UNA VISITA TEMIBLE - Jeremías - (R)

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VOLVER A RECOPILACIÓN MARZO - 2022

La puerta se abrió con sigilo, ya tarde en la noche Kate ingresó al estar, viendo a su compañero acurrucado en un rincón del sofá, sonrió y dijo:

—¡Qué silencio! ¿Duermes acaso?

—¿Te parece que duermo? Estaba pensando. Disculpa, voy hasta el mercadito y vuelvo en un momento. —Una andanada de pedidos despidió a Juan.

Desde el jeep llamó:

—Hola Bea… disculpa la hora.

—Hola, ¡que gusto escuchar tu voz!

—Recuerdas aquellos artículos que escribimos sobre anarquistas, entonces afirmaste que en 1900 el rey Humberto I de Italia, la noche antes de ser asesinado, vio a su doble.

—Sí, lo leí en un libro, no recuerdo el nombre, algo sobre coincidencias increíbles. Su doble también fue asesinado. Si creemos en todo lo que leemos… sobre todo en esta época de noticias falsas... El mundo se nutre y utiliza para su provecho hechos que no siempre son verdaderos. Pasa con el otro, algunos lo llaman doppelganger.

—Ignoro el sentido de ese ser, pero de existir debe ser algo maligno, un heraldo del demonio. ¡Lo he visto hoy! Me visitó en mi propia casa. Necesitaba contárselo a alguien que no se riera de mí. Imaginarás que no lo comenté con Kate.

—Oye Juan, no es que crea ni descrea, es lo del dicho… pero haberlas las hay.

—¿Estás sola? No quiero volver a mi casa. Mañana debo dictar una conferencia y necesito estar tranquilo.

—Estoy con una amiga, pero ven, serás bien recibido, como siempre. Hay demasiada paz aquí, te estaba necesitando.

—Entonces tu doppelganger fue a visitarte. ¿Cómo justificó haberte conocido?

—Por internet, ¿de que otra forma? No solo me visitó, quedó de volver, dijo: «regresaré con una sorpresa».

—¿No me digas que traerá otro doble?

El día siguiente, al regreso de la disertación, mientras miraban el informativo Juan y Beatriz escucharon con asombro que Kate y un compañero de trabajo habían sido asesinados por la pareja de ésta en la casa en que ambos vivían.

Se miraron, solo había una explicación posible.

—Nunca me escuchaste mencionar un doble. ¿Está claro Bea?

—Más claro que el agua —respondió su amiga riendo— ¿sería esa la sorpresa de la que te habló? Este era el doppelganger bueno…

Ya en la comisaría frente al inquisidor detective Juan dijo:

—Es insólito que diga que yo la maté, a la misma hora que doscientas personas me veían hablar sobre un tema de mi especialidad. ¡Es de locos!

—Tan de locos que hay una docena de testigos que juran haberlo visto entrar en su casa, que escucharan las peleas y los gritos y que lo vieran salir huyendo por la terraza.

El inspector tampoco esperaba que existieran testigos que confirmaran la presencia de Juan en un sitio muy alejado y a la misma hora.

—Mire, sabemos que usted es un experto en artes marciales. Dígame como los golpeó cuando en la mañana fue por su casa, después de pasar la noche fuera. Dígame como destrozó los huesos de ambos.

—No sé ni me importa como los mataron.

—¡Ah, no! Desde cuando se llevaban mal, desde cuando está enterado que ella tenía un amante.

—Me estoy enterando de eso por usted. ¿Está seguro, o lo acaba de inventar?

Los noticieros y diarios se hicieron eco del extraño fenómeno de bilocación. “Mientras dictaba una conferencia también mató a su mujer” decía alguno de los titulares.

El periodismo también manejó la posibilidad de que Juan utilizara un doble para cometer el crimen. Los testigos aseveraron que no se había tratado de alguien parecido. Era él, el compañero, quien les había dado muerte. Estaban seguros.

La búsqueda del otro en aeropuertos, en terminales de ómnibus y tren, no dio resultados positivos. Sucedió lo mismo con las cámaras de tránsito, especialmente en los peajes de las rutas de acceso. Nadie parecido a Juan había llegado o salido de la ciudad.

Si el crimen lo hubiera cometido un doble, ¿Cómo había llegado? ¿Dónde se había alojado? ¿Cómo había salido?

Sería posible que la presentación se hubiera simulado. ¿Acaso se utilizó una técnica holográfica avanzada? Aunque hubiera sido posible también había personas que habían conversado personalmente con el disertante, que lo habían saludado, que lo habían tocado. ¡Imposible e increíble!

El propio Juan comenzó a cuestionar la llegada de su doppelganger. Tenía presente la conmoción de su aparición. Habría sido un enviado demoníaco o había sido un hecho paranormal creado por el mismo para hacer desaparecer a Kate. De forma menos dramática lo había hecho otras veces. No, él no era capaz.

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