El ambiente que me rodea me parece muy extraño. Nunca habÃa experimentado esta sensación. Renacer es una experiencia tan normal que cuando toca esperar turno parece que el tiempo se detiene. Un siglo se resume en un par de segundos.
No hay reloj que marque la hora.
Cuando se cumple una misión se debe estar preparado para iniciar otra. Nuevos objetivos, nuevos ideales, mismo destino.
No importa qué suceda primero.
Siempre todo va para mejor. Vivir experiencias pasadas, enmendar errores. Aprender de fracasos que en verdad no lo son. Todo suma, nada resta. Cada nueva vida es un peldaño hacia la perfección. Subir una escalera esperando alcanzar el último peldaño. Solo ese importa, los demás todos suman, pero nada más. En ocasiones la escalera tiene solo dos peldaños, otras veces en el infinito parece terminar. Nunca se puede ir hacia abajo, ni hacia atrás. El camino es como el cause de un rÃo, no se puede ir contracorriente. Eso es algo obligatorio.
Y aunque la corriente nos lleve, siempre hay que nadar, nunca dejarse llevar.
Este mundo me parece tan extraño y opaco. Es como un rio lleno de rocas. Cada una es un obstáculo que hay que sortear. Si chocas con alguna quedarás herido, y aunque la herida sane, una cicatriz permanecerá. Es inevitable, solo asà tu cuerpo aprenderá y guardará memoria. Nunca se debe olvidar. Perdonar sÃ, pero olvidar jamás.
Ahora me resta esperar. Nueve meses son un instante comparados con la eternidad. Mi cuerpo se debe formar. Necesito de sentidos que me hagan disfrutar el nuevo mundo que estoy por afrontar.
Para ello requiero de un cuerpo y de diversos órganos que me permitan sentir este mundo, disfrutar su naturaleza.
Hay sentimientos que ahora deberé afrontar: la envidia, la avaricia, los rencores . En el lugar del cual provengo, esos malos sentimientos fueron, hace mucho, erradicados ya.
Nuevos retos tendré que enfrentar. Y contra traumas y prejuicios deberé luchar. La ignorancia será el principal enemigo a vencer. No será fácil, lo sé, pero al final todo habrá valido la pena.
Muchos mi condición no aceptarán. Me llamarán discapacitado, tan solo por carecer de algunos malos sentimientos que nunca entenderán. Eso no me desilusionará, ni mucho menos me detendrá.
Mi misión muy clara para mà está, y aunque mil pantanos tenga que atravesar, el final siempre esperanzador se vislumbrará.
Escucho el corazón de mi mamá, y aunque el mÃo propio tengo ya, sé que el suyo extrañaré. Su calor corporal también mucha falta me hará. Mi independencia es parte de la ley natural, y seguro estoy que en su dulce corazón, un lugar para mà siempre habrá.
Ahora puedo oler su perfume, sentir el calor de sus abrazos, su respiración sobre mi cuerpo disfruto ya.
No lo puedo evitar, por primera vez siento eso que llaman miedo. No es algo para disfrutar, pero debo aprenderlo a controlar.
Abro mis ojos por primera vez y veo la luz del sol entrando por la ventana. Un suave aroma a rosas invade el lugar.
Quizás en otros mundos no tenÃa que preocuparme por los malos sentimientos terrenales , pero en este planeta hay algo que nunca antes experimenté: el amor más sublime y desinteresado; encarnado, lo llaman mamá.
—FIN—
*