top of page
nuevo logo trailorbrand.JPG
  • Facebook
  • Instagram

Maiwand - Ratopin Johnson- B


Antes de encontrarnos con el enemigo en el Paso de Maiwand, miré a mi alrededor, y vi hombres con la mirada encendida, otros casi niños, con ojos asustados, algunos con los párpados cerrados, murmurando, como si estuvieran apurando sus últimas oraciones. Después, la batalla, bajo un sol abrasador que hacía que el casco y el uniforme se pegaran al cuerpo, y aquella derrota que quedará para los anales. En cuanto a mí, una bala me hirió en el hombro. Murray, un compañero, me puso de través sobre un caballo y así pudimos alcanzar las líneas británicas.

Agotado por el dolor, junto con otros maltrechos soldados fui trasladado al hospital base de Peshawar. Allí, exhausto, dormí varias horas y cuando desperté, lo primero que ví fue los dientes ebúrneos de alguien, que inclinaba su cuerpo hacia mí, y al que yo miraba hacia arriba, por lo que comprendí que estaba echado en un camastro. Sentí dolor en el hombro. Recordé donde estaba. Hacía unas semanas me habían destinado a Bombay, y estando allí había estallado la segunda guerra afgana, por lo que nos habían enviado a un grupo de soldados ingleses e indios, sin apenas instrucción, a Kandahar.

Enseguida reconocí al dueño de aquella dentadura, era el doctor.

—Doctor Watson, ¿cómo se encuentra? Duele, ¿verdad?

—Sí —acerté a decir.

—La bala ha hecho añicos el hueso, y también ha sufrido algún daño la vena subclavia.

Miré de reojo hacia el hombro.

—Vamos a dejar todo ese lado inmovilizado. No hay que moverlo, si queremos que se recupere. ¿Está de acuerdo, doctor?

Asentí con la cabeza. Se marchó, y escuché una voz a mi izquierda, o sea por el hombro bueno.

— Entonces, ¿eres doctor?

Era alguien tumbado también sobre un camastro. Miré su pierna vendada.

—Un sable pastún. Poca cosa. Me llamo Davis. Del 101º de Granaderos, Brigada de Infantería,

—John Watson —contesté—. Del 66º, Berkshire, también Brigada de Infantería. Y sí, soy médico asistente.

Se incorporó un poco en el catre.

—Bueno, creo que no te conviene hablar mucho.

—Fue un desastre, ¿no? —dije.

—Una escabechina, cerca del millar de muertos. Ese sol...y ¿qué pasó? Eran muchos los afganos, bien armados. Con artillería también, ¿Es que no lo sabían? ¿Qué pensaban, que sería esto un paseo? Enviaron a gente casi recién llegada a Bombay... en fin.

—Lo sé —dije.

—Bueno, no hables más. Descansa.


Pasaron los días. Me iba recuperando, y al mismo tiempo iba escuchando el discurso cada vez más encendido y negativo de Davis, que lanzaba a casi todo el mundo, excepción hecha de oficiales, claro está. No podía dejar de pensar que se podía meter en problemas. Incluso ser acusado de traición. El Ejército no permitía que nada ni nadie minara la moral de los hombres.

Tiempo después, cuando pude caminar, me paseaba por las salas, salía a las terrazas. Volví a fumar, y un día mientras Davis y yo compartíamos el tabaco, me habló de un chico que había perdido la pierna, y estaba ansioso por volver a luchar.

—Le mandaran a casa. Yo no tendré esa suerte. Pero él está furioso, quiere pelear. Está deseando perder la otra pierna.

—Esa es la actitud, ¿no? Yo estoy deseando volver al servicio —respondí en un tono un poco despectivo.

Me miró asombrado y ya no volvió a sacar el tema. Un día, me comentó que le iban a dar el alta, y volvería a su puesto. Iba a iniciarse una ofensiva sobre Kandahar, que estaba sitiada. Se necesitaba todo hombre disponible y también acudirían tropas desde Kabul. Se despidió y le envidié. Sólo pensaba en limpiar la imagen de Maiwand, y añadir algo de honor a mi carrera militar recién empezada.


Días más tarde, las noticias llegaron. Se había recuperado Kandahar, asestando un golpe mortal al ejército afgano. La guerra estaba prácticamente finiquitada. Además, el doctor vino a verme y me contó algo que me dejó helado. Davis había muerto en combate.

Pensé que regresaría a Bombay, cuando caí enfermo, preso de una fiebre muy alta. Padecí de cefaleas, y unas marcas aparecieron en la cara. Como médico, los síntomas eran claros: tifus. Se ha cobrado más vidas en las guerras que las balas enemigas. Pasé meses en que no se apostaba un chelín por mi vida. Cuando regresé con los vivos, el consejo médico, viendo mi estado, decidió devolverme a Inglaterra.

Así se resume toda mi experiencia castrense. A algunos esa campaña les trajo honores, pero a mí solo calamidades. Y un incierto futuro por delante.

*



62 visualizaciones5 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

El mensaje de las 10 y 10 - Amadeo- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Al atardecer, mientras corre en el parque un solo kilómetro, por su edad de setenta y uno años, el sobrepeso y antecedentes de salud según la recomendación del médico,

EL DEMONIO BAJO LAS AGUAS - PROYMAN1- (R)

VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Últimamente el agua de la zona estaba contaminada y no conocíamos el motivo, las enfermedades asolaban a los habitantes del valle y los servicios sanitarios estaban de

La Revelación - Wanda- (R)

Sitio web: http://unrincondelalmablog.wordpress.com/ VOLVER A RECOPILACIÓN MAYO, 2023 Miré impaciente al reloj de la estación del tren que marcaba las 9:30. Contaba con el tiempo para llegar a la sala

bottom of page