CÓMO SOBREVIVIR EL BLOQUEO DEL ESCRITOR – Y NO MORIR EN EL INTENTO - 2/2 final
Rescatando del baúl de los recuerdos, actualizamos la secuencia de la entrada anterior. Compartimos algunas opiniones sobre cómo vencer la temida página en blanco. Muchas veces no tenemos problema en que las ideas vengan (a veces son demasiadas que abruman), pero le damos mil vueltas a todo a nuestro alrededor, que somos incapaces de poner todas esas ideas en orden y las vamos dejando a un lado por la procrastinación que es un muy mal hábito tan dañino como la página en blanco.
Si no has leído la entrada sobre cómo vencer el bloqueo, te invito que des un clic aquí.
Después de superar al monstruo que nos alejaba de nuestros proyectos, la prioridad ahora es tener un trabajo más ordenado, más productivo y que no nos abrume para no caer una y otra vez en el mismo círculo vicioso de tiempos de escritura y tiempos de cero o poco avance. La clave para todo es una muy sencilla: querer es poder.
A continuación detallo algunos puntos que pueden ayudarte a ser más productivo, y esto aplica no solo en esos momentos de debilidad. Crear hábitos sanos nos facilita la vida aun cuando todo va bien.
1- Crea una rutina
Si existen malos hábitos, también los hay correctos. La rutina es fundamental, por eso la ubicamos como primer consejo que debemos poner en práctica. Debemos establecer un horario, en el cual escribamos siempre, fijar una hora o franja de tiempo determinada, en un ambiente en donde nos sintamos cómodos, libres de distracciones e interrupciones.
A los bebés se les inicia en una rutina desde que nacen. No hacerlo creará conflictos en el niño y muchos problemas mayores para los padres que no tendrán nunca un tiempo para ellos. Desde bebé se debe crear un patrón de horarios y rutinas siempre iguales y a determinadas horas. Igualmente, nosotros debemos crearnos un patrón de acciones que hagamos de forma esquemática y regular antes de ponernos a escribir. Y así como los padres colocan en la perilla de la puerta el rótulo: “Bebé durmiendo”, debes también buscar ese tiempo sin molestias que te distraigan. Si compartes el hogar con otros, no falta más hacerles saber que estás escribiendo. O usar un rotulo imprimible (cortesía de mi blog personal) de “Escritor trabajando en el próximo Pulitzer”, no solo te alejará de las interrupciones, sino que ellos no se sentirán desplazados.
Cuando en casa hay niños pequeños la situación es todavía más peliaguda. Tendrás que acomodarte a sus horarios (penosamente si no quieres enloquecer). Escribe mientras ellos toman la siesta, están en la escuela, o juegan por la tarde, (asumiendo que lo hagan en casa y no en un parque). Tornar tu actividad a una hora nocturna que no afecte tampoco tu relación de pareja si la tienes.
2- Adapta tu lugar de trabajo
Debes eliminar las máximas distracciones del sitio donde escribes. Hay interrupciones que son inevitables. Pero otras tantas, son ocasionadas hasta a nuestra voluntad: el teléfono móvil y las redes sociales, el correo electrónico o la TV no tienen cabida. Es una buena idea que el entorno esté ordenado para no caer en la tentación de procrastinar limpiando todo o distraernos por el desorden. Por experiencia propia, utilizo una parte del día (por la tarde) a investigar. Pero por la noche cuando escribo, prefiero desconectar el internet. Muchas veces me veo tentada de buscar algo, pero si lo hago por algún lado, luego quiero ver otro foro, otro artículo, ver si hay algo “hablado” y busco en Youtube y termino viendo video de gatos. Si no tenemos dominio propio, desconectar el WiFi, el Internet, y dejar “solo llamadas de emergencia” en el celular, nos ayudara muchísimo.
3- Conoce tu motivación
Conocer y saber tus razones del por qué escribes. Si participamos en un concurso, con tema sugerido y tiempo limitado, ¿Buscamos únicamente ganar un premio? ¿Ganar experiencia? O por el contrario, somos escritores que deseamos contar una historia, para nosotros mismos, nuestros cercanos y quien sabe, si un día tenemos la fortuna de publicar. ¿Cuál es tu verdadera motivación? Muchos escriben por impulso, usan poemas para describir sus emociones y pensamientos. Otros lo hacen porque sienten que esa historia nadie puede contarla si no solo ellos, otros escriben como ejercicio de aprendizaje, o porque escribir les produce una saciedad espiritual, se conectan con un yo más profundo y pueden expresar lo que les es imposible de otra manera.
