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La expectación era máxima. Todas las emisoras de radio y televisión estaban a la espera de conexión para transmitir el mayor acontecimiento del siglo. Estados Unidos había tenido una década fecunda en investigación después de años funestos donde la URSS se le había adelantado en la carrera espacial. Estaba lista.
—Venga, Neil, ya puedes bajar. —Se oye una voz desde la emisora.
Neil Armstrong comienza a descender con la solemnidad que requiere el momento. En el último escalón se trastabilla enredado con tanto cable.
—¡Hostia!, casi me la pego.
—¡Joder!, cuida ese vocabulario. No es tan difícil, que llevas cuatro veces intentándolo. ¡Vamos, vamos! —Neil se pone de nuevo en marcha y consigue poner un pie en el suelo.
—Este es un pequeño paso para el hombre y la mujer y un gran paso para la humanided.
—¿A qué viene eso de la mujer y humanided? ¿Te han dicho algo en casa, o qué? ¿Qué pone en el papel que te dimos? ¿Pone mujer? ¿No, verdad? Pues limítate a decir lo que pone porque esta frase va a hacer historia.
—Ya me estoy cansando tanto subir y bajar, además me estoy meando hace rato y aquí no puedo hacerlo. No sé qué leches me habéis metido en la seven up.
—¿Para qué te crees que te hemos puesto unos pañales en el traje? Anda, háztelo encima si tienes ganas pero di la frase bien, luego das unos saltitos por ahí y pones la bandera.
—Sí, vale, ya estoy. Lo digo: Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad.
—Good. ¿Ves qué fácil? Ahora pon la bandera y tráete unas piedras.
El comandante Armstrong se va a dar una vuelta. Al sentir la ingravidez lunar le viene el recuerdo de cuando estaba con la cuadrilla experimentando con LSD mientras escuchaban a Bob Marley. Era la misma sensación. Neil da una patada a lo que en principio le había parecido una roca.
—Houston tenemos un problema.
—¿Qué pasa ahora?
—Me he encontrado una zapatilla.
—My God! ¿A este tío de dónde lo han sacado? —dice interrogándose a sí mismo sabiendo que no habrá respuesta— ¿Estás seguro de que es una zapatilla? Mírala bien a ver si distingues algo, no vaya a ser un protozoo gigante o un ser más evolucionado —concluye más en sorna que como posibilidad.
—Es una zapatilla de deporte, de cuero, con cordones y suela de goma. Pone Nike.
—¿Pero cómo va a poner Nike? ¿Tú has visto alguna zapatilla de Nike que ponga Nike? Eso es más falso que unas Nike hechas en China.
—Efectivamente, también tiene una etiqueta de made in china.
—¿Made in china? Ya puestos, ¿no será made in Rusia?, no te jode. Los chinos no mandan satélites al espacio exterior, los cabrones de rusos, sí.
Se oyó la misa voz que gritaba dirigiéndose a alguien al fondo de la habitación: «¿qué le habéis metido a este en la bebida isotónica?».
—¿Qué hago con ella?
—¿Qué haces con qué?
—Coño, con la zapatilla, ¿con qué va a ser?
—Anda, métela en una bolsa hermética y tráetela. ¡Y coge unas piedras!
Cuando se disponía el comandante a desplegar la enseña USA, saca un papel arrugado del traje lunar.
—Voy a decir unas palabras —aclara mientras hinca su rodilla en tierra—. Tomo posesión de estas tierras en nombre de Isabel la Católica y Fernando de Aragón—. Saca la navaja multiusos del kit de supervivencia y la clava en el suelo, cuyo gesto simbólico significa la toma efectiva.
—¿¡Pero qué diablos está haciendo este majara!? ¡Levanta de ahí, insensato!
—Es un hecho histórico y quería emular a cuando Colón descubrió América.
—Jamás, digo jamás en mi vida, he visto a nadie desbarrando tanto. América ya existía y tenía vida propia cuando Colón llegó. Además eso era para los Castellano-Aragoneses. Nosotros somos los Estados Unidos de América, EE.UU, USA, ¿capisci?, los putos amos del mundo y no tenemos que dar explicaciones a nadie —grita hecho una fiera.
—Estoy hasta los cojones de esta embolada. Lo dejo.
—Te recuerdo que estás en la Luna. No te digo despistado, no. ¡EN LA LUNA!, con mayúscula, a 394 928.5 kilómetros de casa, hoy a las 14:21 hora GMT.
—¡¡¡Eh, que ha pasado un chino corriendo!!!
—Ah, sí, ¿cómo sabes que era chino?
—Por los ojos, iba sin escafandra.
—¿Ah, sí?, ¿y qué estaba haciendo?
—No te lo vas a creer, estaba buscando la zapatilla.
—Okey, this is too much. Abortamos la misión lunar.
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Bastante gracioso, Isan. Vea que poner a Armstrong a repetir los intentos de bajar al piso lunar, hacerle sentir ganas de orinar y atravesarle una zapatilla en el camino, es como para desternillarse de risa. También es irónico lo de hombre y mujer en esa época en que todavía no cogía fuerza el feminismo. Y sigues siendo gracioso con el anacronismo de situar un chino sobre la Luna, cuando en esa época los ojirrasgados apenas sí tenían unos cachivaches no tripulados orbitando la Tierra.
Concuerdo con quien te dijo que las palabras obligatorias, pasaron inadvertidas. ¡Magistral!
Observación…
En el último escalón se trastabilla: el verbo trastabillar no es reflexivo.
Feo sería desconocer la maestría de este relato. Freno en sec…
Buenas tardes Isan: Me reído mucho con tu relato. Al principio he pensado que estaban grabando en un plató de Tv, por los diálogos informales y me he sorprendido cuando he visto que era en la mismísima luna.
Todos los golpes son buenísimos y lo del chino y Nike, es genial.
Te felicito y te doy las gracias porque siempre es de agradecer un rato tan divertido.
Un saludo, Menta
Disculpa que utilice este espacio, Isan, para comentarte algo. No sé por donde te leí mencionar que estabas, o habías leído un ensayo de Matamoro "El universo privado del escritor". Tengo que agradecerte profundamente su mención porque lo estoy empezando a leer y me parece una verdadera joya. También me llegó "La maldición de Hill House", que no es mi registro habitual, aunque pretendo leerlo sin prejuicios y con la mente abierta, de hecho quería hacerlo en primer lugar para que no me pille el toro en Tintero, pero me atrapó Blas Matamoro, así que estoy alternándolos.
GRACIAS por la recomendación.
Isan:
¡Viva el absurdo total! Muy buen humor. Las palabras obligatorias, pasaron inadvertidas
Felicitaciones
Estoy en el 7, por si quieres leerlo y comentar
Saludos
¡Buenos días, Isan!
Un relato ágil y desternillante de principio a fin. Consigues que el lector, o al menos a mí me ha pasado, se ría continuamente. Hace meterte en la situación y te imaginas a los personajes fácilmente. Buen dominio del diálogo.
Hay algunos pequeños errores ortográficos. Como veo que ya te los han comentado, no los repetiré.
Ha valido la pena leerte, la verdad.