Deslumbrante de alegría llegué a Piriápolis el primero. Marzo, fin del verano, es un mes con un clima excelente para la playa, para subir a los cerros. No tanto para romper la noche. Han comenzado las clases y los turistas se fueron. Pienso hacer senderismo. Siempre fue mi pasión. Estoy en el lugar indicado. Darwin durante su pasaje por la zona describió el paraje como “casi pintoresco”. Luego claro, el hombre aportó lo suyo.
Fue en ese momento que escuché acerca de la cuarentena. No lo puedo creer. Acabo de llegar a la vieja casa de mi abuela, ella ha regresado a Montevideo. Desde el estar escucho el rugido del mar. Desde la ventana de mi cuarto intuyo el cerro del toro.
Arrojo sobre la cama mis adquisiciones. Una impecable y económica mochila. Rojo fuego, como para pasar desapercibida. Mis lentes negros y una carterita de plástico blanca, que más parece para una muñeca. Aunque ya pasará algún chico que me lo diga sonriente. ¿Cómo? ¡Horror! No veré uno por días. Nadie me mirará. Encerrada aquí dentro. Me disfrazaré de monja.
Por último y ya lo habrán pensado, esa antigua cámara de rollo. Esas que, en lugar de cargar la batería debes abrirla, sacar una tirita de film, sujetarla a la ranura, cerrar el compartimento estanco a la luz, hacer girar la pequeña manivela y listo. Eso sí, no tendrás los resultados hasta después del revelado. No va eso de tomar la foto y mirar la pantallita a ver como quedó. Aquí mejor ajustas todo en detalle, distancia focal, velocidad, enfocas bien, cuidas la luz. Tienes una sola oportunidad porque si no lo hiciste bien será tarde cuando te enteres. Y están los correspondientes rollitos en sus graciosas cajitas. Son varios, estaban en oferta porque están vencidos. Supongo que funcionarán igual. Después de todo no se vencieron hace tanto tiempo.
Se habrán dado cuenta que me apasiona la fotografía analógica, retro quizá sea una mejor expresión. ¡Ah! Olvidarse de las selfies. Tiene automatismo con retardo para poder meterse en la foto. Pero con esas cámaras tomarse una foto porque sí… tu horrible cara delante de todo. No existe ese concepto, a Dios gracias.
¿Y ahora? Me dedicaré a fotografiar las pocas flores de un jardín de esos que solo se visitan cada tanto. No sé si fotografiar el lejano paisaje que me insinúa la naturaleza o las rejas de la ventana.
Que me guste la fotografía analógica es una manera de decir, en realidad recién estoy experimentando. No significa que no sea una especialista en el uso de las redes y de informática, de hecho es mi profesión. Así que tuve una videoconferencia con mis abuelos para ver que me aconsejaban.
Mira dijo Jeremías: «en el depósito hay varias cajas, las reconocerás enseguida, están etiquetadas todas con un enorme cartel que dice “recuerdos”. En ellas encontrarás chucherías de todo tipo, pequeñas cosas que fuimos comprando en diversas zonas del globo. Estuvieron en los estantes, después las fuimos abandonando. Tendrás una magnífica oportunidad de tomar fotos. Hay varias portátiles, también algunas láminas de acrílico en el taller. Arma tu propio estudio fotográfico. Construye una historia en cada lugar. Si quieres ayuda puedes llamarnos para que te relatemos alguna anécdota».
Soñé e intenté tomar la imagen más real. Estuve en la estatua de la libertad, la torre Eiffel, encontré un cafetero colombiano y más tarde a don Quijote y Sancho. Visité las casitas de los pirineos y la casa 126 de Ámsterdam. Dormí en el altillo y escuché los susuros de AnaFrank. Oré en la catedral de Colonia y en Notre Damme. Miré los salmones en el mar desde la torre de Seattle. Estuve con Mickey y Minie.
Había filmaciones, imágenes digitales y también muchísimas fotografías analógicas y en blanco y negro. Si quisiera retocar algunas tendría que utilizar los lápices, que de diferente graduación también abundaban. El transporte también estaba incluido, vasos de vidrio para coñac de Varig, cubiertos metálicos de Pluna… El tren junto al Urubamba…
Me encontré serpenteando el camino del inca, cruzando en tren la cortina de hierro y viajando con Neil a la luna.
De pronto escucho un sonido extraño y lejano, la gente ha colmado la calle. ¡No! No tan pronto…
Llegó la hora de llevar a revelar las fotos. Salgo como estoy, sin siquiera peinarme y el viento azota mi pelo rubio enmadejado que sale como una cola de mi gorro de visera.
Respecto a la mención al viaje de Darwin a Maldonado, debo corregir, donde escribí: "punta ballena" debí haber dicho "sierra de las ánimas".
Hola amigos, es un placer poder intercambiar con ustedes.
Tirma: Estoy intentando aprender a utilizar otras voces, otros ambientes sociales, otras culturas, otras edades… de hecho estoy demasiado ligado a mi español rioplatense y no siempre se entiende bien.
María Esther: casualmente mi señora fue, por algún tiempo profesora de astronomía. El comentario de Darwin es en realidad sobre Punta Ballena, pero lo trasladé a Piriápolis que me gusta mucho más. Además de que desarrollé ahí el relato. La primera cámara que compré, a principio de los 70, fue una Laica, usada, de medio cuadro. Me dio inmensas satisfacciones. Tengo varias cámaras viejas, pero no esa. Debe haberse extraviado durante alguna mudanza.
Jesús: Te agradezco el comentario. Cuesta mucho mantener…
Buenas tardes MT Andrade: Me ha gustado mucho tu relato. Yo también elegí la fotografía B. Aunque solo ver la opción A, me vino a la imaginación la historia que podía escribir, pero era muy triste y en estos día huyo de lo que me pueda hacer flaquear. La mochila roja era alegre y entraban ganas de llevarla a cualquier sitio nuevo.
Me ha gustado como enlazas la casa de los abuelos, el confinamiento de la joven, las fotos, los viajes y las historias. Todo de manera muy bella.
Enhorabuena y un saludo, Menta
Hola M.T Andrade.
Sospechaba que podías ser hombre, bueno, lo has confirmado. Y con una buena vida vivida. Me alegro mucho. Todavía queda mucho por vivir.
Me ha encantado tu texto, donde marcas una gran pasión por la fotografía.
Muy buenos los detalles que hacen pensar en una muchacha de vacaciones, y la forma en que realizas la narración, casi en diálogo con el lector.
Te señalo un pequeño detalle de repetición que es fácil de resolver:" Desde el estar escucho el rugido del mar. Desde la ventana de mi cuarto intuyo el cerro del toro"
Una propuesta :Desde el estar escucho el rugido del mar, camino hacia la ventana de mi cuarto e intuyo el Cerro del Toro.
Mis…
Hola MT Andrade.
Gracias por haber visitado mi escrito.
Me gusta tu viaje a través de las fotografías, como una alternativa a la cuarentena, me parece creativo. En el texto el narrador en primera persona, se dirige al lector y conversa con él, ese artilugio me gusta. Tu escrito es fluido y coherente, va llevando el ritmo de la trama, si aceleramiento, despacio pero seguro. Es evidente tu gusto por las cámaras réflex, pero también amante de la tecnología actual, aunque considero que eso no hay que justificarlo dentro del cuento. Podrías haber utilizado ese espacio, para contarnos más de ese encierro con tu cámara y cuarto de revelado.
Adicional a lo que ya te comentaron los compañeros, adiciono estos…