Sea cual sea tu motivación debe ser genuina. Si escribes y nunca terminas un relato por corto que sea, deberás plantearte por qué lo abandonas. Otros proyectos los dejas porque no te apasionan, les encuentras miles de defectos… si es así con todos, debes analizar en qué momento pierdes el interés. Conócete y sabrás que escritor quieres ser.
4- Escribe qué quieres lograr hoy
Y esto nos lleva a reflexionar, nuestras metas. A veces escribimos y deseamos terminar un proyecto, como sea. Sin embargo nos quedamos atascados con una escena, una frase, que no deja avanzar nuestra escritura. Si esto te ha pasado, no dejes que eso te domine. Los actores de teatro, pueden padecer de “pánico escénico”, el escritor lo padece cuando comienza a pensar demasiado si aquello está al nivel de otros escritores. No te compares con nadie. Si no logras un objetivo, debes analizar tus razones. Has una lista de tus objetivos en tu plan de escritura de hoy. Sé claro, conciso y realista. Si ayer deseabas escribir veinticinco páginas o seis mil palabras, no pienses que por no cumplirlas, al día siguiente debes escribir cincuenta páginas o doce mil palabras. Traza objetivos atractivos, pero realistas. Una gran motivación es si te tomas un “descanso” y creas la portada de tu libro. Guarda esa imagen como protector de pantalla o la foto de tu escritorio, será un buen motivador para seguir.
5- La técnica Pomodoro
Para aumentar la productividad es este método consiste en establecer sesiones de trabajos con pequeños descansos en medio. (Lo hablamos en la entrada anterior como las sesiones de ejercicio físico). Su peculiar nombre, técnica pomodoro, se debe a su referencia con los temporizadores de cocina con forma de tomate.
Los expertos recomiendan sesiones de trabajo de veinticinco minutos, con cinco de descanso. Debo confesar que cuando supe de este sistema, estaba muy perdida, así que me di a la tarea de buscar uno en la red. Aunque encontré varios, el más sencillo y descargable fue Keep Focused, que tiene extensiones para Firefox y Chrome y bloquea tu acceso a determinas páginas (como redes sociales) durante las sesiones, como una gran ventaja. Es un archivo ejecutable (yo preferí pegarlo en mi barra de tareas). Una vez que lo abres, te consulta la razón del porque necesitas esa sesión, y al darle el OK, te deja un contador sobre la pantalla. Sin importar en que página estés, siempre será visible y puedes moverlo para dejarlo en un lugar que no te distraiga. Entre las desventajas, está que no puedes programar varias sesiones, es decir, que después de trascurridos esos treinta minutos (25/5) debes volver a programar si deseas seguir trabajando y continuar usándolo.
6- Descubre cuándo eres más productivo
Todos tenemos un reloj biológico. Debes autoanalizarte cuando eres más productivo. Cuando tienes más energía o eres capaz de resolver con mayor facilidad los problemas. Averigua en qué momento eres más creativo. En mi caso particular, yo tengo muy marcado mi reloj. Soy muy activa físicamente por la mañana (tanto que no quiero estar sentada, sino haciendo algo manual como pintar una pared completa). En la tarde me siento más asertiva, por lo que estudio algo o aprendo un idioma, pero en la noche, mi mente está muy acelerada y tengo muchas ideas (capturadas durante el día) para poder tomar un tiempo para escribir. Usualmente inicio a las diez de la noche, cuando nadie va a interrumpirme. Con el tiempo que tengas libre, fuera de tus obligadas responsabilidades (estudio o trabajo fuera de casa), encuentra ese tiempo perfecto para sentarte y escribir. Crea tu rutina. Recuerda que cada tiempo invertido en tu escritura es ganancia, no hacerlo por razones equivocadas sólo creará un mal hábito. Evítalos.
7- Escribe aunque no te apetezca
Se dice que las rutinas comienzan a serlo pasados veinte días. Es decir, hacer lo mismo (de la misma forma y manera) durante ese tiempo. Mi hermana decidió bajar de peso. Intentó dejar de comer, pero no veía resultados, por lo que decidió matricularse en un gimnasio. Después de varios años de no asistir a uno, la primera semana le fue fatal. Tenía calambres, dolores, etc., pero continúo. Asiste cinco días a la semana, entre dos y tres horas diarias. Recién ha viajado fuera del país por noventa días… ¿y su rutina de ejercicios? Se matriculó online y sigue asistiendo a diario al gimnasio. Eso es una rutina. Cuando no puedes dejar de hacer lo que antes te costaba tanto.
