Caminando en línea recta, no puede uno llegar muy lejos. Que gran verdad. Con dos piernas, difícilmente podemos salvarnos de otros que tengan cuatro patas, por ejemplo: un toro de lidia, un avestruz o un guepardo por este orden.
Pero la vida, —ya que estamos— para qué dejarla pasar; a veces se nos hace tan corta que suele soltarse la frase ¡si volviera a nacer!
Tengo constancia de un amigo, ya mayor, con gran espíritu emprendedor y siempre presto a buscar la forma de ganarse la vida, no dependiendo de un horario o persona a sus órdenes, como una de las formas de salir de la “modorra” de la casa al trabajo y del trabajo a casa.
Hace veinte años cuando le conocí, y por las fotos de su juventud siempre ha sido una persona delgada, alto y con el rostro de facciones angulosas, pero con unos ojos azules, que es posible le hayan abierto más de una puerta de alcoba.
Con la pandemia, solo y sin familia, está llegando al final de su vida como huésped de una fonda en Barcelona, que le cuidan porque siempre ha sido un buen cliente en sus desplazamientos a la ciudad.
Tuvo diversos negocios, su temperamento no le dejaba estar quieto, quizá influyó en que no llegó a formar un hogar y esto le permitió tener menos responsabilidad. Sacó adelante una pequeña fábrica de hilo de estaño para la soldadura de cobre. Aquí, le hizo caer una firma francesa con mejores precios.
Se levantó de la situación, y con su ímpetu característico montó una sala de juegos con máquinas tragaperras; hasta que vino la prohibición. No cejaba en su forma de trabajar; como la empresa de importación de metales para la fundición de acero, que durante diez años estuvo sirviendo a las fundiciones de Cataluña, que por su corta envergadura no pudo aguantar los embates de la fundición vasca. Pero siempre procuraba salir del problema sin endeudarse, traspasando o liquidando la compañía.
Mientras tanto disfrutaba de una casa con piscina en un cercano pueblo costero, junto a una compañera que tuvo como clienta. Según las fotos muy joven y guapa. Disfrutaba de viajes, tanto en plan de trabajo como lúdicos. Fiestas en su casa con “amigos” que cuando llegó la época de quedarse sin nada, desaparecieron como por ensalmo.
Por entonces yo tenía un pequeño huerto y en época de cosecha, le llevaba unos tomates, ajos o calabacines, según se terciaba. Julián, pintaba muy bien a la acuarela en sus ratos libres; y como intercambio entre amigos, como atención el uno para el otro me regalaba alguna lámina sin encuadrar.
Me habló de que tenía un negocio en el extranjero, que tardaría en volver, que cerraría la casa y que ya nos veríamos. Pasados dos años, tuve que hacer un estudio de geología en unos terrenos adyacentes a su casa, y me sorprendió ver a unos niños jugando en la piscina. Me acerqué, y la familia que allí estaba me contó que el dueño anterior tuvo problemas con Hacienda y ahora vive en la Fonda Barcelona.
Desde luego no es bueno el seguir siempre en línea recta, quema los sentidos y te trasforma en ceniza. Esta es a grandes rasgos, la andadura de una persona que, como tantas otras no leyó nunca un libro, pero que supo entender que solo mirando al frente con orejeras no vale la pena. Pensé que era mejor no ir a verle, hay situaciones en la vida que al orgullo no se le puede molestar.
"Caminando en línea recta, no puede llegar uno muy lejos" El principito
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Hola Chaval, buen relato donde se desvelan dos tipos de personas; las que tienen profesión fija y vida estable y los que son dueños de su tiempo trabajando para ellos y sin responsabilidades familiares.
Aunque se prevé el final es muy agradable de leer.
Saludos, hasta el próximo reto. Vibe.
Hola Chaval,
Tu relato encaja perfectamente en el molde propuesto. Fíjate que leer lo de la fonda de Barcelona, me he acordado de Quique San Francisco que, por lo visto, cuando estaba de gira se hospedaba en la fonda más próxima al teatro.
Evidentemente es una forma de vivir como cualquier otra. Lo que más admiro en este tipo de personas es su capacidad para, cuando vienen mal dadas, alejarse sin hacer ruido, "sin molestar".
En lo formal, hay una frase que creo sería necesario redactar de otra manera. Es esta:
"No cejaba en su forma de trabajar; como la empresa de importación de metales para la fundición de acero, que durante diez años estuvo sirviendo a las fundiciones de…
Hola Chaval
Gracias por pasarte por mi relato, siempre son de gran ayuda los comentarios.
Respecto al tuyo, poco tengo que decirte ya. Coincido, sobre todo con la repetición de "Que" y también en que al principio ya desvelas el final de la narración. Te dejo un link de un contador de palabras para evitar las repeticiones. Yo lo uso y es genial:
https://www.contadordepalabras.com/. Me ha gustado mucho el relato, yo personalmente también he tenido experiencias de fracaso parecidas. Enhorabuena y nos seguiremos leyendo.
Un saludo
Saludos El Chaval soy tu vecino del 5 he leído tu cuento y me gusta como has desarrollado la historia el final me ha decepcionado, leyendo y sin llegar al final casi lo he imaginado, mezclar dinero y emprendimientos en estos tiempos en un relato el resultado puede ser una historia previsible. Igualmente te doy las gracias por haberme leído y tomo nota de tus indicaciones las tendré en cuenta para próximos cuentos.
Confío en seguir leyéndonos.
¡Ahhhh...! que lo del avestruz ya te lo indicó Jorge Labajos.
No te lo vas a creer, pero en el patio de mi casa (en El Aaiún-Sahara) tuvimos una temporada un avestruz, que se tragó un pulserita mía de plata. No te cuento como la pudimos recuperar. ¡Y solo tenía dos patas! 😄