arreciando, y a duras penas cree oír un ruido de máquina que en la lejanía y a pesar de la intensa lluvia, le parece ver un tractor amarillo que va a resguardo. Continúa cada vez su más pesado viaje empapado de agua y barro, botas y traje por la caída en un resbaladizo canal de montaña.
Llega a las inmediaciones de la ciudad derrengado, pero ansioso de ver a su amada Elisa. La tormenta ya decrece, cuando la distingue bajo el toldo del bar como habían quedado, acompañada de dos amigas
Elisa, al verle más de cerca se queda sorprendida, maravillada y orgullosa de que por ella haya corrido semejante riesgo y con ojos lacrimosos y sonriendo, sale corriendo para darle un gran abrazo que supone el reconocimiento a su cariño. Ante el abrazo y las carcajadas amorosas de los dos al verse rebozados en barro, se oye la voz de una de las amigas que grita. ¡Elisa, que suerte tienes, cuanto me gustaría que un hombre hiciera una cosa así por mí.!
Hola el chaval, me gustó la historia de amor que narras, en ambiente campesino. Se trata de gente sencilla aunque de otra época. Me recordó cuando iba de paseo con mi tía a la casa de una vecina de mi abuela. Como era cerca íbamos a pié pasando por el campo.
Las cosas suceden en un encuentro casual, gracias a un trozo de queso que el joven pretende vender, quedando flechado al instante.
Logras mostrar un aire ingenuo y auténtico en los personajes.
Gracias por las dos palabras nuevas que aprendí: derrengado y vaguada.
Fue un placer. Saludos, Esther (49)
Hola, El Chaval, me ha agradado leer tu relato sobre las idas y venidas de un chico enamorado, con sus pequeñas desventuras y avatares varios. Una historia sencilla, escrita con el corazón de quien desea contar historias y se afana en ello. Y en ello agradecemos nos las traigas y compartas con nosotros.
En el aspecto formal del escrito ya te han, los compañeros anteriores, descritos los problemas de tu texto y las posibles correcciones al mismo, con lo cual no voy a ahondar en ellas. Tan solo agradecerte el comentario de mi texto de diciembre, el cual creo no te pude corresponder por falta de tiempo.
Ha sido un placer leerte. Un saludo.
Hola compañero, de acuerdo a las normas de la web tu relato está dentro de los tres que debo comentar y así doy comienzo:
De acuerdo al contenido, se trata de una historia donde dos jóvenes de distinta clase y entorno social se encuentran casualmente en una feria rural, quedando prendados el uno de la otra y viceversa. Dicho flechazo va desarrollándose a lo largo del relato, con ayuda de una parte dialogada que le imprime más realismo y credibilidad.
Finalmente la tormenta contribuye a que su principal protagonista decida superar las dificultades que van interponiéndose en su decisión de conocer la ciudad y pasar unos días allí con su nueva amiga, quien al comprobar de lo que ha sido…
Hola El Chaval, soy compañera de por aquí arriba y me toca dejarte un comentario generoso. La ilusión de ese chico por ir en busca de la muchachita que le gusta. He echado de menos las palabras del reto, creo que no lo has tenido en cuenta. Te animo a que revises los guiones de los diálogos algunos han saltado en los párrafos. También revisa los puntos y comas; hay párrafos (el de las nubes) que es muy largo, sin comas. Literautas tiene unas publicaciones muy interesantes para ayudar a mejorar los texto En cuanto a forma hay verbos que no casan bien: sentir recorrer, o irá campo. Escribir se aprende escribiendo y leyendo en voz alta lo leído, t…
Hola, El Chaval. Te aconsejo que cuantos menos adjetivos mejor, la historia da un salto en el tiempo parece que del siglo xxI pasamos al pasado, donde no hay coche , taxi ,autobús, tren .Un saludo José María