- ¡Joder! Vaya nochecita me espera. ¡Cuántas vueltas llevaré ya, infinitas? Y me pesan mucho las piernas. Si mis venas fuesen coches, estas dos, serían el Dakar.
- ¿El Dakar? Joder, Emma, ¿y esa mierda de comparación? ¡Si no tienes ni coche!
- Sí, es verdad, el premio polvorín no me lo dan. Es solo que, estoy agotada y no me puedo dormir. Me siento como un tío apaleado (por una banda de trapicheros: “The Tyrons”, por ejemplo), herido en el frío y cálido suelo de fricción.
- ¡Vaya nombre! Peor que los de algunas series policiacas tipo: “Californian Blood: polis, jueces y maleantes”. Pero, más que de esas parece sacada de alguna ambientada en el s.XV.
- ¡Estupendo! He pasado: de ser pilota de rallies a pataleada por un grupo de “camellos”. Será que este mundo se nos hace grande a todos. Bueno, ahora mi imagen es muy penosa.
- Y es lógico, ¿no? ¿O pretendías que esta maravillosa y agresiva escena mejorase el momento? ¡Qué bella escena para conciliar el sueño! Eres de lo que no hay.
- Intenta dormir. Olvida tu maldito dolor de regla. Céntrate en tu respiración: escúchala. No oigas el maullido de ese vecino gatuno solitario, ¡chsss! Creo que esta noche va a ser eterna, pero ¿qué hora será?
- Da igual, no la mires porque no te vas a dormir. ¿Qué esperas al saber la hora? ¿Sentir desplomarte y dejar de dar vueltas en un microsegundo? Lo único que vas a conseguir es quemar tus preciosas pupilas con esa luz boreal salida del móvil de San Pedro.
- Sí, lo sé, pero mañana... el trabajo. Sé que he puesto la alarma, pero, aun así...
- ¡NO!
- ¡Mierda! ¡Qué? ¡Las 04:00? Joder, otro día más iré a trabajar como si me hubiera pasado la noche de copas: copas de helado cheesecake y cervezas y galletas con chocolate, pero con helado encima también. ¡Mmm, helado, qué rico! Nunca está de más un cachito de ese delicioso trío, al que yo llamo: “Triángulo de amor golosón”.
Unas pocas horas después, se oye salir desde un teléfono, sobre la mesita, un estrepitoso ruido infernal:
-PI-PI PI-PI-PI PI-PI...
-… ¡Maldito ruido molesto! -con voz de poseída por el mismísimo Luzbel-. Siempre cuando uno está más calentito en esta “nubedredón” y cojines; sentir el cielo sin verlo.
Tras cogerlo y, evidentemente, apagarla, vuelve a sonar el celestial sonido:
-PI-PI PI-PI-PI PI-PI...
-… ¡NOOOOOOOOOOOO! -ahora, hasta rozando el llanto-. ¡Cálla! ¡NO quiero! Pero, ¿y qué hora es? -ahora preocupada, en serio- ¡Oh, no, las 08:00! Toca correr.
- ¡Rápido, Emma! Engancha un tanga (el que sea, no te pongas ahora exquisita) y al armario. Un vaquero y camisa: nunca falla.
- ¿Sujetador?
- ¿Qué? Sí, claro, ¡lo me faltaba hoy! Tener que llevar las tetas aprisionadas; hoy no, gracias. Bueno, lo peor hoy sería eso, y que llueva: una risa. Espera, ¿a ver? -observando tras la ventana, es consciente de que, el tiempo, no juega a su favor. Las gotas de lluvia van oscureciendo por partes el asfalto-. ¡Genial! Ahora empieza a llover. ¿Y dónde está el otro calcetín? ¿Por qué siempre se escabulle uno? Normal que luego, lleve cada uno de un color, así me ahorro tiempo buscando.
- Pues deja de perder este maravilloso tiempo que no te sobra y coge otro impar.
- ¡Anda! Mira lo divertida vas a ir hoy a trabajar. -tras mirarse sus pies, sutilmente, mientras corretea a prepararse un café-. Toda una abeja.
- Y espera, Emma, que ahora viene el reto. Seguro que, con este espabile, cuando limpies la cuchara, te salpica el agua, y te tienes que volver a cambiar la blusa.
- Pues mira, ¡no me he manchado ni con el café! Una gran idea dejarla ahí para fregarla al volver -cogiendo el resto de las cosas para salir de casa-.
Al abrir la puerta, encuentra sobre el felpudo, un ramillete de flores secas variadas, como a ella le gustan con una nota de Thomas.
- ¡Qué bien! Pensé que no querría quedar más. ¿Sabes qué? -mientras sale sin más, queriendo sentir esas finas y pequeñas redondas de agua.
- Que ha sido una gran elección este puto calcetín amarillo. Aunque, ¿qué clase de persona tiene y, mucho menos, se pone un calcetín amarillo? Porque esto, no es más que una definición de cómo puede ser un día. Si ser solo un calcetín negro o acabar convirtiéndote en un día brillante calcetín amarillo.
Hola Cristina.
Me encantó tu relato. Se comprende el monólogo de una consigo misma. Creo que todas lo hacemos.
No vuelvo con las comas.
No entiendo la comparación de las venas con el Dakar, la voy a seguir pensando.
¿Cómo vuelve a sonar el despertador si aparentemente lo ha apagado? Me ha quedado algo extraño. Sólo debo considerar que puso otro más.
No entiendo tampoco la expresión del frío y cálido suelo de fricción (¿suelo frío por la temperatura y cálido por la fricción?)
Mi neurona debe estar bastante aletargada que me han quedado tantas cosas en el tintero.
La frase final me encantó, una gran reflexión sobre nuestra propia vida y lo que elijamos ser.
Hasta la próxima propuesta.
Un relato divertido de una escena cotidiana de muchas mujeres, los guiones están mal y algo más. Un saludo José María.
Hola RDCRs, me gustó tu cuento, es una clara descripción de una larga noche con un mal estar físico y psíquico, creo que es un diálogo entre dos mujeres, por los detalles, y el final muestra la actitud de la protagonista de vivir libremente y sin reglamentos la vida, como el color de los calcetines. Fue un gusto leerte.
Saludos!
Gracias a todos y todas por vuestros comentarios. Haré vuestras correcciones en mi archivo: modificando esas comas confusas, quitando esos guiones o diálogos, etc. Las tendré en cuenta para los próximos.
En cuanto a los diálogos: veo que ha generado bastante confusión, lo cuál, no era mi intención, disculpadme. Solo pretendía personificar así sus pensamientos. Darles tal importancia y fuerza pudiendo llegar a ser otro personaje. Aquí, !reinventando la escritura!
Muchas gracias por vuestro ánimo. Lo que más me alegra es: que os hayáis podido sentir identificados por cualquiera de las situaciones y que os haya parecido divertido e interesante o, incluso, directo y diferente, ya que todo esto sí es mi intención.
Hola RD
Está ingenioso el relato, es bastante gráfico. Entiendo que habla con ella misma, es decir el cuento es un monólogo interior. Entonces, y si es así, ¿porqué utilizas la forma de un diálogo?
Hay algunos detalles que ya te han dicho. Yo he pillado uno que me ha despistado, una coma mal puesta que me ha llevado a confusión. Es en la frase
¿qué clase de persona tiene y, mucho menos, se pone un calcetín amarillo?
Creo que la coma debería estar después de "se pone" y no antes.
Saludos
Verso suelto (41)