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Eran las cinco de la tarde del domingo y el detective Mark Fuster se encontraba profundamente dormido. No habÃa logrado llegar a la cama la madrugada anterior, y yacÃa desparramado en un viejo sillón. Un fuerte aroma a whisky y puros inundaba la pequeña habitación. El teléfono empezó a sonar incesantemente.
―Maldita sea, quién me llama un domingo por la tarde. ―Levantó el auricular y se sentó en la cama.
―Mark siento mucho llamarte en tu dÃa libre, pero es que hubo un asesinato y el comandante me dijo que te llamara, estamos cortos de personal, y tú eras el único disponible. Debes ir a la calle Sarmientos, en el edificio de apartamentos en la zona Sur. El detective junior, Raúl Trejo, está ahà para darte la información necesaria y pidió que se le diera la oportunidad de trabajar contigo en este caso.
―Grandioso, ahora también seré niñero. Está bien, ahà estaré. ―Colocó el auricular con brusquedad y se quedó sentado allà pensando en porque no se retiraba de una vez de ese trabajo. SabÃa la razón, era el mejor haciendo lo que hacÃa.
Cuando llegó a la escena del crimen observó al detective Trejo abrazar y consolar a una hermosa mujer que lloraba. El joven detective llevaba un saco y corbata de color azul marino, y el cabello castaño perfectamente peinado hacia atrás. Al percatarse de la llegada del detective veterano, se acercó entusiasmado.
―Un placer detective Fuster, soy…
―Ya sé quién eres Raúl, vamos al grano y dime que paso aquÃ.
―La vÃctima es un hombre de cincuenta años, Ricardo Potts. Murió por un disparo en la cabeza. Su esposa, la señora Lorena Crown, lo encontró asà después de que regresó del supermercado.
Mark inspeccionó la impecable habitación. El muerto se encontraba sentado en el sofá, antes de morir tomaba un trago.
―¿Puedo saber qué hace ella aquÃ? —le increpó molesto, ÂÂ―Mándala a la comisarÃa y que espere ahÃ.
El joven se acercó a la mujer, le dijo algo, esta se levantó y se marchó sin mirar a nadie.
De vuelta en la estación pudo observar más detenidamente a la mujer antes de interrogarla. Una joven con hermosas facciones, ojos claros y pelo castaño casi rojizo. Lloraba, pero no se le veÃa ninguna lágrima.
― ¿TenÃa enemigos su esposo? ―preguntó sin quitar la mirada.
―Puede ser, era jugador y debÃa mucho dinero.
― ¿Fue usted fiel a su marido?
― ¡¿Cómo puede preguntar semejante cosa?! ―Respondió indignada. ―Claro que le era fiel, soy una mujer conocida en el barrio. Soy una feligresa entregada, también me encargo del jardÃn comunitario, incluso he recaudado fondos para la comisaria. Muchos me conocen aquÃ.
―No se ofenda solo era una pregunta de rutina. Creo que es todo Señora Crown estaremos en contacto.
Al dÃa siguiente le avisaron a Mark que Raúl, el joven detective, yacÃa muerto en su apartamento. Su compañero de cuarto quiso entrar pero la cerradura no abrÃa, asà que tuvieron que llamar a un cerrajero. Después de ese hecho, Mark Fuster resolvió el caso nominado Belladona.
Raúl fue amante de Lorena Crown, se conocieron en uno de los eventos que ella organizaba en la comunidad. HabÃan planeado fugarse juntos. DÃas de investigación revelaron que Ricardo habÃa ganado esta vez una gran cantidad de dinero en las apuestas. Lorena quiso robarlas y escapar con el botÃn. El fatÃdico dÃa Ricardo descubrió sus planes y la detuvo. Juró matar a su amante y a ella si osaba irse. Por sus conocimientos de jardinera tenÃa un frasco con Belladona, una planta sumamente venenosa. Le ofreció un trago para que se calmara, poniendo una buena cantidad en el whisky. Dándose cuenta de lo que habÃa hecho llamó a Raúl para que la ayudara. Planearon que ella se fuera al supermercado mientras Raúl le disparaba con un arma de un caso anterior. DirÃan que habÃa sido asesinado por sus deudas y ella se negarÃa a que le hicieran una autopsia.
Todo dio un giro debido a que Raúl tuvo temor cuando se asignó el caso a Mark, el mejor detective de la ciudad, por lo que llamó a Lorena para decirle que huyera sola.
En la madrugada la mujer llegó a despedirse pidiéndole que se tomaran una última copa juntos. Ella preparó las bebidas y se despidió del joven detective quien cayó muerto al instante.
Lorena Crown no llegó muy lejos. Un grupo de policÃas la esperaban en la parada de autobús y fue arrestada y condenada a cadena perpetua por ambos asesinatos.
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