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José Torma

Mateo- José Torma


Con tristeza, la enfermera apagó el monitor, la pérdida de sangre había sido demasiada y el corazón de la madre no pudo tolerar el estrés. Con un trapo húmedo limpió su rostro y sus manos, con una ternura de madre acariciando a su hija. "Terrible", pensó, "tan joven". Con delicadeza subió la sabana a cubrirle el rostro. Con el antebrazo limpió una lagrima y en silencio elevó una plegaria.


A su espalda, la sobresaltó un sonido. El vagido venia del cunero. Quince minutos habían pasado desde que la doctora Marroquí pronunciara al pequeño muerto y sin embargo, sus oídos no la engañaban. Volteo lentamente.


¡No era posible!


En el pequeño cunero, la sorprendió la mirada fija y serena del bebe. Se llevaba sus pequeñas manos a la boca y succionaba su dedo gordo. De manera mecánica prendió los monitores y comprobó que el niño estaba bien, su rpm y la saturación de oxígeno óptima. Por instinto llevó su mano al botón para llamar al médico, pero su mano se congeló a mitad del camino.


Revisó la historia clínica y cotejó la información que ya tenía. La mujer había llegado sola y no había listado a nadie como contacto. Estaba sola en el mundo, sola y a punto de dar a luz.


Sin pensarlo, cerró las cortinas, se quitó el uniforme y se puso la ropa de la fallecida. Arropó al bebe y asegurándose de no ser vista, huyó del hospital. . Tenía un poco de dinero ahorrado, compró un boleto de autobús y jamás volvió la vista atrás. La tacharían de orate, de seguro; pero no le importaba. Por fin seria madre.


*****


El pequeño Mateo, crecía sano y fuerte. Era todo un barbián, con ese dejo que solo los guapos tienen al caminar. Sin embargo, era un niño triste, sus labios esbozaban una sonrisa encantadora que no permeaba a sus ojos. Atento y buen estudiante, la madre no recibía más que elogios de él. Ella vivía en negación, no queriendo darse cuenta de que una sombra de tristeza seguía a su pequeño.


Lo llevo con varios especialistas y lo puso en terapia, pero ningún doctor entendía el problema que nublaba la mirada del pequeño.


El niño tenía un don con los animales y no era raro verlo correr por el parque, seguido por dos o tres perros y un par de gatos. Su risa llenaba los espacios a su alrededor y la gente pensaba que estaba bendecido, mas nadie conocía su secreto.


Mateo lloraba todas las noches. De más pequeño no podía disimularlo y su madre llegaba siempre a consolarlo, pero con el tiempo, se fue haciendo hábil para ocultar su tristeza. Reía mucho con su mama, pero por las noches, daba rienda suelta a su dolor.


Ni él lo podría haber explicado, pero todo tenía un origen, el sueño recurrente de ese cuarto blanco y lleno de luz. Un par de grandes manos lo sostenían y una mano más pequeña masajeaba su pecho. Arriba, en el techo, una mujer le sonreía. Sus ojos repletos de un calor intoxicante. Luego la presión sobre su pecho disminuía y escuchaba una voz ronca que decía...


—Hora de la muerte, 16:45.


Una mano suave, como una caricia se desliza por su rostro, aun que tiene los ojos cerrados, puede ver a la mujer parada a un lado de él, acomodando sus cabellos, la mira inclinarse sobre él y tiernamente deposita un beso en su frente, acerca sus labios a su oído y le dice...


—¡Vive!


La imagen se desvanece y despierta consternado.


En su treceavo cumpleaños, Mateo recibe un regalo inesperado, no sueña y por primera vez desde que tiene memoria, no llora. Sin embargo, se sorprende sintiendo un vacío en el estómago. Sabe que María no es su madre, conoce la historia y sabe que de darse a conocer, ella iría a la cárcel, por eso no pregunta, por eso no indaga, y en silencio llora todos los días mientras duerme plácidamente por las noches.


La noticia es impactante, un muchacho llevó un arma a la escuela y empezó a disparar, matando a tres he hiriendo a diez. Mateo recibió dos balazos al interponerse entre el tirador y su maestra.


En el hospital, Mateo sueña, recuerda esas paredes blancas, la luz brillante. María lo mira desde un sillón. A su lado está la mujer de sus sueños que le tiende la mano, en su rostro una ternura infinita. Él toma su mano y ella exclama...


—¡Bienvenido!


Y Mateo se sabe libre.

*




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10 Comments


Laura Yannelli
Laura Yannelli
Jan 25, 2021

Hola José.

Tu relato se lee con facilidad, la historia es triste, muy triste. No es necesario coincidir con las motivaciones de los personajes, por lo que por ahí no me meto.

Coincido con los detalles que quienes me preceden han señalado.

Hasta el próximo mes.

Laura

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Pepe Espi Alcaraz
Pepe Espi Alcaraz
Jan 24, 2021

Hola, José, ya estoy aquí.

Menuda historia, de ida y vuelta, llena de ternura y de una especie de añoranza innata. Muy visual la primera parte, dura pero con un deje esperanzador. La segunda, igual de desgarradora pero con ese final que siendo lo que es acaba siendo algo feliz.


En referente al relato, me gustaría comentarte algo a parte de todo lo que ya te han dicho.

El primer párrafo tiene una estructura repetitiva, todas las frases empiezan así: "Con..." de hecho ya te han dicho algo sobre las repeticiones, aquí te apunto otra:

"La mujer había llegado SOLA y no había listado a nadie como contacto. Estaba SOLA en el mundo, SOLA y a punto de dar a…


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Hola José, tu cuento es una historia muy triste, primero porque la madre murió y a él lo dieron por muerto. Parece que su destino era ese, ya que al final muere. Su vida no es feliz a pesar de los cuidados y el cariño de su madre adoptiva.

El conflicto, si así puede llamarse al sufrimiento del niño por las noches, es muy prolongado para ser creíble y no se resuelve porque él aprende a disimularlo.

Realmente pensé que después de tanta angustia el final sería otro más esperanzador.

Es una opinión.

Saludos . Esther ( 11 )

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Hola José, tu cuento es una historia muy triste, primero porque la madre murió y a él lo dieron por muerto. Parece que su destino era ese, ya que al final muere. Su vida no es feliz a pesar de los cuidados y el cariño de su madre adoptiva.

El conflicto, si así puede llamarse al sufrimiento del niño por las noches, es muy prolongado para ser creíble y no se resuelve porque él aprende a disimularlo.

Realmente pensé que después de tanta angustia el final sería otro más esperanzador.

Es una opinión.

Saludos . Esther ( 11 )

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El chaval
El chaval
Jan 21, 2021

Hola José Torma

Dentro de la ficción , está bien estructurado el texto, pero tiene un desenlace muy triste.. Su madre biológica le salva la vida en la cuna, pero después no le deja vivir su vida.

La enfermera sabiendo los antecedentes de la madre, pensó qué donde iría a parar aquella criatura, por lo que parece bien que se la quedara.

Veo alguna cosa:

Lo llevó (con acento)

Más nadie conocía su secreto (con acento más)

No entiendo que "un par de grandes manos lo sostenían y una mano más pequeña masajeaba su cuerpo; Las grandes manos sería su madre?. Y sus ojos de un calor "intoxicante".

he hiriendo a diez... (he va sin hache)

Un cordial saludo y…

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