Hace tanto tiempo...Pero parece que fue ayer cuando cambió su vida, antes similar a la de cualquier chica de su edad, al actual encierro. Al principio, ella rememoraba lo sucedido el bucle, los hechos se repetían en su imaginación varias veces al día, machacando su cerebro sin que pudiese hacer nada, como una banda sonora repetitiva que intenta quitarse de la cabeza pero no puede. Un efecto sonoro insistente marca su ritmo vital diario, de Laudes a Completas, acompañando a una melodía que debería ser principal pero que se solapa tras los tambores que marcan el ritmo. Creía que una vida así era imposible, hasta que el tormento se convirtió en un mantra sanador.
Podía haber elegido otro lugar para su obligado confinamiento, optar por otro alojamiento más cómodo, pero pensó que este sería el entorno idóneo para sus propósitos. No se equivocó. Allí nadie la molestaría con preguntas impertinentes, su silencio respetado, las tareas de la casa estaban bien repartidas y cada cual respetaba la intimidad del otro.
Con el paso del tiempo, observó una paulatina modificación de las conductas, pero lo atribuye a la juventud y nacionalidad de las recién llegadas, mucho más expresivas que cualquiera de sus compañeras del colegio en su Navarra natal.
En el comedor escucha que la des-escalada será paulatina, que poco a poco se podrá ir saliendo a la calle: primero los niños, luego los mayores... Oye que todo deberá hacerse de forma lenta, sosegada y responsable, que no hay que precipitarse. Un error supondría tener que volver a empezar.
—¡Y una mierda! —sus compañeras, que no conocían prácticamente su voz, quedan aterradas por el repentino exabrupto— ¡Yo voy a salir ahora y lo voy a hacer para siempre…!¡Hasta los cojones ya!— Sus compañeras, ahora ya están aterradas, algún objeto cae al suelo, la miran como si fuese un monstruo.— ¡No conservo ni mi nombre! Me lo arrebataron junto con mi pequeña para ingresarme aquí—. ¡Soy Virtudes!, ¡No sor María de los Ángeles!, ¡me largo a buscar a mi hija después de cuarenta años!...Han sido malos, pero… ¡Mañana será mejor!
Saludos, Labajos
Muchas gracias por leer y comentar mi trabajo del mes de mayo. He venido un poco tarde, porque mi gato (rescatado al inicio del confinanamiento), me arruinó la pantalla de la laptop y para colmo he actualizado algo en la PC y lo que hizo fue llenarme de virus que me han comido el sistema y han quemado el encendido. Para no arrancar de nuevo. Tuve que ingeniarlas y conectar mi laptop a un televisor, para poder volver a estar conectada. Trabajar desde el celular no es gracioso...
He leído a tus comentaristas y estoy de acuerdo con las mejoras sugeridas. Sobre todo con las repeticiones, hay palabras muy cercanas, o aun en párrafos separados que son notorias.
Hola Jorge.
Te felicito un relato el tuyo muy bien presentado. Los conocedores de las letras sugieren un primer párrafo atrayente y lo suficiente fuerte para atrapar el lector.
Tu optas por una táctica diferente. lo fuerte se da con el desenlace cuando ya no hay necesidad de interesar al lector. Ya el cierre esta próximo y tú mas que interesarlo lo atrapas y lo encierras en la historia para que no lo olvide, quedando el lector atado a la historia y a la búsqueda de su hija; deseándole que la encuentre. Vaya fuerza de desenlace.
Saludos y un abrazo.
Muchas gracias por vuestros comentarios.
Efectivamente, el párrafo primero ha salido un poco raro, en el afán de hacer alusión a la música marcadamente repetitiva del audio.
La intención del relato era destacar la reacción imprevista, ante el confinamiento alguien que ya está, de antemano, privado de libertad. En este caso actúa como detonante. La protagonista advierte que ha malgastado su vida por unos condicionantes morales que ya tiene interiormente superados.
Hola Jorge:
Gracias por leer y comentar mi relato.
Ahora leeré y comentaré el tuyo con el máximo respeto e interés, y siempre con el ánimo de ayudar en lo que esté a mi alcance.
Te señalo aquello que me ha parecido factible de mejora y que puedes aplicarlo si te parece oportuno.
Leyendo tus explicaciones a los compañeros, veo que el corrector te ha jugado una mala pasada. Has escrito:
“Me he dado cuenta de algo que puede ayudarnos a todas”. Quizá tendrías aún en el subconsciente a la monja, no lo sé. Pero debes revisar lo que has escrito para evitar esos pequeños errores:
“Me he dado cuenta de algo que puede ayudarnos a todos”.
Bueno, ahora a…
Buenas noches Labajos: Tu relato me ha gustado. Tu protagonista una madre soltera encerrada en vida en un convento decide salir de él justo después de estar doblemente encerrada por la pandemia. Naturalmente, esta falta de libertad nos ha llevado a muchos a volvernos medio locos. Desde nuestros hogares intuyendo que fuera hay un enemigo que trae la muerte. Pues sí. Ella ha decidido largarse porque tenía una lección pendiente, como yo, que antes de la reclusión quería comprarme unas zapatillas y como no las encontré en el primer intento, lo dejé para otro día, Pero ya nunca hubo una segunda oportunidad. Mañana entramos en la fase 1 de la desescalada y lo primero que voy a hacer es comprarme…