Mi desafío: Prosa poética/mostrar sentimientos
Cuando cae la tarde, en la franja violácea que separa el día de la noche y el silencio envuelve todo, salvo la clara certeza de no tenerte…, entonces, cuándo te pienso en ese marco de añoranza, se agita en mi algo parecido al desconcierto.
No siempre es así. Donde ahora hay nostalgia, antes hubo esplendor. Nuestras miradas apuntaban al mismo horizonte situado en el eje de un glorioso calendario.
¿Recuerdas la ansiada Ítaca de nuestros ensueños?, las dos orillas formando un pulso perfecto, ahora sombras veladas en la memoria de los dulces días de ambrosía que antaño fueron.
Quizás yo misma sea una parodia, un despiste cruel, una charada, mueca de una pasión, ya pálpito inútil.
Sí, cambia el mapa de los rostros, la impronta que nos deja el tiempo, los mil aconteceres, la lluvia incierta de placeres no olvidados.
En el declive, fue cierta la dirección del surco de una lágrima, la huella del mordisco demoledor que da la vida, comiéndonos la miel, y hasta la hiel, si acontece, a dentelladas.
Sí a la despedida, cuando tenerte ya solo era una charada, denso antifaz nada bonito, mascarada de una mera cortesía.
Sí al vivir sin el ansia de amarte eternamente siempre y más allá de la cordura sin ser correspondida en la medida deseada.
Al escribir, te exorcizo, y consigo, por fin, que el tiempo repose en una esquina sin esfuerzo, incluso duerme. Hay calma ahora, todo respira tan quedo y despacio que parece que no haya nadie en casa, ni yo siquiera.