Es importante para la rutina mantenerla todos los días. Para mí es como otro trabajo. Si estuviera en una oficina y no me presento a laborar durante tres días seguidos sin una verdadera excusa, seré despedida. Hay que cumplir con la sesión diaria de escritura. Y cuando te enfrentes a la debilidad de no saber cómo continuar o estas desmotivado… vuelve a leer la entrada anterior (guiño). Escribe, escribe y escribe. A veces no podrás escribir un capítulo, otras un párrafo, o una frase, una oración. Pero evita escribir una sola palabra o ninguna.
8 -Busca testigos
Es muy fácil dejar a un lado lo que hacemos cuando no tenemos a quien rendir cuentas. Pero si tenemos a otro par de ojos sobre nosotros: esa o esas personas que esperan que avancemos en nuestros escritos. Cuando escribimos, digamos una novela corta, relatos o una saga no infinita, podríamos pedirle a alguien que nos lea a diario o de forma continúa. Si esta persona también gusta de escribir, tendríamos que enviarle nuestro trabajo con la solicitud que ellos hagan lo mismo. (Es lo justo ¿no?). O quizá no contamos con fanáticos de la lectura (o esos amigos que nos dicen: cuando la termines quiero leerla…) Podemos recurrir a otros métodos. Un contador de palabras, que podemos colgar en nuestro blog. Podemos darles aviso a nuestros amigos por las redes sociales de nuestros avances. He encontrado a algunos suscriptores de Twitter que ellos lo hacen: “Hoy escribí 600 palabras… ¡Ramona vendió su cabello!” Es muy entretenido leer los comentarios que un Twitter como ese puede generar. Cuando alguien espera algo de nuestra parte, no queremos que piensen que somos mentirosos. Y mucho menos incapaces de realizar algo.
Para ello existe este blog, porque puedes conocer muchas personas con tus mismos gustos. Puedes solicitar voluntarios como lectores Beta, y ofrecer tus capítulos si así deseas como una serie de entradas en tu blog. Hemos creado un foro para tí. Sácale provecho. ¿Por qué no iniciar un foro de avances de escritura? E ir informando tus avances o pedir sugerencias si te sientes atascado con algo. También puedes colgar tus trabajos condensados en Google Drive y compartirlos bajo demanda, enviando un link o a través de descargas directas.
9- El tiempo vale oro
Y es muy importante que no te olvides que no puedes pasarte toda la vida escribiendo una historia interminable. (Ni siquiera la de Michael Ende fue así). Hay muchos bloguero-escritores que recomiendan el uso de calendarios. Puedes encontrar muchas entradas o post sobre cómo escribir una novela en un año (algunos osados proponen un mes). Otros gustan de proyectos como los NanoWriter y otros eligen una fecha en particular para terminar su proyecto.
Puedes encontrar en la red, diferentes calendarios para que te guíen en tu proceso de escritura. Si deseas puedes descargar el PDF que colgué en mi blog personal, mismo que preparé para ese fin: mi Calendario Universal para escritores. Como no cuenta con un año en particular, ya que es una hoja única, la puedes imprimir las veces que creas necesarias. Dale clic aquí para que accedas a su descarga.
En mi caso particular, sé la cantidad de capítulos y páginas que tienen mis proyectos. Y cuando una vez, me enteré de un concurso local, y su fecha tope era en treinta días. Nunca me presioné tanto, penosamente no logré terminarlo a tiempo, faltándome únicamente cincuenta páginas. Eran trescientas como máximo. (Y como soy de escribir mucho, necesitaba esas trescientas). Mi conclusión es que escribí doscientas cincuenta páginas en un mes. Ahora pienso en eso cada vez que me siento cansada. Estoy segura que tú también te presionaste alguna vez y lo lograste… Querer es poder.
Espero que esta entrada te sea útil, te inspire y motive a sacar lo mejor de ti, que aprendas a dedicarte a esa pasión tan hermosa como son las letras. Siempre digo, que quien ama escribir, no puede dejar de hacerlo. Descubre tu pasión, persigue tus sueños, y nunca pongas en tu boca la expresión: No puedo.
Te invito a que nos compartas tus experiencias en la caja de comentarios, será genial saber de ti. Recuerda que tu participación genera insignias que deseamos compartir contigo.
Un abrazo y hasta la próxima.
¡Nos leemos!
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Se realizó el conteo de comentarios para insignias del mes de marzo, 2022.
Es difícil por lo menos para mi establecer unas pautas y menos si son rígidas tengo mi momento escritor durante la hora determinada elegida por mi y algunos días llega esa hora y no me apetece darle a la tecla, aunque las musas estén de cara.Existen días extraños y ese, no sale ni una letra.ç
Saludos.