Siempre fue un chico especial, pues según contaban sus padres, estuvo a punto de malograrse a los pocos minutos de venir al mundo. Uno de esos niños llorones que martirizaban los tímpanos de sus progenitores a cualquier hora del día. Tal vez, fue a consecuencia de nacer una noche de tormenta y participar con su llanto en la orquesta sinfónica de Truenos y relámpagos.
Después aprendió a soñar de día y despertarse a media noche para acariciar las teclas de un piano, que dibujaba en su almohada, mientras las estrellas fugaces exhalaban un suspiro de emoción en su postrer embeleso, contemplando el constante vaivén de sus dedos columpiados por las manos.
En su pensamiento adolescente se fue fraguando una frase que le repetía con frecuencia su adorable padre: "Mañana será mejor porque lo bueno requiere de esfuerzo y mucha paciencia".
Se aficionó a hacer ruido a la hora de la comida, en el instante de sorber la sopa. Roncaba en la siesta a pierna suelta y para completar su repertorio sonoro, eructaba cuando se hacía el silencio en el ascensor. Aprendió a saltar los escalones a un ritmo diferente según las inclemencias del tiempo. Si hacía sol, aumentaba el salto con más escalones de una vez, o si la lluvia empapaba los cristales, disminuía notablemente el número de peldaños.
Tenía la boca grande, nariz respingona y una legión de granos en el rostro, con el que le acomplejaba el acné juvenil. Le encantaba llevar la contraria a sus padres, que no le quitaban el ojo de encima o le mandaban directo al cuarto para tomarse en serio las matemáticas.
Unos le llamaban el Canijo y otros el Pirata, pero él decía que ni lo uno ni lo otro. Aprendió a ser mentiroso y se emocionaba cada vez que una chica le miraba a los ojos.
Aunque no llegaba al metro y medio de estatura, lo disimulaba subido al guindo de don Galindo, un árbol milenario cuyas ramas tocaban en clave de sol, arpegios en La bemol, acompañando cada mañana los trinos de un alegre ruiseñor.
Otra de sus rarezas es que tenía un ojo vago y llevó un parche de pirata durante un tiempo, hasta corregírsele la visión.
Pero una noche de luna llena, su padre ya nunca más despertó y su madre desde entonces poco a poco fue perdiendo el color, como el abril que nos robaron confinados en el temor.
Solía ser muy reservado con sus emociones, hasta que de "otro" se enamoró. Tenía el Otro su misma cara y también idéntico mal humor, pues ambos habían crecido dentro de una análoga condición: el reflejo del espejo que la soledad unió.
A estas alturas, ríen al unísono en acordes de emoción, ahora cantan melodías y suspiran por el mismo amor. El de dentro del espejo tiene los ojos más grandes y sonríe cuando le mira con ilusión. Hasta le escucha decirle: "Estudia y serás un campeón".
Con el discurrir del tiempo, llegó a su vida el amor y de este modo, en sus viajes por el mundo, aparte de la vieja maleta, ahora también le acompaña una preciosa muchacha, que organiza sus conciertos y con quien evoca los recuerdos de un niño que podía hacer sonar un piano, que solo él veía pintado sobre su mullido almohadón.
Hola, Mario:
Discúlpame el retraso en contestar a tu amable comentario, pero llevo unas semanas bastante complicadas y no me ha sido posible responderte.
¡Vaya, lo siento! que no sea de tu agrado la prosa poética y que no te ayude a concentrarte en la lectura, quizás sea la costumbre de leer textos en prosa.
Me imagino que lo que te voy a decir ya sabes: lo más importante de la prosa poética no es narrar hechos, sino transmitir sentimientos, algo que he procurado hacer desde el inicio de la historia. Otra peculiaridad de este estilo es que no existen elementos formales.
Además esta historia la he creado con la intención de convertirla en la pieza musical que me h…
Fé de erratas, para Isan:
"si no..." ----> sino (conjunción adversativa)
¡Hola, Isan!
Discúlpame el retraso en contestar a tu amable comentario, pero llevo unas semanas bastante complicadas y no me ha sido posible responderte.
Te respondo lo mismo que anteriormente le expliqué a nuestra compañera IreneR, en ningún momento pretendí redactar un relato en prosa a secas o lo que se entiende como tal, si no una historia donde la música se antepusiera a todo lo demás, de ahí que la única forma hubiera sido escribirlo todo en verso o en prosa poética y elegí esta opción intermedia.
En fin, hay gustos para todo, como se suele decir, por tanto, respeto tu opinión, aunque no la comparto.
Sí, lo de Truenos y Relámpagos, lo acabo de corregir, me parece más…
¡Hola, José María!
Discúlpame el retraso en contestar a tu amable comentario, pero llevo unas semanas bastante complicadas y no me ha sido posible responderte.
Siempre puedes aportarme tu punto de vista, que es tan válido o más que el de otros compañeros.
Me alegro mucho de que seas músico, lo cual ya veo que te ayudó bastante a sintonizar con la música de mis palabras y captaras la idea fundamental que inspiró mi relato.
Te respondo a lo que me comentas que no entendiste: La escena del espejo trata de poner de manifiesto el doble del personaje, es decir, él mismo de mayor en la imagen del espejo y él de pequeño observándolo. Intentaré en la medida de …
¡Buenos días, Irene!
Discúlpame el retraso en contestar a tu amable comentario, pero llevo unas semanas bastante complicadas y no me ha sido posible responderte.
Totalmente de acuerdo contigo, puesto que mi relato únicamente está escrito en prosa poética, ya que intento reflejar la esencia musical que elegí como opción para inspirar mi historia, por lo que nunca he intentado reflejar lo que se entiende como un relato en prosa.
Muchísimas gracias por tus observaciones, aunque mi idea va por otro camino.
Intentaré en la medida de mis posibilidades leer y comentar tu relato.
Un cordial saludo.