Ya llegaron los nuevos inquilinos a mi casa. Por fin mi mami pudo salir de aquí. Ojalá el cambio le beneficie, y se olvide de mí, aunque la verdad no lo creo.
Tienen un hijo como de mi edad, espero que podamos hacer buenas migas, pero se ve que es muy raro. No habla mucho, ni siquiera con sus papás.
Lo más curioso, es que en cuanto llegaron corrió a mi cuarto, parecía buscar algo. Cuando vio el armario, no dudó y se metió en él. Pasó junto a mi lado y no me saludó, como si yo no existiera.
Tocaba todas las paredes. Como si buscara una puerta secreta o algo así. Al no encontrar nada se paró frente a mí y me dijo:
—¿En dónde está?
—No sé de qué hablas —le dije—, y en todo caso primero salúdame. Entras a mi casa como si fuera tuya, y ni “hola” dices.
—Solo dime en dónde está y te prometo que te dejo en paz —respondió.
—Pues si me dice qué es lo que estás buscando, quizás pueda yo ayudarte —espeté.
—No te hagas el que no sabe —contestó—. Si vives aquí deberías saberlo. Si no, dime cómo fue que llegaste a vivir aquí adentro.
—Un día, paseando por el parque, me subí a una vieja resbaladilla a la que mi mamá me había prohibido acercarme, y estando arriba, llegó un niño y me empujó. No recuerdo que pasó después, pero cuando desperté, me encontraba aquí adentro, viviendo con él —por cierto, hace tiempo que no lo veo, no sé si se mudó a otro lugar—. Salí de este armario, y desde entonces, aunque yo sí puedo ver a mis papás, al parecer ellos a mí no. A partir de ese día mi mamá está muy triste, y dice que ya no estoy con ella —le conté.
—Lo que te pasó es que cruzaste el portal, transportándote a otra dimensión. Es algo así como si te fueras a vivir a una estrella. Por eso nadie te puede ver, solo los que se encuentran en condiciones iguales, es decir del otro lado, en una realidad alterna. Yo aprendí cómo hacerlo sin tener que abandonar mi vida normal, pero para eso necesito cruzar por la puerta que une ambas realidades. Por lo general, esta se encuentra oculta, dentro de un closet, armario, despensa o algún lugar semejante. Tenemos que encontrar dónde está esta puerta, así podrás volver a ver a tu mamá —me dijo.
—La verdad no creo que sea buena idea. Mi mamá ya aceptó que me fui, pues hace varios meses de esto, y si de pronto me presento frente a ella, estoy seguro que le causaré una impresión muy grande, hasta puede darle un ataque al corazón del susto —contesté.
—Entonces, por lo menos ayúdame a pasar a mí, pues mi novia, igual que tú, está ahí desde hace unos días, y quiero verla —me respondió, más como dándome una orden, que como pidiéndome ayuda.
—Déjame ver qué puedo hacer. Por lo pronto es mejor que te vayas, pues escucho que tu mamá te está buscando —le dije en tono enérgico.
—Esté bien, pero es mejor que nos demos prisa, pues mañana vendrá un sacerdote a bendecir la casa, y no sabemos qué efecto pueda tener esto en el portal —me dijo, al momento que salía del armario.
Me propuse, entonces, buscar un candado para ponérselo al armario, evitando así que él pueda entrar cuando quiera. La verdad no me gustó mucho su actitud, ni la forma como me trató.
Pensé que, si los nuevos inquilinos tenían un hijo, podríamos ser amigos, pero se ve que este no es un niño normal.
Tal vez, si lo convenzo de que me acompañe al parque, y se suba a la vieja resbaladilla, con un breve empujoncito lo enviaré a vivir conmigo en el armario, sin necesidad de cruzar ningún portal, y hasta podrá estar para siempre con su noviecita querida.
Todo es cuestión de paciencia y un poco de elocuencia.
Continuará…
Saludos, A. Berumen.
Te han comentado los compañeros, así que no tengo mayor datos que aportarte. Adicional que hoy la estoy pasando de lo fatal con un dolor de cabeza y estómago. En fín, que siempre debo estar haciendo algo; la flojera me agrada mucho menos que sentirme enferma.
Debo destacar que me ha gustado lo cuidado del formato del diálogo. Coincido con Tirma sobre alguna expontaniedad propia de la edad. Pero vamos, que sé de niños que sus papás le hablan con esa palabras raras y si o si, el pequeño debería de asumir su significado.
Debo decirte que no sé cual será el limite con ese pobre niño en ese armario, y no me refiera a él, sino…
Hola Berumen
Me suena este relato de otra vez leído en Literautas. De unos niños que mueren al caer o ser empujados por la resbaladilla y que se encuentran en otra dimensión.
En la redacción encuentro: Quizás pueda (yo) ayudarte, sobra el yo. Pues si me dice(falta la s) . Quizás pueda (yo) ayudarte, sobra el yo. Supongo que querías decir (Está bien).
Un cordial saludo (8)
Hola Berumen, recuerdo que tus relatos anteriores me resultaron muy difíciles de comprender. Esta vez como que me siento más familiarizada y le encuentro más sentido a las cosas.
Claro, te digo que no miro ninguna serie, pero igual tu relato es coherente. El diálogo de los niños resulta bastante natural ya que los dos usan el mismo lenguaje, entonces se comprenden y se interpretan con acierto.
El niño planifica traer a su nuevo vecino a vivir con él en el armario, para no estar solo y a la vez solucionarle el problema que lo trae, que es ver a su novia.
Creo que es un relato donde la fantasía predomina, es creíble y está bien escrito.
Ha sido un…
Hola Berumen. Lo primero me disculpo porque ni consumo, ni veo series, así que desconozco la mayoría de ellas, aunque intuyo por el título, de que palo va.
Lo primero, la voz de los dos niños resulta creíble, con esas frases cortas y sencillas. Quizás en la frase de la explicación de “la realidad alterna”, rebajaría un poco más el lenguaje, en cambio, comparar la otra dimensión con algo parecido a irse a vivir a una estrella, resulta creíble en la boca de un niño. Ocurre lo mismo con la palabra “elocuencia” que remata el estupendo final, no me parece apropiada para un niño.
Se suponen que son dos niños de la misma edad (tienen un hijo como de mi…